La condenada
Adelanto del libro inédito “Koyaq de las confinadas”.
(Koyaq significa diálogo o interpelación en mapudungun.
En este caso se trata de una interpelación poética hacia una poeta suicida de inicios de siglo XX).
La condenada
I
Teresa Wilms Montt, yo te nombro,
viajera condenada al silencio, te pregunto
¿Supiste de mis abuelos mapuche en las montañas?
¿Supiste de sus cantos de sus miedos?
Porque yo miro tu faz, Wilms Montt, y el reflejo
de tu alma me devuelve el reflejo
de mi alma albergando la alegría
secreta de las palabras.
Maldices poeta
y es de tal manera tu gesto que mi boca
y mis deseos levantan al unísono
preces retorciendo las visiones
como sierpes de un alma enardecida.
¡No puedes ser mala! te digo.
¡No con esos ojos! ¡No con esas manos!
La bondad del corazón desborda tu cuerpo.
¡No es el mal el que te desgarra!
La ausencia de paz en tu frente
no es un interior carcomido…
Es el siglo agonizante de humanas vanidades,
como decías.
El terreno fecundo donde abrevar la locura.
II
¿Desde cuándo no duermes?
¿Desde cuándo no duermo?
La madrugada extraña los sueños de espejos.
Llueve afuera como en Londres. Se deshace la noche.
Los truenos hacen piruetas como en el sur de Chile.
¡Cómo podria explicarte la angustia poeta
ahora que respiras en mi propio pecho!
Ahora que me hablas y te hablo en un lecho mullido
donde mi pewma se detiene
antes del instante siniestro de la respiración apagada.
Wezakepewma wezakedungun años míseros.
Tu y yo tan lejanas en los sudores de clase, Teresa,
padeciendo las mismas formas de congoja de las cosas
que han enmudecido en la ausencia del amado.
Y tú quizás sólo querías, como yo, un abrazo fuerte
eterno como la mirada de un niño.
Y luego dormir para siempre. Querías
que el dueño de ese abrazo no supiera nunca
quién eras ni qué es lo que pensabas.
Que no supiera como se amaba y como se soñaba
en esos sueños tuyos.
Que no supiera de tus miedos. Y a su vez,
supiera todo en el vértigo de tu mirada
en el vértigo de la caída.
III
¿Y la caída Teresa? Esa palabra que se repite
en el universo de las palabras que se repiten
y se repiten y se repiten y se repiten
demasiadas veces buscando olvidarlas.
La caída de un ángel rebelde
es la creación de un mundo.
Un mundo dio a luz
la caída de una Eva ingenua
y la caída de un Adán pusilánime y delator
como el corazón psicópata de Caín repitiéndose
cada cierto tiempo
cada ciertas tragedias en la historia.
O la caída más estrepitosa de Lot y de sus hijas
en una vida de sexo sin destino
o con la caída por destino
de su descendencia y todas las descendencias
por los siglos de los siglos
Como estaba escrito.
IV
El dolor santifica a las almas sublimes
y arrastra a las inferiores, decías.
¡Cuánto daría yo por la santidad de tus ojos
y por alejar el dolor de mi cuerpo!
Diluyéndose en dos lágrimas tu mirada,
perdida en las paredes o en un par de versos
escapando de tu boca.
Se te negó poeta, como a tantas, estremecerte
con las caricias, con las palabras
volverte tierra, confundirte con la noche
arder la fragua de tu alma rebelde.
La histeria, la hiperestesia, la parestesia sentenciaron
palabras garrapateadas insultando la página.
Páginas de palabras que no supieron decir tu nombre
en esa jerga insulza que escupía la ciencia y tu clase.
Mas lejana tú de los afectos de esa clase
que de sus perfumes
de sus cuerpos que de sus cortinajes y sus telas,
¡Tan lejanas tú y yo en las texturas!
Y, sin embargo, las mismas sensaciones de este cuerpo
abandonado en ESTE mundo.
V
En este mundo somos todos huérfanos de amor,
como decías,
de tu linaje Wilms Montt que te orfanaba.
¡Y tú me dices que no eres buena!
¡Y yo te digo que no soy buena!
Aunque confieso que alguna vez quise ser santa.
Que he querido escapar de mí igual que tú
del origen de la piel y de la sangre,
de la humanidad
y de la mujerez
y de la mapuchidad que a veces oprime.
Aunque igual que tú no sabré nunca
si soy mala o si soy buena o si soy santa.
Al final sólo sé que sufro
y que en cada acto humano se solaza su contrario.
Hay un vacío de alma en tu mirada
tierras sin espesura en mis palabras.
Sombras silencio memoria mapuche
reiteraciones maniáticas Poesía.
Palabras más que locura.
LOCURA más que visiones.
Ulkantun perdidos en la noche
Perrimontun de las culebras
atravesando la línea que lo separa todo.
Premoniciones en estos versos trasnochados.