Guardo el silencio en mi estuche musical
de NADIE, SALVO EL MUNDO
(Premio Hispanoamericano de poesía Juan Ramón Jiménez)
Elegí los domingos
para que los otros días no interrumpan
las edades que desgranan a madre
hasta dejarla en puro hueso.
La escucho no escribo nada
para no alterar el ánimo de la tarde
aunque afuera alguien cumple años
y Las Mañanitas versión Pedro Infante
despertaron temprano.
En casa se cumple años a diario
y se habla poco de los primeros muertos.
*
Guardo el silencio en mi estuche musical
pero en este país hasta el silencio canta
y se va dando tumbos como piedra
a la que le extrajeron la memoria.
Primero son relámpagos quiero decir murmurios
más tarde truenos gritos quise decir
y así hasta que Las Mañanitas de afuera
terminan en abrazo
y la herida de adentro ya no duele
y matria que sale del insomnio o de la fiebre:
“te traigo un té un pañuelo de seda
gritas como si padecieras el mal de los ausentes.”
Después se va despacio como si flotara.
*
Huésped o animal desdichado
una campana enferma
llama a los feligreses por su nombre.
“Saldré a caminar” dice matria
“duerme un rato vendrás cansado
hace años que no vuelves
ni siquiera en el sueño.”
Dormí toda la vida matria
ahora abro los ojos de más
para que en un descuido de la luz
no te arrebate el sueño.
Duermo de pie para volver mis pasos
y encontrarme de frente
al niño que arrojé a los precipicios
mientras un viento lírico
arranca el fruto terrenal de mis desvelos.
Huésped o animal desdichado
voy en sentido contrario al de mis huellas
a sabiendas que es otra nuestra historia.
*
La historia empieza el día en que el hombre
empuña un arma de juguete
y dispara a la cámara.
¿Quién transforma a la altura de marzo
la inocencia de un objeto
en máquina de aullar?
Animal de seis tiros
de los que sólo uno hizo acto de presencia.
Eso pasó después.
Ahora al terminar el brindis
la máquina hace click
y todos sonreímos en la foto.
HIJARIO
Les dije al rato vuelvo
y demoré un invierno de 20 años.
Ulises espera en su auto de juguete
lecciones de manejo
en la autopista.
Ayax
en el trampolín de una alberca
desde que el día abre los ojos.
No sé si soy el mismo
o si soy un fantasma
holograma
copia de copia
o un papá pirata.
ESTACIÓN ALZHEIMER
Tienen costumbres raras los fantasmas.
Hablan cuando nadie los ve
hacen señales a la sombra de un hijo
que arrastraron las rachas de un tornado
y se perdió en las grietas de la historia.
Llaman a alguien que solo oyen sus ojos.
En diarios del tamaño de una letra
anotan cifras pronósticos recetas invisibles.
2019 es 1920.
Pero hay otro fantasma más persistente aún:
el que borra lo escrito.
Mi madre y yo olvidamos su nombre.
Estos poemas pertenecen al libro Nadie, salvo el mundo, ganador del Premio Hispanoamericano Juan Ramón Jiménez 2020. El libro está en proceso de edición en la Diputación provincial de Huelva, España.