Exilium
“Je cherche la pauvreté dans le langage”.
Jean-Luc Godard
Una selva amniótica donde morir
se acuna.
Poco más ocurre
en los días futuros
:
la amada insuficiencia
acopia heridas,
alimenta el juego
de la realidad.
Después amanece
en la isla verbal
:
boda,
ausencia,
mundo y página
sin deletrear.
El dios del parto
en tales modos
del frío.
A esta escena
sigue una noche de aquéllas, abierta a más noche,
por donde se mire.
La realidad infiltrada
sangra al oído de todos
y la herida supura
sin escarmientos.
No es seguro
que esa riqueza persista,
que nos expulse
de nosotros mismos.
Pasa una sombra escrita,
la ortografía
de una pasión trunca.
El poema enamorado
de lo peor.
Gran parte
de lo que acontece
en el carrusel del miedo
puede explicarse así:
hay mundos
que no favorecen
los hechos,
el jardín no es,
ni ligeramente,
el jardín.
Menos mal que,
de pronto,
un autor malherido
vuelve de ningún lugar
:
las palabras baldías
cavan su propia fosa.
Se iluminan de exilium
los ritmos graves.
Primero plano de todo:
Morder las noches
en la declinación de un viaje
alto y de ojos díscolos
y después
la carne triste,
esa impureza que sueña
sin referentes.
Así las cosas
en la jaula mortal,
noche y boca, hombre y huella, ojo, uno y corazón.
Tanto esfuerzo para llegar
a esa lengua
donde alguna vez fuimos niños
de aladas palabras.
En esa especie de cuna,
erudita y nocturna,
alguien dicta
enunciados
procaces.
Linterna mágica
para alumbrar
un hiato
inesperado
:
una hora de artista,
un odio
a los pequeños sentimientos.
La patria móvil
muy a veces,
La disonancia,
más cierta
que cualquier verdad.
Sin eso,
suntuosa no sería
la partitura,
no se amarían por dentro
las notas de agua,
buscándose el brillo
en la caverna,
la cercanía
en su espina de exilio.
De aquí a lejos,
de lejos a más,
solo andaría la noche, desapacible.
A esto lo llamamos
epistemología
del no saber.
Serie clandestina,
de un azul joven,
por donde anda Dios.
Y he aquí
que, en lugar de palabras,
llegan noticias
de asentimiento
,
testimonios que traen
sin causa y con causa,
un salmo a favor
de las odas
.
Tumba y jardín de motines
para un concierto de alrededor y luz y mundo
.
Se escuchan fuegos analfabetos
:
sapiencia pura.
Nada esperes
de las cosas mortales.
Nada
de las inmortales.
Apenas
—quizá –
un recuerdo
sin recuerdo.
La biografía
de un vestigio
de la deficiencia.
Fuera de eso,
los sustos infantiles,
sus lobos
en la declinación de un bosque
alto y de ojos díscolos.
En esta noche
de mangas cortas
el horizonte del estilo
es lo de menos.
Se sientan a la mesa
las formas rotas
del mundo,
dicen
cosas vivientes
en su mayoría tristes.
Y luego,
si luego fuera
un término aceptable,
dan de comer miguitas
a la intemperie.
Lo imposible emerge
—a veces—
bajo esas ruinas.
Se diría que ocurre
afuera del antes,
en dirección a días
y otra vez días,
que llega
como estación legible
al tablero inmóvil
de unas piezas negras.
Toca a la puerta
el alfil de agua
trayendo deberes
interminables
.
Tanto esfuerzo para llegar
a esa lengua
donde alguna vez fuimos
niños
de aladas palabras
.
-María Negroni
Exilium
Vaso roto ediciones
México-España, 2019
https://americas.vasoroto.com/