Melissa Carrasco

“Desconocería la cruel arbitrariedad del lenguaje”

 

 

NUEVAS VOCES DE LA ARGENTINA
Luis Benítez

 

La potente pluma de Melissa Carrasco no atiende exclusivamente a una representación, sino que apela a variados recursos formales para disparar en la sensibilidad del lector un dilatado rizoma de polisemias. Carrasco prefiere construir la resistente estructura de sus poemarios sobre la base de la imagen bien ceñida al eje fundamental de lo expresado, en su doble condición de aportante de contenido y de proyección mucho más amplia. Utiliza la poeta imágenes que invariablemente no tienen por misión ocultar nada, desfigurándolo en dirección hacia una falsa lírica o cosmético embellecimiento, sino por el contrario vigorizar aún más la contundencia del sentido, que atropella durante la lectura ambos campos, el emocional y el conceptual. Y ello, aunque el dolor que genera en la conciencia induzca muchas veces a barrerlos debajo de la alfombra de la ceguera más tranquilizante.

Luis Benítez

 

 

 

POEMAS DE MELISSA CARRASCO

 

 

 

(de Por qué matar la poesía, Ediciones en danza, 2024)

 

 

hubo ánimo de escribir el poema universal

 

ese que nombrara a todas todas las cosas

y no dejara fuera la habitación de la araña

ni el color de ninguna gotera

 

hubo ánimo de escribir el poema universal

pero saltaron los cachivaches de la memoria

se nubló un poco la cosa de una nube clara

superpuesta sobre otra como un lente

 

hubo ánimo de escribir el poema universal

dijimos hágase el poema

y el poema nos cagó encima

 

hubo ánimo de escribir el poema universal

un poema que

un poema que

atravesara todas las formas del amor

el fuego de los deshielos

 

hubo ánimo de escribir el poema universal

uno redondito rechoncho sobrealimentado

la mejor versión del fin de los tiempos

el centro de la torta

el chiche que acompañaría nuestro apellido

una vez muertos

que hablaría de nuestra profundidad

y los pozos donde bajamos baldes

hacia ningún agua

 

un poema que se desvistiera lento igual

que el corazón de la cebolla

 

 

 

intentamos aproximarnos

 

meter el dedo indagar

pero la poesía rehusó aparecerse en

los talleres de poesía

 

hubo el ritual

hubo la invocación

“mientras haya uno o dos en tu nombre”

estuvimos de a diez

estuvimos primero con fe en el milagro

luego con desazón

y por último la costumbre

recogía los cabellos que el hecho poético

nos dejaba a modo de miguitas a ninguna parte

fue novia errante

tomó el té con los conejos sin tiempo del bosque

dijo que se iba pero siempre volvería

y nos dejó castos

y nos dejó vírgenes

se apagaba una vela en el segundo en que

otra se prendía

y mientras más grande la espera

más la resolución

se nos evaporó la pava

y nos privamos en vano de las infusiones

que pudo ofrecernos la despreocupación

de las siestas que pudieron ser álgidas

de menta y sal

una reserva absoluta

a la santita mosquita muerta del paraíso

 

crecían sus santuarios

en las instituciones

en las murallas

en casitas colectivas

donde fuimos a beber en su nombre

llenamos de botellas su animita

para que nunca sufriera

nuestra sed

de muerte

de ella

y peregrinamos toda su ruta

la de los libros

y la otra tan ignota

tan hermosa en medio de lo incognoscible

la que nadie creería si contásemos

así

nos resguardamos de su delirio

y por cuidarnos la mediocridad hizo mapas

de nuestros versos

 

 

 

digo mi nombre y algo

 

suena fuera de lugar

los nombres son un vicio

nos enamoramos simplemente

de sonidos

 

me escondo un poco para

no asustar a los escarabajos

he aprendido a trabajar silenciosa

como las arañas

y amanezco enmarañada para sorpresa

de quien me vio dormir temprana y pulcra

 

a la tarde rompo algún objeto de

vidrio o porcelana

así confirmo mi existencia por sobre

todo lo inerte

luego vuelvo a mi cama a romperme como

vidrio o porcelana

 

y es que nuestra fuerza y nuestro desgano

son divinidades torpes

como todo lo natural que no resiste contención

como las buganvilias que trajimos de la plaza

podridas antes de definir su aroma

llenas de gases para envenenarnos de noche

así mismo fue

mi fuerza quien rompió el vaso

y mi desgano la barrida

dos horas después

anémica de mirarme fucsia

fallecer entre los vidrios

 

los nombres nunca significaron

algo para mí

podría yo ser mi nombre

pero eso desconocería la cruel

arbitrariedad del lenguaje

podría yo ser la araña en mi cuarto o

la temprana que se duerme pulcra y olorosa

podría yo ser buganvilia o vaso

pero prefiero ser una divinidad torpe

de esas calladas de montaña

que sólo truenan o reverdecen según

el ánimo

igualmente hallo sangre en mis dedos

igualmente me he recogido en trozos

igualmente no he aprendido a tejer

 

creo en un modo de nombrarme sin mover la boca

creo y no espero que se me crea

cada quien escoge         supongamos

según su memoria o su preferencia

que es lo mismo

 

 

 

coleccionás libretitas

 

la que te dio tu madre cansada de verte escribir en servilletas

la que te dio tu amiga del cole hecha de cuadernos desahuciados

y cosidos por la ternura

la agenda del año pasado

los talonarios de factura recolectados fuera

de instituciones que luego te abandonarán

poemas visuales poemas de película poemas

de canciones poemas

luego de mirar los cuadros de la galería provincial

luego del casamiento del primo

luego del funeral de la tía

luego de mil momentos funestos

 

todo lo que hoy garabateás

sumida en el alcohol de la esperanza recién nacida y la revolución

se hará hondo todo un pozo

petróleo

tan definido en su oscuridad como

la muerte de los peces

tan psicoactivo

como la sustancia de tu noche madura

cambiarás el vino de la utopía por

la droga durísima del perdedor

sentirás cierto placer en ello

con el tiempo

como después de comer en exceso

y pedir el postre

 

quizá todo lo que pueda decirte hoy

sea innecesario

no puedo hacer nada

ni lámparas tengo

yo sólo aprendí el golpe de punta del zapato

contra las

yo sólo me arrastré por un camino empinado

y pude nada más que infectar el aire de preguntas

 

yo si crezco capaz te enseño algo

yo si crezco diré algo que complete esa pared de tu cuarto

donde cavilas si poner un póster

de la poeta de moda porteña

o la toallita sangrante con la cual enarbolaste

dramas tan reales como tu fertilidad

 

mejor te abrazo y te digo que yo fui vos

vestida de impaciencia en mitad de la siesta

yo fui vos en una provincia árida boqueando

-ya dije que todos intentamos-

y seguí dibujando aunque me salía mal

y seguí escribiendo aunque me salía mal

y seguí

 

no sé si algo mejor te aguarda bajo la cama

o sobre o fuera de casa

es un hambre infeliz la materia que nos habita

y así destinadas estamos a quejarnos por la eternidad

algo hay aún abierto

y no son tus poros matinales ante la belleza del resplandor

son los pájaros que en el útero se nos han muerto

es esta refinería esta excavación

que taladra hasta recolectar la miel más negra

 

 

 

Mis poemas no te servirán de nada

 

Yo hice la sentencia

cuando vi morir mi última planta

yo

supe

que la maceta no contendría a la muerte

no es capaz de irrigar fertilidad

a la matriz del durazno

no somos duraznos ni macetas

y nos comportamos como si pudiéramos

bastarnos con el rocío

que ocasionalmente nos mira despiertos

en la parada de micro

Mis poemas nunca servirán de algo

primero fueron cartitas de amor primero

primero fueron escondidas bajo un colchón primero

primero fueron escritos para ser leídos primero

luego no hubo plan todo

se redujo a la excrecencia

de la que me alimento

Yo fui mi propio submarino

y me intoxiqué tanto tanto de mí

que me agarré la bronca del mal trago

de mala mezcla

fui fractura memoriosa allí

donde no supe mantener una conversación

no supe de coherencia ni de humanidad

se me escapó la historia y nunca la busqué

dejé que el tiempo se fuese solito

como mañana de amor torcido

intenté calentar mis manos

en convicciones desesperadas

que me buscaron por las piernas

diremos que la fe no es para todos

diremos como ya dijimos lo mismo de antes

y esperaremos que nos crean

ajustaremos la rosita de raso

y otra vez repetiremos el sonido

las fugas interminables

el desdoblamiento

Mis poemas son hielo bajo la mesa

yo digo que los amo pero los uso

yo digo que hubo esfuerzo y no me cansé

no

lo suficiente

pude lamer más de su labio idéntico

pude

mirar su cíclope y nombrar al universo y su granada cayendo sobre mi cabeza

pude inventarle utilidades

pude pude

besar al cíclope sabor granada

y no

porque

mis poemas no servirán

ni a mi persona

ni a mi generación

ni a los posibles sucesores de la nada

diremos que nuestras ideas de prolongación

no son más que un espejo largo

donde nos vemos como no somos

 

 

 

(de La teta negada, 2019)

 

 

La cárcel augura un plato mejor esta noche

 

Aquí morimos en pandura.

Oigo romperse la textura final del día.

La oigo entre migajas de algún cuerpo caído entre sus premios.

Insectos frotarán sus manos, reconstruirán así sonidos anteriores

a la creación del hombre. Todo era música de ebullición, fábrica

de burbujas. Hora será aquella que menos favorezca la aparición

de luminarias celestes. Luz será la de mi calle, la de cuenta impaga

la del quiosco esquinero, periódico común de abortos y obituarios.

Olerá a herbario salvaje recolectado cuatro am por ardillas hipertróficas

de mi pesadilla más ahogada. Concebiré viscoso al poema. Nadie

podrá decir tiene pene o vagina. Imitaré a las orquídeas

en su multiplicidad. Peinaré al poema, haré que acabe

su rosa fermentada. Esta noche seré alguien que no conozco.

 

 

 

Perder es adictivo

 

Un hambre que excede lo continental.

Quiero hacer de mí una multinacional

que carcoma al universo. Rumiarlo años

y expulsarlo ordenadamente. Instalarlo

menos decolorado.

 

Fabricaré la tierra

del después. Entonces nutrirlo con jeringa.

Aquí regenerar pulmones.  Allá hidratar al riñón

y curar el reuma de sus ciclovías

en el extremo

corazoncitos

beberán de mis rodillas

el flujo de su circuito.

 

Develaré los senos para la sed de mi jauría.

 

 

 

Mi piel es la última barrera

 

Alguien toca el timbre, suceso

que trae una calma de secuestro.

Toda puerta nueva es susceptible a la acción.

Los niños reirán siempre. Los vivos también.

Mi piel es la última barrera y mientras el trajín

humedece su frente por mi acera, tengo peso de maquinaria antigua

pisapapeles sobre la cama, tengo conciencia de bosque

blando y orquesta. Tras el umbral

pierde sentido toda intimidad. Sonreímos

y ese es el tajo que decidimos no abrir en otros, tragamos

y con la lengua limpiamos sus bordes. Decimos buenos días

para no herir a los pájaros. Cruzamos en rojo con fe

en nuestro despegue y en un colapso que durará dos horas.

Mi piel es última barrera para inculpar a la humanidad

para saquear sangre de sus iglesias y beber oro de sus canaletas.

Mi piel es última barrera para florearme y vender mis edemas, reincidir

en gula y lucidez. Para robar los aguinaldos que el jefe ya robó

y despedir este año como se despide al empleado – ahora

nada es tu nombre – con la plata, incendio y botellas de vino:

la última cena de los desempleados.

 

Mi piel es la última barrera, con ella haré jirones, con jirones trenzas

una liana pensada para ingesta excesiva de frutas selváticas

y su fumigación aroma tradicional sobre cada héroe de la ciudad.

Mi piel es la última barrera. Estamparé nudillos en paredes de fracaso

hasta intimar contacto. Colgaré puños como cartas cerradas.

Mi piel es la última barrera, maquinaria de barquito enterrado en el jardín.

Cada hebra de césped se erguirá rabiosa aguantando un secreto toda estación del año.

 

 

 

(de Punta de limón, Payana Ediciones, 2022)

 

 

Tu pecho es una bolsita de agua dijiste

 

y desde entonces

ahueco mi mano para calcular el peso

constaté la presencia de un lago dormido en cada seno

 

Por momentos imitan al mar

sacudes su taza de leche tibia

azucaras la condensación para

hacer dulce de leche

 

Tu pecho es una bolsita de agua dijiste

y tu mano hizo forma de medusa o pan de huevo

amasaste para crear la ola y luego     en calma

untaste dos tostadas con el manjar

 

 

 

(Inédito, 2023)

 

 

 

es cierto

Elvis era el hermoso usurpador de talento

un patrón gringo posesivo y sensual

que murió como Sandro   inflamado y sudoroso

la boca en torcedura

casi seduce casi repugna

 

No

No vengo a hablar de pelvis

Vengo a decir que las canciones de amor

siempre

son

de desamor

cuando Elvis triunfaba

Chuck Berry vagaba por las calles

buscando laburo

¡y había hecho todo antes!

Dije dije que no venía a hablar de pelvis

estoy hablando de nuestra rareza

 

Alguien debe perder para hacer notar la victoria

Alguien debe amar menos

para que otro sepa que ama

hasta quedarse sin dientes

 

Somos eso

y nadie puede detenerse

Somos eso

y nadie debe detenerse

 

Melissa Carrasco Poeta nacida en Santiago de Chile en 1987, residente en Mendoza, Argentina, desde hace más de una década. Editora en Fractura Ediciones, e ... LEER MÁS DEL AUTOR