Partida y otros textos
(Traducción al español de Alberto Virella)
Genio en el arte, no tuvo Sá-Carneiro ni alegría ni felicidad en esta vida. Sólo el arte, que hizo o que sintió, por instantes le cubrió de consuelo. Así, son aquellos que los Dioses predestinaron suyos. Ni el amor lo quiere, ni la esperanza los busca, ni la gloria los acoge. O mueren jóvenes, o sobreviven a sí mismos, habitantes de la incomprensión o de la indiferencia. Éste murió joven, porque los Dioses le tuvieron mucho amor.
Más para Sá-Carneiro, genio no sólo del arte sino de la innovación de éste, se juntó, a la indiferencia que circunda a los genios, el escarnio que persigue a los innovadores, profetas, como Casandra, de verdades que todos tienen por mentiras. In qua scribelat, barbar aterra fuit. Pero, si la tierra fuera otra, no variaría el destino. Hoy, más que nunca, se sufre la propia grandeza. Las plebes de todas clases cubren, como una marea muerta, las ruinas de lo que fue grande y los desiertos cimientos de lo que podría serlo. El circo, más que en la Roma que moría, es hoy la vida de todos; sin embargo, extendió sus muros hasta los confines de la tierra. La gloria pertenece a los gladiadores y a los mimos. Decide supremo cualquier soldado bárbaro, que la guardia impuso como emperador. Nada nace grande que no nazca maldito, ni crece noble que no se agote, creciendo. ¡Si es así, que así sea! Los dioses lo han querido así.
Fernando Pessoa
(Fragmento)
Selección de poemas
PARTIDA
Al ver fluir la vida humanamente,
Por sus seguras aguas, yo vacilo,
y a veces me detengo en el torrente
de las cosas geniales en las que medito.
Me encara un deseo de escapar
del misterio que es mío y me seduce.
Pero enseguida me venzo. Su luz
no hay muchos que la sepan reflejar.
Mi alma nostálgica de más allá,
orgullosa, se ensombrece entre tanto,
a mis ojos ungidos sube un llanto
que tengo fuerzas para sumir también.
Porque reacciono. La vida, la naturaleza,
¿qué son para el artista? Nada de nada.
Lo que debemos es saltar en la bruma,
correr en el azul en busca de belleza.
Subir, subir más allá de los cielos
que nuestras almas solo acumularon,
y postrados rezar, en sueños, al Dios
que nuestras manos de aureola allí doraron.
Partir sin temor contra la montaña,
ceñidos de quimeras y de irreal.
Blandir la espada dorada y medieval,
a cada instante encastillando en el aire.
Suscitar enloquecidos colores,
ser garra imperial enclavijada,
y, en una extremaunción de alma aumentada,
visitar otros sentidos, otras vidas.
Ser columna de humo, astro perdido,
forzar los torbellinos aladamente,
ser hoja de palmera, agua naciente,
y arco de oro y llamas distendido…
Ala distante sacudiendo locura,
nube precoz de sutil vapor,
ansia trastornada de misterio y perfume,
sombra, vértigo, ascensión —¡Altura!
Y yo me doy entero en este fin de tarde
a la espiral aérea que a las cumbres me eleva.
¡Loco de esfinges el horizonte arde,
pero sigo ileso entre destellos y filos!…
Espejismo cárdeno de aureolado encanto—
¡siento mis ojos volviéndose espacio!
Me extiendo, venzo, llego y sobrepaso.
Soy laberinto, unicornio y acanto.
Conozco la distancia, entiendo el aire;
soy lluvia de oro y arrebato de luz;
soy copa de cristal lanzada a la mar,
diadema e insignia, yelmo real y cruz…
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Asoma a lo lejos la bandada de quimeras…
¡Qué apoteosis inmensa de los cielos!
El color ya no es color — ¡es sonido y aroma!
Me vienen saudades de haber sido Dios…
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Hacia la gloria mayor, ¡adelante!
Mi destino es otro — es alto y es raro.
Tan sólo que cuesta muy caro:
La tristeza de nunca ser dos…
EL RECREO
En mi alma hay un columpio
que no para de balancear-
columpio al borde de un pozo
y muy difícil de montar…
-Y un niño con bata
sobre el siempre jugando…
Si la cuerda se rompe un día
(y ya se está deshilachando),
se acaba la alegría:
muere el niño ahogado…
-Por mí, no cambio la cuerda,
sería muy pesado…
Si el crío muere, dejadle…
Más vale morir con bata
que con frac… Dejadle
columpiarse mientras vive…
-Cambiar la cuerda era fácil…
Tal idea nunca tuve…
EL LORD
El Lord que fui de Escocias de otra vida
hoy arrastra por ésta su decadencia.
Sin brillo ni equipaje.
Milord reducido a vivir de imágenes,
se para en los escaparates de joyas de opulencia
con un deseo brumoso-con duda ilusa…
-Por eso mi rabia mal contenida,
-por eso mi eterna impaciencia.
Observa las Plazas, las rodea…
Quién sabe si él otrora
tuvo Plazas, como ésta, y palacios y columnas-
grandes tierras, fincas llenas,
yates surcando el mar,
montañas y lagos, florestas y dunas…
-Por eso esta sensación en mi arraigada hace tanto
de, en algún lugar, un gran patrimonio haber perdido
por eso mi deseo astral de lujo desmedido-
Y el Color en mi Obra lo que quedó del encanto…)
ANTO
Caprichos de lilas, sutiles fiebres,
encantos de Opio-Iris abandono…
Saudades de luar, timbre de otoño
cristal de volátiles y lánguidas esencias…
El paje débil de las ternuras de satén,
el friolero de las caricias lastimadas;
el príncipe de las Islas trastornadas-
señor feudal de las torres de Marfil…
7
Yo no soy ni yo ni el otro,
soy tan sólo algo intermedio:
pilar del puente del tedio
que va desde mi hasta el Otro.