Mairym Cruz-Bernal

Lo que no pueden las palabras

 

 

Hacíamos el amor en una silla

 

Hacíamos el amor en una silla

él tenía el pelo largo que me gustaba echar hacia atrás

el pelo largo que me gustaba oler

que me gustaba enredar

mientras me apretaba firme    sin movernos casi

en la silla   -es difícil explicarlo-

fue algo más que sexo

era una silla y dos personas estando

sintiéndose

el uno entrando algo que se dejaba entrar en la una

y una simple silla de madera despintada

aguantando todo el peso de dos vidas

 

de dos culpas   de dos grietas

 

un hombre que no poseía nada pero que tampoco servía a nadie

una criatura miserable y libre

fue difícil desenredar su pelo de mi vida

su pelo largo    salvaje

el velo que le cubría la mitad de la cara

y me gustaba echarlo hacia atrás

contar las astillas que le rozaban la frente

un hombre de pelo largo     salvaje

una parte de mi pasado muerto

a veces    mientras hago el amor legal

actuando en el teatro íntimo de mi cuarto

miro la silla

y pienso en la delicia que se sienta en ella

y siento que es en esta cama donde soy infiel

 

 

 

Pero qué sabrá la vida del tiempo

 

Qué sabrá la mirada del paisaje

Qué sabrán las palabras de la voz

Qué sabrá la tinta de la pluma

Qué sabrá la célula del hijo

Qué sabrá la verdad de su ficción

 

Qué sabrán las líneas de la página

Qué sabrá el amor del amante

Qué sabrá la enfermedad del cuerpo

Qué sabrás tú de mí

Qué sabrá el otro de mi Yo

Qué sabrá el badajo de la campana

 

la luz de la lámpara

el mantel de la mesa

la lengua del sabor

 

Qué sabrá el planeta de mi existencia

una pierna de un pie

la mano derecha de la izquierda

 

Qué sabrá el puente del agua

el sueño del insomnio

el payaso de la lágrima

 

Qué sabrán los arpegios de la música

 

Si nada es congruente con nada

Qué sabrá Dios si existe

 

 

 

Lo que no pueden las palabras

 

Si soy ciega

no puedo entender lo que son las cosas grandes

ni las cosas pequeñas

nunca he podido ver

mis límites son descubrir las fronteras de los escalones

para no caerme

mi infinitud la descubro con mis manos

para no tocar el fuego en la estufa

para no quemar mi falda

 

soy ciega

y nadie me ha podido explicar

cómo se siente

lo azul

 

he conocido lo blanco

cuando un anciano puso sobre mis dos manos juntas

un poquito de algodón de árbol

cuando un niño metió en mi boca

hielo y nieve

y fue un invierno largo sobre los países del norte

 

dices que es la sensación de lo infinito

y eso me parece perderme en una calle

sin bastón

en el vasto vacío de los ruidos de autos

nueva york o tokio

 

yo quiero conocer el color de unos ojos celestes

 

dicen que el cielo es azul como los besos

que el agua de mar es azul cuando se besa

oscuramente con el cielo

 

tengo una angustia de mar en mi estómago

una flor existe tallada en la piedra de mi mano

la almendra me da sabor y forma en la boca

el hombre que amo

me permite tocarlo con una nueva y húmeda luz

y sé que esa es la verdad que no dicen las palabras

 

tú que pintas y revelas paisajes y rostros

sabrás acaso qué es el azul

aparecerá en tus sueños alguna noche

 

ten piedad de mí

que he nacido ciega

mas para la revistan Alta Sol

 

 

 

Astronauta rusa

 

             Sólo el poeta tiene reloj de luna.
Ramón Gómez de la Serna    

            

mi casa mira fija a la luna

la traga para sí

adentro, ella parece rodar

como una pelota blanca

que alguna vez victorino

hizo rodar por el parquet

su luz siempre me sorprende

trágame le digo a media voz

porque ella lleva mi cuerpo por su boca

se abre para mí como una herida

 

algunas veces ella me visita a carcajadas

como alguna vez mariana riera

tirada en el parquet

niña feliz

enmarcando una oda a sus hoyuelos

esa fue la luna más feliz de aquellos tiempos

 

en los bares donde estudié la universidad de la vida

siempre dije que era astronauta y que era rusa

para evitar el you don’t look puerto rican

and what does a puerto rican look like

esa discusión una y otra vez se esfumaba

cuando finalmente me convertí en astronauta rusa

ahora la luna baja a mi casa

me deslumbra

me gradúa de astronauta

se hace herida otra vez

me traga para sí

bórrame le digo a media voz

pero ya ella me hizo puerta

me convirtió en palabra

hizo de mí un discurso

me acaricia

saca de su boca un mechón de mis cabellos

los riega sobre las aguas

nace una isla

y con la misma boca que me hice rusa

digo patria

con mi vientre de dos lunas

invoco hijo

primer disparo

trágame luna

a media voz

imploro

nace la hija

mi guerrilla

mi revolución

al aire

como tu arena blanca, luna

 

porque cuando digo cielo

cuando digo patria

cuando digo hijo hija hermano

ahí en el instante en que te nombro, luna

y bajas hacia la tierra, a mi casa

con tu anillo más brillante

soy astronauta

perdón, quise decir poeta

 

 

 

Pan de hambre

 

Yo, si tuviera hambre y estuviera desvalida en la calle

no pediría pan

sino estiraría mi mano con la hija en brazos

derramaría una copita de ron en la acera (pa’ la suerte)

y pediría un mendrugo del otro pan que me daría más hambre

 

Pan para la piedad

virgencita de la Macarena

 

Pan para la paz

 

Hambre para el pan que es de todos

 

Una manta para su cabecita

para mi niña morena

 

Pan de trigo

Pan de leche

Pan de caricias para la piel ajada

 

Pan de calzado

Para el pie huérfano

 

Pan para las tristezas con sopa de ajo

 

Pan para la boca chiquita

que llora como un susurro

 

Pan para este eco que repite un nombre

que aún no conoce

 

Pan de hojuelas

por donde lanzar el hambre

 

Cielo de pan

Manos de pan

Un canto hondo y desgarrado para mi garganta

 

Un silencio de pan para las aves

Aplausos de palomas para mi pan

para Victoria Teresa

Mairym Cruz-Bernal Poeta, educadora, editora, traductora, columnista y ensayista puertorriqueña (1963). Presidió el PEN-Puerto Rico (2008-2012). Presidió el ... LEER MÁS DEL AUTOR