Fragmentos y oleajes de El mar ya no es
Haciendo gala de un lenguaje sutil, plagado de imágenes destellantes y reflexivas, Marcelo Gatica logra sortear una tarea compleja: mirar desde otra óptica el clásico tópico literario del “hijo y el padre”. Con una sinceridad entrañable y desplegando una serie de recursos poéticos filosos, esboza una bitácora poética de los últimos días del progenitor en la sala de urgencia estremece e impresiona a la vez. La experiencia personal se torna universal en las secciones que suceden a ese mar que ya no es, donde una fina ironía e inteligencia emerge para merodear sobre la física, el relato judeocristiano o nuestra predilección por el elegir el silencio como una estrategia para amasar el viento gélido. Este libro confirma la sólida escritura poética de Marcelo Gatica, dando cuenta de una voz que ha preferido forjarse precisamente desde el silencio. (Guido Araya, poeta y editor de Alquimia Ediciones).
EPITAFIO DE NAVEGACIÓN
La idea de cultivar lo mejor de las personas siempre ha
sido responsabilidad de los poetas, de los filósofos, de los
escribas, y el mundo del poder siempre ha tenido un
problema con esto. (…). Las mejores mentes de nuestra
generación están por ahí, pero la mayor parte del tiempo
se encuentran aisladas, escribiendo libros que no van a ser
publicados o poesía que nadie leerá. Se tienen que
organizar de nuevo.
Rob Riemen Para combatir esta era
Elegimos el silencio
elegimos bajar a los subterráneos
del cuerpo
de la piel
instalamos brújulas de agua por las calles
para capturar
ciertos sonidos
ciertas cadencias
ciertos latidos
de corazones
expansivos
al eco de la poesía en estado puro
en la lejanía de las luces
surfeamos en la madrugada
compartiendo horizontes
planicies azules
a través de un reino invisible
a simple vista
parecíamos indiferentes
leyendo huellas de un naufragio
en los bancos de un otoño amarillo
hipnotizados por el abismo
de una hoja al viento
aletargados por el tráfico de imágenes
ciegos por el esbozo de la luz al tacto
sordos al murmullo de los tertulianos
que hablan sobre lo justo y lo necesario del lenguaje
aparentemente dormidos por el dictado de
repetidas palabras que ya no salan
la carne
pero sabíamos que un poema
es uno de los organismos vivos
que superará la extinción planetaria de los cálculos
Elegimos un silencio desértico
un paso
un verso
un sonido de agua
elegimos la sal
amasar un viento invernal
anclado a la espalda
mientras
guardábamos
como el tesoro de un niño
la palabra mar en nuestros bolsillos.
GOLPEAR EL VIENTO COMO
ÚLTIMA TÁCTICA DE RESISTENCIA
Golpear el viento
se ha transformado en mi estrategia revolucionaria
pretendo herirlo a muerte
para ello construyo
un estado de excepción
entre el espacio y el tiempo
es decir, entre la palabra mar
y el sonido húmedo
de la ola estallando en mi cuerpo
A esta altura no son
los sacerdotes ni chamanes
los habitantes
de la orilla del viento
como diría mi profesor de Castellano
son solo
la pantalla metafísica del Espíritu.
Hay que dar con el reverso del viento
aquello ocultos que controlan
las demoliciones del agua
y hasta el precio per cápita del alma
es decir, la materia elemental del cuerpo.
Golpear el viento, herirlo a muerte
se ha transformado en mi estrategia
revolucionaria,
que estalle en mil pedazos como
las escamas
de los ojos del que lea
estos versos de aire.
PESE A LA TEMPORADA
DE SEQUÍA EN EL HORIZONTE
Pese a morder la tierra
pese a la disolución de mis pisadas
como animal extinto
antes del meteorito.
Pese a dejar los gruñidos inadvertidos
de los que mastican penas en la calle,
pese a las avenidas que se tragan el oxígeno
de ciertas estatuas de barro.
Pese a la erosión en la anatomía
de mis manos sin ríos ni mares,
en temporada de noticias falsas
cuando nuestros cuerpos son cifras
evaporadas al tacto.
Pese a la aparente temporada
de sequía en el horizonte,
salgo a cazar erupciones de luz
en el iris de tus ojos.