Manolis Anagnostakis

Llegará un día

 

(Traducción al español de Manuel González Rincón)

 

 

 

CINCO PEQUEÑOS TEMAS

 

I

En mi oculta soledad

He estrechado tu ignorancia calurosa y pueril.

He reflejado mi alma errante

En tu cándida presencia.

 

Nosotros nos amamos. Nosotros

Oramos siempre. Nosotros

Compartimos el pan y nuestro esfuerzo.

 

Y yo dentro de ti y de todos.

 

II

Mudas sombras ancladas en el embarcadero

Ojos turbios que guardaban imágenes marinas

Olas con dulce afán en su blanquísima cresta.

 

Desnudo me revolqué por la arena, pero no me sometí

Y no te amé solo a ti, que tanto me poseíste

Como amé los barcos naufragados con trágicos nombres

Los faros lejanos, las luces de un engañoso horizonte

Las noches en que solo y perdido me buscaba

Las noches en que volvía solo sin que nadie me sintiera

Las noches en que maté dentro de mí cada antigua ilusión mía.

 

III

Viejos caminos que amé y odié sin final.

Voy a caminar bajo las sombras de las casas

En las noches inevitables del retorno cuando la ciudad está muerta.

En cada rincón encuentro mi liviana presencia.

 

Haz que te reencuentre alguna vez, espectro perdido de mi anhelo

Y que yo, olvidado e indómito, camine llevando

Aún en mis húmedas manos un rescoldo tembloroso.

 

(Y así me adentraba en la noche

Sin conocer a nadie

Y sin que nadie me conociera).

 

IV

Bajo la ropa no salta ya mi corazón niño

He olvidado el amor que es solo amor

Deambulando noche y día sin hallarte frente a mí

¡Blanco horizonte del relámpago y del sueño,

He sentido que mi pecho se quiebra a tu huida!

 

Alma de mi amor vagabunda

Faca inexorable de mi anhelo

Vencedora solitaria de mi pensamiento.

 

V

Felicidad, cálida y querida

Canción inagotable en labios quiméricos

En mis brazos desnudos quiebro tu imagen

Lejana felicidad, cual la mar interminable

Caro jirón de la amarga búsqueda

Deja que escupa el veneno de tu falaz existencia

Deja que ensueñe mis muertos recuerdos

(Ola despiadada de mi juventud).

 

¡Oh alma, del ansia enamorada!

 

(de Épocas, 1945)

 

 

 

LLEGARÁ UN DÍA

 

Llegará un día en que no tengamos ya qué decirnos

Nos sentaremos frente a frente y nos miraremos a los ojos

Mi silencio te dirá: qué hermosa eres, pero no encuentro otro modo de decírtelo

Viajaremos a algún sitio, por aburrimiento o para decir que nosotros

también viajamos.

 

La gente busca toda su vida por lo menos el amor, pero no encuentra nada.

A menudo pienso que nuestra vida es tan corta que no vale la pena ni siquiera

comenzarla.

 

De Atenas iré a Montevideo y quizá a Shanghái; ya es algo, y esto no puedes negarlo

Fumamos –haz memoria– interminablemente una tarde mientras conversábamos

–He olvidado sobre qué– y es una pena, porque era muy interesante.

 

Un día bien podría irme lejos de ti, pero incluso allí irías a buscarme.

Nunca puede uno, Dios mío, marcharse solo a ningún sitio

…………………………………………………………………

El primer marzo de la guerra conocí a un fogonero inglés

Que me contó la historia completa de Sam Deylan.

“Es tarde” –me dijo al fin– “deberíamos irnos ya.

Después de todo no tienes que llorar tanto por un hombre al que mataron.

Murió en mi regazo murmurando un nombre de mujer.

Es ridículo morir murmurando un nombre de mujer”.

Su rostro palideció extrañamente. Después no volví a verlo más.

 

(de Épocas, 1945)

 

 

 

EL AMOR ES EL MIEDO…

 

El amor es el miedo que nos une a los demás.

Cuando sometieron nuestros días y los colgaron como lágrimas

Cuando murieron con ellos en penosa distorsión

Las últimas figuras de nuestros sentimientos infantiles

¿Y qué será lo que sujeta la mano que tienden los hombres?

¿Sabe apretar con fuerza allí donde la mente nos engaña

En el instante en que el tiempo se detuvo y arrancó la memoria de cuajo

Con una sofisticación descabellada carente de cualquier sentido?

(Y ellos regresan un día sin una arruga en el cerebro

Se reencuentran con sus mujeres y sus hijos ya crecidos

Van a los colmados y a los cafés del barrio

Leen cada mañana la epopeya de la cotidianidad).

Morimos tal vez por los demás o porque así vencemos a la vida

O porque así escupimos una a una nuestras nimias semejanzas divinas

Y por un instante un rayo de sol atraviesa su cerebro baldío

Como velado recuerdo de una prehistoria animal

Llegan días cuando no tienes ya sobre qué cavilar

aventuras amorosas ni operaciones bursátiles

No encuentras espejos para gritarles tu nombre

Sencillos propósitos de vida salvaguardan tu actualidad

Tedio, anhelos, sueños, negocios, engaños

Y si pienso es porque la costumbre es más accesible que el remordimiento.

 

¿Pero quién vendrá a contener el ímpetu del chaparrón que descarga?

¿Quién contará una a una sus gotas antes de que las absorba la tierra,

Antes de que alimenten el barro igual que las voces de los poetas?

Mendigos de otra vida, desertores del Instante

Buscan en una noche inaccesible sus sueños putrefactos.

 

Porque nuestro silencio es la indecisión entre la vida y la muerte.

 

(de Épocas 3, 1951)

 

 

 

AHORA

 

Ahora

Y quizá solo por un momento

–¿Qué deparará otro momento más? –

Sientes aún más fuertes y dolorosas

Las heridas de las cosas que amabas

Ya sin ninguna alucinación posible.

 

Nos vamos, y quizá al final nos engañáramos

Quizá al final nos hemos vuelto a quedar solos

Ahora que no quieres desandar el camino de vuelta.

 

Pero si hemos de morir ahora, lo sabes,

Así ha de ser, porque mañana no seremos ya jóvenes.

 

(de Épocas 3, 1951)

 

 

 

UN ÚLTIMO ENCUENTRO

 

Un último encuentro en la estéril sucesión

De reiteradas noches vacías

(Ni casualmente ni al azar)

Un encuentro, un paso en la impracticable travesía

Más allá de las inconexas lecciones de la mente

Cuando los otros se alimentan de harapos de plegaria

Añoran los confines de soluciones imaginarias

Exponen en gestos lascivos de sus cuerpos

La voluble certeza de una mórbida salud.

Un encuentro –no casual– argucia

De la muerte sin óbolo de obediencia

En la noche amarga que galopa en un eterno,

Inquebrantable, antes y después, Determinado.

 

(de Épocas 3, 1951)

 

 

 

AHORA HABLO DE NUEVO

 

Ahora hablo de nuevo como alguien que se libró de la epidemia

Visito a mis amigos: conozco a muchos que se salvaron

(«Existe siempre una salida», dije una vez

Y antes había hablado de una enfermedad desconocida –¿quién lo recuerda ya?–)

 

Han pasado los condenados días, se abrieron las ventanas

Los barrenderos retiran contentos la basura de las calles

Ha comenzado de nuevo la vida, las inscripciones en las asociaciones y las

academias

Los adolescentes abrazados en las plazas, las películas no aptas en los cines

Los anuncios en los periódicos; ha pasado ya el funesto carnaval

Se han quemado las máscaras, se olvidaron los viejos nombres

El consistorio delibera sobre cómo renombrar las calles

 

Raúl, tú me vienes de nuevo a la mente, que no llegaste a hacerte sabio

ni a debatir

A ver la otra cara de las cosas, a aprender a callar;

No era tu destino barajar conjeturas, sacar conclusiones

No era tu destino aprender tú también la aritmética de las ideas.

 

(de La Continuación 3, 1962)

 

 

 

DEDICATORIA

 

A los enamorados que se han casado

A la casa que se ha construido

A los niños que han crecido

A los barcos que atracaron

A la batalla que se ganó

Al pródigo que ha vuelto

 

A todo cuanto llegó a su fin sin esperanza ya.

 

(de La continuación 3, 1962)

 

 

 

A MI HIJO

 

A mi hijo nunca le gustaron los cuentos

 

Y le hablaban de dragones y del perro fiel

De los viajes de la Cinco-veces-bella y del lobo feroz

 

Pero a mi hijo nunca le gustaron los cuentos

 

Ahora, por la tarde, me siento y le hablo

Llamo al perro perro, al lobo lobo

A la oscuridad oscuridad,

Le señalo con el dedo a los malvados, le enseño

Nombres como plegarias, le canto a nuestros muertos.

 

¡Ya basta! Hay que decir la verdad a los niños.

 

(de El objetivo, 1971)

 

 

 

EL CIELO

 

Primero cogeré tu mano

Y palparé tu pulso

Después iremos juntos al bosque

Y abrazaremos los árboles robustos

En cuyos troncos grabamos

Hace años los nombres sagrados

Los pronunciaremos juntos

Y los contaremos uno a uno

Con los ojos mirando al cielo como una plegaria.

 

Nuestro bosque no lo oculta el cielo.

 

Por aquí no pasan leñadores.

 

(de El Objetivo, 1971)

 

 

 

EPITAFIO

 

Has muerto, y ahora tú también te has convertido en ‘el bueno’.

El hombre brillante, el cabeza de familia, el patriota.

Treinta y seis coronas te acompañaron, tres discursos de vicepresidentes,

Siete menciones por los eminentes servicios que prestaste.

 

¡Ay, Lavrendi, solo yo sabía qué escoria eras!

¡Qué falsa moneda, toda una vida en la mentira!

Requiescas in pace. No seré yo quien perturbe tu calma.

(Yo rescataré toda una vida en el silencio

A un alto coste, y no al precio de tu triste pellejo).

Requiescas in pace. Como siempre fuiste en vida: el bueno.

El hombre brillante, el cabeza de familia, el patriota.

 

No serás el primero ni tampoco el último.

 

(de El Objetivo, 1971)

 

 

 

TESALÓNICA, DÍAS DE 1969 d. C.

 

En la calle de Egipto –primera bocacalle a la derecha–

Ahora se levanta el edificio del Banco de Cambio

Agencias de turismo y oficinas de emigración

Y los niños ya no pueden jugar de tantos vehículos que pasan

Además, los críos han crecido, ha pasado aquel tiempo que conocisteis

Ahora ya no se ríen, no cuchichean secretos, no confían en nadie

Los que han sobrevivido, se entiende, porque ha habido graves enfermedades

desde entonces

Inundaciones, naufragios, seísmos, soldados con coraza;

Recuerdan las palabras de su padre: tú conocerás días mejores

No importa si al final no los conocieron, la misma lección enseñan ellos

a sus hijos

Esperando siempre que algún día termine la cadena

Quizá en los hijos de sus hijos, o en los hijos de los hijos de sus hijos

Por el momento, en la antigua calle de que hablábamos, se levanta el

Banco de Cambio

–yo cambio, tú cambias, él cambia–

Agencias de turismo y oficinas de emigración

–nosotros emigramos, vosotros emigráis, ellos emigran–

A dondequiera que viaje, Grecia me hiere, decía el Poeta[1]

La Grecia de las hermosas islas, las hermosas agencias, las hermosas iglesias.

 

La Grecia de los griegos[2].

 

(de El Objetivo, 1971)

 

 

Notas

[1] Se refiere a Yorgos Seferis.

[2] Hace alusión al lema de la dictadura de los coroneles: Grecia de los griegos cristianos.

Manolis Anagnostakis (Tesalónica 1925 - Atenas 2005) pertenece a la llamada Primera Generación de Posguerra, también conocida como Generación de la Derrota. ... LEER MÁS DEL AUTOR