Nos esconden en una cueva
DESDE QUE TE LEVANTARON
no concilio el sueño
Cuento las varas de carrizo
los listones de tejamanil
Sé que van siete alacranes
que se desprenden del techo
Pongo a prueba mi instinto
olfateo a los hombres
que me parecen siniestros
lamo la tierra
para que su sabor me diga
si por ahí pasaste
Corro detrás de una muchacha
pongo mi nariz sobre su pelo
me detengo en su mirada
para descubrir si te oculta
en los callejones de la mente
si te ha enamorado
y no quieres salir de su piel
y no te veo
Cuando pienso que no volverás
me hinco en el piso de tierra
muy cerca de la lumbre
y grito
como bestia a quien robaron sus crías
con la mirada hacia adentro
aúllo
DE NOCHE
después de la jornada
hago listas
de argumentos
que parecen verdad
de inocencias
que sugieren cinismo
de coartadas
sin dirección
ni personaje
Registro
la camioneta
plagada de huellas
el número de serie
desdibujado
los recorridos
que se interrumpen
Acumulo
la placa apócrifa
el escondrijo
los intervalos
donde los narcos
se disfrazan
Investigo
el hospital
que revienta
la oficina
bajo sospecha
el búnker de cadáveres
sin nombre
Registro
el rencor
y la burla
la cobardía
y los agravios
Vigilo
a los buitres
que me perforan
los sueños
a los buitres de traje
con la flor
de la lepra
en la solapa
Indago
la peste del silencio
porque deja dinero
porque encumbra
la del venga mañana
la semana próxima
Detecto la cruz
usurpada
la del diezmo
a depositar
en lo oscurito
Sigo la pista
a la lepra
de sotana
con casa
de seguridad
CADA VEZ SON MÁS
los que callan
los que se esconden
detrás del verde olivo
del negro encapuchado
del azul que traiciona
Cada vez más
los que nos dan la espalda
detrás de un escritorio
CADA VEZ SOMOS MÁS
las que buscamos
a nuestros hombres
en el plantío
en el desfiladero
Las que planchamos
la misma prenda
como si el contacto con ella
pudiera regresarnos
el aroma de su cuerpo
la risa que sacudió su camisa
como si pudiera devolvernos
el recuerdo de su mano
aferrada a la nuestra
aquellos días
de sus primeros pasos
Muchas más
las que esperando
cada tarde
desdoblamos
la hamaca
de nuestras hijas
Las que en el patio
donde crecían
el papayo
y el naranjo
cavamos túneles
para esconder
a las niñas
que les han crecido los pechos
los narcos las consideran
fruta
sabrosa
Somos las que al tiritar
de noche
en pleno agosto
no encontramos en el catre
un cuerpo que apacigüe el frío
Las que andamos
como muertas
arrastrando bultos
con lo que nos queda
de las uñas
que han escarbado
en el potrero
en las márgenes del río
Cada vez somos más
las ciegas de llanto
que abandonan su hogar
para ser las viudas nómadas
las sin hermano
las hijas huérfanas
de esta tierra
donde brotan
como semillas
los cadáveres
EN TORNO AL CAMPO DE FUTBOL
las garzas tiñen de blanco los laureles
El crepúsculo gorjea sobre sus ramas
Los gritos se escuchan gozosos
Gotas de sudor
salpican el suelo
Animales encapuchados
se paran frente al terrerío
Observan cada movimiento
listos para atrapar a sus presas
Avanzan a zancadas
levantan a siete
casi adolescentes
El candado de la noche
se abre la tormenta
con estruendo de cerro
desgaja
familias
ESTOY CEGADO EN ESTE GALERÓN
en el que no hay color ni forma
donde la angustia magnifica
los golpes de granizo
sobre el techo de lámina
Afuera maúlla un gato
maúlla por mí en cada herida
en cada surco
por el que escurre la sangre
por la frente
espalda abajo
el calosfrío
la gota
arde
CON LA MIRADA EN EL CAFÉ DE LA MAÑANA
por fin Cholito susurra apenas
Eran chavos como yo
niños
Llegaron de madrugada
con la alegría saltando en sus ojos
Pensaban como nosotros
que serían de los que pueden
de los que traen pulsera
y oro al cuello
puntiagudas botas
De los que llevan del brazo
a las mises de belleza
las suben en jaguares
hasta las nubes
les convidan güisqui
y azuquítar
que les meten en la nariz
para que la fantasía les salga
en la cama
en las trocas
para que a ellos les prenda
la hombría
los puños
y las palabras
sucias
como siempre
Un sorbo de café
mirada ausente
Sobre todo
los puños
y calla
El silencio es
como el peso de la yegua
que desboca
y cae encima
NOS ESCONDEN EN UNA CUEVA
comemos sobras
que nos echan
como si fuéramos marranos
Antes de salir el sol
caminamos dos horas
rumbo al campo
donde se cosecha la droga
Regresamos de noche
con un halcón por delante
amarrados uno con otro
en fila india
cuerda de esclavos