Formas de sufragio universal
PALO ALTO
This is the winter of the hardest year
Kenneth Rexroth
Vine a pasar contigo el fin del mundo
y no pasó absolutamente nada.
Quiromancia en las manos del paisaje.
En la espalda del sol, acupuntura.
*
Año nuevo.
Por el carril bici circulaba la savia.
No daban sus ramas a torcer aquellos árboles.
*
La barrera separa los dos mundos.
Walk: monotonía.
Stop: desolación.
*
Alquilaron el cielo a los sintecho.
Por caminar descalzos
les pidieron el carro de la compra.
Por dormir cada noche a pierna suelta
solamente pagaron con sus sueños.
*
Esquiva, escurridiza, equidistante
de la tierra y del árbol,
squirrel no es lo mismo que esquirol.
De ardilla solo tiene
un instinto de prisa en el hocico
y cierta compulsión por las bellotas.
El tamaño es exacto, idéntica
la forma de los dientes.
No le hacen justicia las palabras.
*
Estética y cosmética.
No te muerdas las uñas,
pero muérdete
las uñas antes que la lengua.
*
Profetas de sí mismos.
Visten de camuflaje. Se camuflan
detrás de los arbustos.
Los delata
un transistor ruidoso casi siempre,
a veces solo el ritmo de la respiración.
*
La salsa barbacoa
adereza el domingo en los suburbios.
Huele a rayos: se acerca una tormenta.
Huele a demonios: lluvia ácida.
*
Un negocio redondo:
darle la vuelta al mundo
para volver al punto de partida.
Un éxito rotundo:
la globalización es entropía.
*
El conductor ensaya la lección
en el autobús.
Un violín no es igual que un GPS,
pero puede llevarte donde quieras.
*
Pon manos a la obra,
las barbas a remojo,
los pies en polvorosa.
No te vuelvas
corazón en un puño,
no te rindas de tripas con razón.
Escribe
con la mano en el pecho y los pies en la tierra.
Es decir,
anda con ojo, mira
la superficie de este mundo.
Que a tu cuerpo le llegue la camisa.
Que la sangre te llegue a la cabeza.
*
El invierno de nuestro desconcierto
en el año más crudo.
Sobre los cables del tendido eléctrico
rebatían las alas:
signos de puntuación del optimismo.
MEDITERRÁNEOS (2)
El mar como una puerta giratoria.
El cerrojo del mar. El mar donde naufragan
los romances moriscos y los campos de almendros,
la lámpara de aceite con siete extremidades.
El mar abierto al sol del Nuevo Mundo.
El mar por el que entran Calibán y Atala,
la patata, el cacao, la viruela,
los cigarrillos rubios, el cultivo transgénico,
la limpieza de sangre y la libra de carne.
Sale bisutería y entra oro.
Derogado el principio de Arquímedes.
Bienvenido el teorema de Pitágoras.
Entran los que salieron, los que no llegarán
a buen puerto, los de las mil
y una
noches a la deriva.
Ellos heredarán las branquias de la tierra.
Ellos descubrirán el mar Mediterráneo.
Desembarqué en las Indias. Fundé Guanahaní.
Puse nombre a las cosas
porque no tenían nombre.
Los enseñé a rezar porque no tenían fe.
Les entregué mis sueños porque no tenían nada.
Perdí el norte magnético.
Gané la eternidad.
MEDITERRÁNEOS (6)
Otro mar bajo el mar:
un mar de plástico.
Alquitrán en las plumas, pecas en las escamas,
un tatuaje de henna
en el caparazón.
Suelen quemar las naves
y no dejan más rastro que un reguero de azufre.
El mar, la caja fuerte.
Sucursal del océano inagotable.
El viento ya no sopla a su favor.
Desembarqué quién sabe. Fundé
la confusión. Hablaban una lengua
de signos uniformes.
“Hoy es tu día de suerte”, me dijeron.
“Acabas de llegar al mar Mediterráneo”.
EL MAL DE QUIJANO
Un país de barberos.
Patria de mil exilios,
tierra para el destierro,
imperio donde nunca
llega a ponerse el sol que más calienta.
Un lugar que ha sembrado
molinillos de viento en los parques eólicos
y que ha vendido el suelo, la sed y la cordura
por la primera línea de un discurso
con vistas al vacío:
de la meseta al cielo,
del golpe de batán a la industria textil,
del vino peleón al red, red wine,
de Clavileño a Iberia.
En la quema de libros
salvaremos la Biblia y la Constitución.
Una plegaria, un voto:
dos formas de sufragio universal.
Pero a ti nada de esto te interesa,
superhéroe e hidalgo,
hijo de Cide Hamete,
ciudadano del mundo.
Yo también
sé quién soy.
COMPRO ORO
La joven de la perla ha empeñado
la perla.
Gargantillas de reinas y diademas de vírgenes,
aureolas de santos a mitad del martirio,
fabulosas sortijas de señoras de alcurnia
y turbantes y piercings de pintores flamencos.
Ahora el escaparate del nuevo prestamista
anuncia su fastuosa mercancía
pregonando comprar lo que en realidad vende:
la corona de Isabel la Católica,
el collar con la b de Ana Bolena,
el anillo de pescador de almas
en la lánguida mano de un presunto Inocencio,
la perla de la joven
sin la perla…
Todo para llegar a fin de mes.