La Fundación Vicente Huidobro felicita al poeta y director del Instituto Cervantes, Luis García Montero, y además miembro del directorio internacional de esta fundación, por ser galardonado con el Premio Carlos Fuentes a la Creación Literaria en Idioma Español 2024, uno de los premios literarios más prestigiosos de habla hispana, concedido por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta) de México.
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Luis García Montero (Granada, España, 1958). Ha publicado libros como Habitaciones separadas (1994), Completamente viernes (1998), Vista cansada (2008) o Balada en la muerte de la poesía (2016). Catedrático de Literatura española en la Universidad de Granada, poeta, narrador, ensayista, ha recibido, entre otros, el Premio Nacional, el Premio de la Crítica, el Premio Poetas del Mundo Latino y el Premio Carlo Betocchi. Actualmente dirige el Instituto Cervantes.
De nada sirven las fechas y los episodios históricos recordados si no somos capaces de escuchar en ellos el rumor de los seres humanos. La poesía de Luis García Montero ha indagado a lo largo de su obra los latidos históricos que tejen una educación sentimental. Saber lo que decimos al decir soy yo, soy hombre, soy mujer, es la clave para unir la verdad de una conciencia íntima con el tiempo que nos toca vivir, heredar y dejar como herencia. En este nuevo libro, subtitulado Breve historia del mundo, elige el camino contrario y busca en los hechos históricos el rumor de vida y muerte, de amor y odio, de soledades e ilusiones colectivas, que define nuestra intimidad. Más que nunca el poeta es un romántico ilustrado o un optimista melancólico que se enfrenta a las trampas del posmodernismo, el mal y la renuncia en favor de una segunda oportunidad: un gran relato lírico y cívico capaz de sostener las apuestas de la razón y los derechos humanos.
Cabo Sounion
Al pasar de los años,
¿qué sentiré leyendo estos poemas
de amor que ahora te escribo?
Me lo pregunto porque está desnuda
la historia de mi vida frente a mí,
en este amanecer de intimidad,
cuando la luz es inmediata y roja
y yo soy el que soy
y las palabras
conservan el calor del cuerpo que las dice.
Serán memoria y piel de mi presente
o sólo humillación, herida intacta.
Pero al correr del tiempo,
cuando dolor y dicha se agoten con nosotros,
quisiera que estos versos derrotados
tuviesen la emoción
y la tranquilidad de las ruinas clásicas.
Que la palabra siempre, sumergida en la hierba,
despunte con el cuerpo medio roto,
que el amor, como un friso desgastado,
conserve dignidad contra el azul del cielo
y que en el mármol frío de una pasión antigua
los viajeros románticos afirmen
el homenaje de su nombre,
al comprender la suerte tan frágil de vivir,
los ojos que acertaron a cruzarse
en la infinita soledad del tiempo.