Matei Vişniec

Yo soy un triste compañero de viaje

 

 

 

(Traducción al español de George Nina Elian)

 

 

 

 

CHARLAS CON EL PERRO DE LA CIUDAD 

En las calles de la ciudad el perro de la ciudad
me ladra suavemente,
¿por qué me ladras?, le pregunto
estoy solo, responde,
y tengo miedo.

¡vamos a tomar una cerveza!,
le respondo
él ríe y me dice ¿estás loco?
¿qué dirá la ciudad cuando bebas cerveza
con el perro de la ciudad?

me enojo y grito: no me importa,
para que lo sepas, no me importa tu ciudad,
la detesto, la odio, estoy listo para volarla
por los aires

¿por qué me gritas?, me pregunta
el perro de la ciudad casi llorando,
¿por qué me gritas tan fuerte?

estoy solo, le respondo,
y tengo miedo.

 

 

 

DE LA VIDA DEL SEÑOR  K.

El señor K. se levantó a las seis
frió dos huevos preparó un café salió
a la calle esperó en la estación tomó

el tranvía número cuatro llegó frente a un
edificio alto entró se quedó
ocho horas hojeó algunos papeles salió

un poco cansado tomó el tranvía volvió
a casa abrió la nevera y miró en
la nevera luego se acostó en el sofá y

leyó el periódico y se durmió y mientras
dormía una serpiente salió del bolsillo
del señor K. y se comió al señor

K.

 

 

 

ELLOS SIGUEN VIVOS

rechinaron los dientes soportaron el hambre
sufrieron terriblemente de sed
y no entendieron nada

ellos pensaron hasta el final
rechinaron los dientes soportaron el hambre
sufrieron terriblemente de sed
y no entendieron nada

ellos rechinaron los dientes soportaron el hambre
solo se encontraron con personas solitarias solo

y solo fuentes ardientes
y guardaron silencio

ellos todos se alinearon en el horizonte
se sentaron en el polvo en la línea interminable
del valle

ellos siguen vivos
y nada más sigue

 

 

 

YO SOY UN TRISTE COMPAÑERO DE VIAJE

Yo soy un triste compañero de viaje:
no bebo no como no miro por la ventana
de vez en cuando saco el enorme pañuelo
y durante medio día me limpio las gafas
ahumadas

yo soy el más triste compañero de viaje:
nunca hablo en la oscuridad
mis maletas son pequeñas y cuadradas
mi gabardina es muy delgada
y se derrite lentamente en la percha

soy el más triste compañero de viaje:
solo miro la punta del paraguas
tengo cigarrillos que no enciendo
sé una historia increíblemente hermosa
que no le cuento a nadie

nunca me bajo del tren
en las estaciones, en las ciudades, en los parques
me siento terriblemente solo

 

 

 

¡BUM!, LA BALA DE CESARE PAVESE

El 21 de enero estaba pensando
en Luis XVI y, ¡puf!,
la cabezota del rey cayó
a mis pies.
De la misma manera, el 28 de agosto estaba pensando
en Cesare Pavese y ¡bum!,
la bala de Cesare Pavese atravesó la sien
de Cesare Pavese

soy un hombre malo: si pienso en la hierba,
el asesino aparece de repente ante mí y limpia
su cuchillo asesino en la hierba;
si pienso en el cielo, inmediatamente
la serpiente sale del mar y comienza a volar

todo esto me entristece
y no pienso en nada
y entonces, con un aullido,
la nada empieza a nacer
y a surgir del fondo de las cosas

 

 

 

VENTANA

Asombrado y conmovido, el pájaro
retiró su garra de mi vientre
y levantó su pico de mi cuello

me dejó ahí en la cama deshecha,
dio vueltas por mi cuarto,
y se estrelló contra mis paredes con jadeos

después de eso encontró la ventana
y pensó con asombro en la ventana:
nunca antes se había encontrado con una ventana

debería haberle dicho: ¡cuidado!
cada ventana es traicionera y endurecida, no
puedes saber a dónde lleva, a dónde te arroja

pero yo también estaba enojado, odiaba al pájaro
y no dije una palabra, dejé
que extendiera sus alas y desapareciera en el aire

 

 

 

UN PUNTO CEGADOR

un punto cegador se está estrellando sobre la ciudad
en este momento
atraviesa como un trueno el cerebro de un conductor de tranvía
corta en dos partes iguales
la vitrina, el maniquí y el precio

el punto se profundiza y se convierte en una línea recta
perfora mi muñeca
rompe mi rodilla
y desaparece en los adoquines

los transeúntes se han reunido consternados
y se turnan para mirar en mi herida
como si estuvieran al acecho por el ojo de la cerradura
están alineados uno tras otro
está oscureciendo
y a la luz de los encendedores
están mirando a través de mi herida
hasta el centro de la tierra

 

 

 

AHORA SÉ POR QUÉ

Dos delgados hilos de sangre brotaron
de los bolsillos del muerto
sí, este hombre tenía en los bolsillos
dos pajaritos que aplastó mientras caía

ahora sabemos por qué este hombre
mantenía las manos en los bolsillos todo el día
cada vez que iba a dar un paseo por el parque
le temblaban los hombros y le sudaba el cuello

lo saludábamos, y él respondía en voz baja y tierna
a veces intercambiábamos una palabra
él, con las manos en los bolsillos, torcía
el cuello de los dos pájaros

ahora sabemos por qué este hombre
nunca se quitaba el sombrero ahora
sabemos por qué siempre
le tuvo miedo a la lluvia

 

 

 

SE ACERCABA EL FINAL DEL SIGLO

Se acercaba el final del siglo y la gente
había comenzado a cerrar con llave sus puertas
y tapiar sus ventanas

había comenzado a recoger sus cosas
a empacar su ropa y cuchillos de plata
a hacer las maletas y a preparar
baúles grandes y espaciosos

había comenzado a descolgar los cuadros y
las fotografías a recoger las alfombras y las fundas
de las almohadas había comenzado a volcar las sillas
sobre las mesas

había comenzado a quemar sus fotografías y cartas
y cuadernos amarillentos con tapas marrones
había comenzado a sacar a los perros
y loros y jilgueros de sus jaulas

se acercaba el fin de siglo y el ciego
cruzaba la calle con su telescopio bajo el brazo

 

 

 

HORA EXACTA

En la calle desierta:
el caballo cojo y silencioso
en otra calle del universo: yo mismo, silencioso y asustado,
a mi pierna, encadenada,
la gran bola negra de tiempo

en el bolsillo de mi pecho:
el minutero y el horario
en los bolsillos de mi pantalón:
los números ocho, nueve y diez, uno y dos

los otros números — revueltos, enredados
salvajemente en mi sombrero la esfera del reloj
la mantengo envuelta en un periódico viejo
debajo del brazo

otras ruedas, pequeños resortes, pedales y
decenas de tornillos olvidados por todas partes
en los puños y detrás de las pesados cinturones,
debajo de la camisa mojada y debajo de la piel

el caballo pasa por una de las calles
yo — por otra calle del universo
y nunca nos encontramos

 

 

 

CANSADO Y SUCIO
Y CON LOS OJOS INYECTADOS

Sólo el perro sigue deambulando por la ciudad
cansado y sucio y con los ojos inyectados
se detiene junto al cuerpo inerte
de Anaxágoras piensa: mira,
él no quiso creer en los dioses, y ahora
está muerto

el perro deambula por la ciudad todo el día
viaja por las calles abrasadas por el sol
y piensa: ¡qué fea es la ciudad con un solo perro!
¡qué feo es el mundo que da a luz a un solo
dios
muerto!

el perro se detiene junto a mi boca
y empieza a llorar
me dice: ¡despierta, bestia humana,
parodia!
¿no ves que hace frío? ¿no ves?

 

 

 

SUS RUEDAS SE DERRITEN
A MEDIDA QUE AVANZA

Durante mucho tiempo pensé que las vías del tren
eran las huellas de un tren más torpe
cuyas ruedas se derriten a medida que avanza

durante años esperé
a que las vías del tren frente a mi casa
desaparecieran, se derritieran también lentamente,
fueran arrastradas por la lluvia y se hundieran en el suelo

pero no, es la ciudad la que se adelgazó mientras tanto
los techos se evaporaron, los puntos cardinales se agrietaron
el oído desapareció de los oídos y la vista de los ojos
nuestras mentes se contrajeron y nuestras palabras se secaron en nuestras lenguas

nadie recuerda haber visto nunca un tren
pasar por el centro de la ciudad
y si no hubieran estos dos rieles que no llevan a ninguna parte,
ni siquiera sabríamos por dónde arrastrarnos

 

 

 

UNA ILUMINACIÓN

Anoche, en el camino embarrado,
nuestro autobús se topó con un extraño animal, un animal
(dicen los especialistas)
que ya no vive en nuestro planeta

nosotros, los cien viajeros, descendimos iluminados
y hicimos vigilia junto al cuerpo mojado del animal
hasta que él, asombrado y cansado de la soledad,
estiró la pata temblando ligeramente

entonces todos vimos
que el espíritu del animal se parecía perfectamente
al animal, a la lluvia y al barro
se parecía mucho a la superficie del campo
y también tenía un parecido sorprendente
con el conductor del autobús
y con cada uno de nosotros

 

Matei Vişniec El poeta, prosista, dramaturgo y publicista rumano nació el 29 de enero de 1956, en la ciudad de Rădăuți, pero desde 1987 vive en Franc ... LEER MÁS DEL AUTOR