María Inés Zaldívar

“Ley de gravedad” y otros poemas

 

 

 

 

 

ARTE DE DESLIZARSE

 

Como pisando huevos

Como entrando al escenario oscuro

Como quien no quiere la cosa

con cuidado

en puntillas

en silencio

y con respeto

vaya tanteando y

poniendo los pies

sobre la superficie

de cada día

 

 

 

 

ARTE DE CERRAR UNA VENTANA

 

Cerrar una ventana sin

apretarse los dedos es

un arte

 

Cerrar una ventana y

no morir de asfixia

un prodigio

 

Cerrar una ventana y

no morir de pena

una proeza

 

pero cerrar esta ventana

con los dedos atrapados

sin huir por la puerta de salida o

de entrada y

decir adiós tras el cristal

con la mano ensangrentada

me conmueve hasta las lágrimas

 

 

 

 

LEY DE GRAVEDAD

 

Solitaria en su caudal

Caliente y fría

Húmeda y ardiente

Salada y olorosa

Serpenteante y sin tropiezo

 

es la huella que

deja en su camino

esa lágrima

que recorre tu cara

antes de caer al

vacío

 

 

 

 

NIÑA BAJO LA MESA DEL COMEDOR

 

1. Arriba

 

Tanto pariente, tantas cosas, tantas casas,

tanto empeño, tanto trabajo, tantos desvelos,

tanto embeleco sobre la cómoda, tanto papel revuelto

por todo el piso y hojas blancas y sucias con pies y

manos y labios en la solitaria pieza vecina y

tanta familia familiar reunida y ruido, y ruido y

tanta foto a color y en blanco y negro y

la familia ante todo, cuidado con las palabras y

el comentario y ese gesto procaz que los niños

uno nunca sabe, el ejemplo, el ejemplo, ¿a ver,

haber?

 

Tanto orden, tantos cuidados, tanta norma, tanta educación

tanto viaje, tanto comentario, tanta lindura, tan habilosa

tanto cubierto y servilleta y mantel con plato y copa,

tantos manjares, y fuentes y bordados en el mantel.

Tan cumplido es un encanto, un verdadero encanto y

tanto éxito, tanta fineza, tanto deber, tanto deber siempre

para que lo gocemos todos, en postales, en recuerdos,

qué responsable, el deber ante todo el deber siempre

¡qué amor, pero qué amor!

 

Tanto adjetivo, tanto adverbio, tanto grito

tanta soledad y hambre en el estómago

¿dónde está el sustantivo y la cocinera

y la cocina, para comer con las manos y en silencio?

 

 

2. Abajo

 

Una suave y pesada cortina de pestañas,

una fragante mortaja de lino en el iris,

un destello eterno de luz en la pupila,

ocultan tras un astigmatismo sagrado,

tornasol,

bastillas mal planchadas, costuras desprolijas de vestidos

avaros olores escondidos de ratas que no besan la mejilla,

geografía decadente de venas azuladas sobre lechosos cauces

y una cancha limpia por donde recién

hace un par de horas pasó,

implacable,

la hoja de afeitar.

 

 

 

 

SENTARSE, TOMAR EL LÁPIZ, ESCRIBIR

 

Caminar lento, pero caminar

Inventar un movimiento de cabeza

Levemente girar el cuello hacia atrás

Luego volverlo a su postura inicial y

Trizar la sal de las articulaciones

 

Sentir el esqueleto

Cerrar la boca

Abrir los ojos

Despejar la nariz

Percibir una tenue luz que baña los contornos

Y delinear algunas borrosas siluetas conocidas

 

Llorar de frío o de calor, no de sobresalto

Respirar, con cierta naturalidad, respirar

Transitando sobre las horas con el corazón acompasado

Entrar en la noche como el sol en alta mar

Dormirse al son de ruidos familiares

Despertando sin necesidad de tomar el antídoto

Para el veneno que trae el nuevo día.

 

Amanecer como un dedo índice saliendo de la tierra

 

 

 

 

SUEÑO DEL DURAZNO

 

Soñé que era semilla

de una olorosa pera de agua

 

Soñé que era simiente chorreante

de durazno amarillo y rojo

no de los priscos sino los otros

de esos que lo tienen pegado

y que se chupa fuerte

para desnudarlo de la dulce carne

 

Soñé que era inexpugnable

semilla corazón abrigado

dulcemente por la pulpa

en el mismo centro de la tierra

 

 

 

 

¿CÓMO SE DICE SAUDADE?

¿De qué color es sentir?
Fernando Pessoa

 

¿Cómo se dice encuentro

en una nube celeste de satín

calefacción central, chocolates

y cielo sin rumbo al amanecer?

 

¿Cómo se dice camino

en la ciudad de la lluvia y la neblina

que moja los documentos del viajero

en el momento de pasar al otro lado?

 

¿Cómo se dice hambre

temprano en el día de la fiesta

junto al patio del naranjo

con naranjas a punto de caer?

 

¿Cómo se dice sed

entre raíces trepadoras

que se beben tus zapatos

y los dedos de los pies?

 

¿Cómo se dice adiós

a la intemperie

bajo un cielo húmedo,

sin estrellas?

 

¿Cómo se dice tristeza verde,

en portugués?

 

 

 

 

INDOORS

 

Se duerme como un ovillo de lana sin teñir

en una esquina de la cama queen

como un conejo pardo de ojos rojos

acurrucada en el rincón de un potrero,

sin entender por qué el cielo es tan grande

tan bello y tan lejano.

 

 

 

 

SEDA

 

Que calce anverso y reverso, sin espacios, sin asfixias

con el roce justo y preciso de la prenda sobre la piel.

 

¿La felicidad se parece al susurro de la seda

deslizándose cuesta abajo

 

o más bien al silencio de la tela

en su sereno reposo alrededor

de los pies?

 

 

 

 

EL VELADOR

 

Mientras el reloj de cuarzo emite un leve tic, tic, tic

una mano misteriosa agita la cabeza sobre la almohada

y se menean con un vaivén las borras del inconsciente

dejando el vaso turbio sobre la mesita de noche.

 

En el silencio de lo oscuro cruje el cristal.

 

 

 

 

MICROONDAS

 

No me hago problemas con el Tiempo que pasa,

ni me hago cargo del río que fluye sin retorno

y su agua que no se bebe la misma dos veces.

 

Me aterra en cambio esperar segundo a segundo,

apoyada en el mesón contiguo al lavaplatos,

que se caliente este plato de sopa de tomates,

y oír al fin tres veces el pip, pip, pip

mientras tu recuerdo que se escurre

se congela dentro del refrigerador.

 

 

 

 

OSTRAS

Canto I

 

Me enamora la manera

cómo partes el limón

 

tu mirada

sobre la redondez

de la piel

y el cuchillo

clavado

en su líquido

corazón

 

Me enamora la violencia

de tu boca abierta

recibiendo ácidas gotas

y devorando un pequeño

cuerpo que se posa

sobre la superficie

de tu lengua y que

liso y suave resbala

hasta acariciar

tus amígdalas

 

 

 

 

GUARIDA

 

Lamentablemente, definitivamente

implacablemente, enamorarse

duele

 

Siento peso y no aire

cuando abro tus cartas

 

Mejor me encierro en el cuerpo de este tronco,

mejor aún, me encierro en el corazón

de este tronco en esta noche interminable

y respiro un aire inmóvil y sofocante

en el que solo queda el ruido del ventilador

 

Quizá al amanecer pueda ver el pasto

que brota en la llanura

alimentado por el Sol

que en la noche duerme como niño

mimado por Sagitario

 

Quizá mañana recupere la estrella

de Júpiter que asistió mi alumbramiento

y pueda ver el surco del sendero

que Venus dejó en mi destino

 

 

 

 

MOCHILA

 

¿Viste en la película La Misión cuando a Mendoza

subiendo por un despeñadero se le atora el sucio morral

entre las rocas y casi, casi, casi, se cae al precipicio, y

tambaleando decide cortar con la soga?

 

Dando tumbos hasta el mar,

suena el bulto al entrar en el agua,

allá lejos,

y una silueta avanza y respira

en la llanura

 

María Inés Zaldívar (Santiago de Chile). Es doctora en literatura, profesora, poeta y ensayista, autora de diversos libros y artículos sobre literatura. En poe ... LEER MÁS DEL AUTOR