Gatos bajo la noche del sol
TERMONUCLEAR
¡Yo no tengo nada que ver con una bomba!
― Lise Meitner
I
Somos hijos de la gravedad,
y del corazón
nos hala una mano
hasta la cárcel de nuestra habitación.
Nos amontonamos con los ojos cerrados
mientras un veneno baja desde el sol.
Al final seremos motas inestables.
II
Una gota cae sobre mi pupila
que a la escala correcta es un océano
desbordado en relámpagos de agua.
Entonces corremos en direcciones desordenadas
dejando cuajos de humanidad tirados en las calles;
crecen formando copias huérfanas
de nuestro antiguo yo,
y se postran temerosos en galerones de egoísmo.
Bajo este nuevo orden teórico, echan a andar otra vez
chocando entre todos
y se repite el sin sentido.
GATOS BAJO LA NOCHE DEL SOL
Desde las alturas
Helios gobierna
los escombros del reino humano.
Bajo la noche del sol
solo una gata y sus cachorros
retan al silencio.
DRAGÓN ROJO
Estando tan encerrados, todos
a lo completo de la nación,
decidimos comprar una mascota exótica
porque sí.
Un dragón rojo
nos pareció una opción atractiva.
No entendíamos su lenguaje
ni sus comidas, menos el instructivo
o si necesitaba de alguna vacuna,
irresponsables como afición
al menos le sacábamos colectivamente a pasear;
así, largo de varios kilómetros
lo sosteníamos a ras de la tierra
sin que se escapara hacia la estratosfera.
LA CORTE DE HELIOS: ACUARIO
A Ileana Romero
No vengo del polvo ni de las mutilaciones óseas.
He ascendido en una burbuja
desde el fondo de una laguna
que es la pausa para el torrente.
DEVORADOR
Como tributo a la soledad,
un día Helios
se comerá a la poesía.
Y tras este acto de glotonería
se convertirá
en el dios del silencio.