Luz Mary Giraldo

El tren de la memoria

 

 

 

 

 

Nunca llegó el verdadero
y sabido nombre

 

El ave

que algunos llaman TIEMPO

se alargó en el desierto de los hombres

y cada mañana se enredó en sus ojos

 

Trataron de construir una palabra

pero faltaron piedras:

NADIE PUDO ENTENDERSE

DESDE ENTONCES

 

 

 

 

Poema con gato

 

… como una divinidad desdeñosa.
Jorge Luis Borges

 

Como el gato

el poema se niega a la caricia.

Juega

camina caprichoso

busca el lugar más elevado

salta

rechaza el sitio inhóspito

desciende

husmea

escarba

aleja la carroña

las cenizas

deja en silencio la soledad

y encuentra la palabra.

 

 

 

 

Como un centinela

 

La vida por siempre dando vueltas

y como un centinela la muerte en los rincones

llama en silencio con todo y sus gerundios:

gato lamiéndose despacio

perro ladrando en la mitad del sueño

pájaro cantando al comenzar el día

mientras tejen su tela las arañas.

 

Golpea el viento

apaga la luz en la ventana

se escucha la zozobra

y el silencio recoge expectativas.

Parpadean los hilos del asombro

y entre la soledad de un pájaro

oigo distintas formas de alegría:

pequeñas cosas que pasan en la casa.

 

 

 

 

Lezama y Proust bajo la sombra

 

Cuando me falta el aire

pregunto si Marcel

recorre su habitación

como un refugio de silencio

y escribe en las paredes

las líneas perdidas de los sueños.

O si Lezama saca del fondo del espejo

su ahogado Narciso del tiempo dorado por el Nilo

y ve caer las hojas de los árboles

como libros abiertos.

 

Pregunto si Nerval

busca en el fantasma de Aurelia

un plácido rumor de golondrina

y si en las noches Mozart

convoca el ajedrez de un piano

hasta que nace un réquiem o un presagio.

Veo una calle de memorias

veo un Aleph

los ojos

la sombra de los nombres

veo paisajes solitarios.

 

Cuando me falta el aire

pregunto si en el tiempo perdido

quedó un camino de cerezos

una copa de vino derramado

algún amor al borde de la puerta

o un girasol en la ventana.

Me pregunto si los tristes arlequines de Picasso

están en la memoria persistente

y si ese dios que sueña

baja de los altares a soplar el aliento

hasta que vuelva la vida

con su canto de ciegos

y su andar errabundo y de sorpresas.

 

Cuando se pierde el aire

tejo una colcha de voces

que vienen desde el día en que Ulises

hizo su viaje de vencer el miedo

y pasa por Werther

por Ema

por Alicia

por el nombre sin nombre

por la rosa

por la copla de Orfeo

por la danza

por la angustia secreta del infierno

por el paraíso perdido y sus delicias.

 

Y como una camaleón sobre la hierba

veo pasar las horas con el viento

y me cambia la piel

los sueños

la música es distinta

la habitación se aleja

y me trae a Marcel

a Lezama

a mi padre

a la sombra

y al cansado bufón de algún poema.

 

 

 

 

¿Canto de pájaros?

 

Sorda la vida

y este dolor de huesos rotos.

¿Por qué tan poca luz

por qué los ángeles se esconden

y corre sangre en los puntos cardinales?

 

Piden un canto de pájaros

un arco iris en palabras

nada de ausencias, cruces, miedos, ruidos.

Anestesio el dolor

lo escondo entre las páginas

abro mis ojos desvalidos

y el rojo se extiende como sábana.

 

Sorda la vida

y este dolor de huesos rotos.

 

 

 

 

Sonidos en la luz

 

En el silencio un trino o un graznido

la mirada de un hombre en medio de la plaza

el paso de una mujer hacia la ruina

un niño con ojos asustados.

 

Se enredan las palabras

atropellan

señalan la sombra:

sonidos de ese hombre

de esa mujer

o de ese niño

hilo de luz en la tiniebla.

 

En el silencio

un trino

un alarido

un hombre solo

una mujer con ojos asustados

un niño

única luz en el desierto.

 

 

 

 

La mesa servida

 

¿Quién tiende mesas para la gracia
de inútiles migajas?
Ida Vitale

 

Madre ponía las tardes de domingo

un corazón en el centro de la mesa

macetas con geranios en el patio

y la música subía las paredes:

aves de fiesta.

 

Los hermanos sentados en un lugar cualquiera

padre y sus Cantos Gregorianos

el Ave María ahoga los ojos de mi madre

se escucha en el piano Malvaloca

el sol se eleva en el viejo diccionario:

cae y se levanta en la vida

en la vida que se levanta y cae.

 

Las tardes de domingo eran de fiesta

madre ponía un corazón

los platos llenos.

 

 

 

 

El tren de la memoria

 

Como paso de tren cuando avanza cauteloso

deslizándose

aquí el puente del abismo

el túnel oscuro en el silencio

y la pradera dibujada con el pincel finísimo

al viaje de mis ojos.

 

Mujeres en los puertos con sus viandas

niños aquí y allá

y el sol ardiendo en medio de la tarde

mientras el ruido vuelve a la memoria

cuando viajar era deshacer lo rutinario

dar vuelta hacia el origen

al centro de la infancia

donde se cruza el horizonte.

 

Como paso de tren regreso con cautela

oigo y atiendo aquello que alimenta mi recuerdo

y están los pueblos

las estaciones polvorientas

la casa como un punto en la montaña

el color de las frutas en los árboles

la tierra caliente y sus olores

y la gente que sube y se acomoda

para el tránsito fugaz de no sé dónde.

 

Oigo el tren que regresa con su ruido y su sombra

lo oigo pasar

como pasa la vida

sin que nos demos cuenta.

 

Luz Mary Giraldo (Ibagué, Colombia). Poeta, ensayista y antóloga, autora de: Caligrafía de la sombra (2024), Caza de sombras (2019), ... LEER MÁS DEL AUTOR