El mundo en el que vivo
(Traducción al español de Nieves García Prados)
EL MUNDO EN EL QUE VIVO
Me he negado a vivir
encerrada en la casa ordenada de
las razones y evidencias.
El mundo en el que vivo y en el que creo
es más amplio que eso. Y, de todos modos,
¿qué tiene de malo el quizás?
No creerías lo que he visto
una o dos veces. Voy a
decirte algo:
sólo si hay ángeles en tu cabeza podrás
algún día, posiblemente, ver alguno.
ALONDRA
¿Alguien ha visto una alondra?
La he estado buscando
durante unos cuarenta años
infructuosamente.
Solía vivir en el campo
fui muchas mañanas
directa al bosque
haciendo novillos en la escuela.
No había alondras en la escuela.
Para mí, aquello ya era una buena razón
para no querer estar allí.
Pero ahora el asunto es más serio.
Ya no hay campo, ni siquiera los bosques han sobrevivido.
Así que, ¿dónde está la alondra?
Si alguien la viera, ¿podría hacérmelo saber
a toda prisa?
LA TORMENTA MÁS FEROZ
Ayer la tormenta más feroz
que jamás he presenciado cruzó
de oeste a este, una bestia
desaliñada aullando en el cielo
lanzando granizo y hasta relámpagos
imprimiendo su fulminante
lenguaje ilegible
seguido de una carcajada verdaderamente espantosa.
Pero no. Quizás no se trataba de una risotada
sino de un aviso necesario
según parece algo que hacer con poder.
¿Qué podría ser? ¿Qué podría ser?
¿Qué crees que podría ser?
EL SILBIDO DE LOS CISNES
¿Inclinas la cabeza cuando rezas o
miras al cielo azul?
Toma una decisión, las oraciones vuelan
en todas direcciones.
Y no te preocupes del idioma que uses,
no hay duda de que Dios los entiende todos.
Incluso cuando los cisnes vuelan hacia el norte y hacen
ese alboroto, Dios seguramente está escuchando
y comprendiendo.
Rumi decía, no hay prueba alguna del alma.
Pero, ¿no es la llegada de la primavera y el modo
en el que brota en nuestros corazones una buena señal?
Sí, lo sé, el silencio de Dios nunca se quiebra, pero
¿es realmente un problema?
Hay cientos de voces, después de todo.
Y además, ¿no crees (sólo sugiero)
que los cisnes saben tanto como nosotros
sobre todo este asunto?
Así que escúchalos y obsérvalos, cantando mientras vuelan.
Toma de todo eso lo que puedas.
TRASTERO
Cuando me mudaba de una casa a otra
había muchas cosas para las que no tenía espacio.
¿Qué podía hacer? Alquilé un trastero.
Y lo llené. Los años pasaron.
De vez en cuando iba allí y miraba,
sin que nada ocurriera, ni una sola
punzada en el corazón.
Cuantos más años cumplía, las cosas que me importaban
eran cada vez menos, pero más
importantes. Así que un día rompí el candado
y llamé al basurero. Se lo llevó
todo.
Me sentí como el burrito al que
finalmente le quitan la carga de encima. ¡Cosas!
¡Quémalas, quémalas! ¡Haz un hermoso
fuego! ¡Habrá más espacio en tu corazón para el amor,
para los árboles! Para los pájaros
que nada poseen —la razón por la que pueden volar.
-Mary Oliver
Felicity
Traducción al español de Nieves García Prados
Valparaíso ediciones
Granada, España, 2016
http://valparaisoediciones.es/tienda/95_oliver-mary