Luis Bagué Quílez

Formas de sufragio universal

 

 

 

PALO ALTO

This is the winter of the hardest year
Kenneth Rexroth

Vine a pasar contigo el fin del mundo

y no pasó absolutamente nada.

 

Quiromancia en las manos del paisaje.

En la espalda del sol, acupuntura.

 

*

 

Año nuevo.

Por el carril bici circulaba la savia.

No daban sus ramas a torcer aquellos árboles.

 

*

 

La barrera separa los dos mundos.

Walk: monotonía.

Stop: desolación.

 

*

 

Alquilaron el cielo a los sintecho.

 

Por caminar descalzos

les pidieron el carro de la compra.

 

Por dormir cada noche a pierna suelta

solamente pagaron con sus sueños.

 

*

 

Esquiva, escurridiza, equidistante

de la tierra y del árbol,

squirrel no es lo mismo que esquirol.

 

De ardilla solo tiene

un instinto de prisa en el hocico

y cierta compulsión por las bellotas.

 

El tamaño es exacto, idéntica

la forma de los dientes.

 

No le hacen justicia las palabras.

 

*

 

Estética y cosmética.

 

No te muerdas las uñas,

pero muérdete

las uñas antes que la lengua.

 

*

 

Profetas de sí mismos.

 

Visten de camuflaje. Se camuflan

detrás de los arbustos.

 

Los delata

un transistor ruidoso casi siempre,

a veces solo el ritmo de la respiración.

 

*

 

La salsa barbacoa

adereza el domingo en los suburbios.

 

Huele a rayos: se acerca una tormenta.

Huele a demonios: lluvia ácida.

 

*

 

Un negocio redondo:

darle la vuelta al mundo

para volver al punto de partida.

 

Un éxito rotundo:

la globalización es entropía.

 

*

 

El conductor ensaya la lección

en el autobús.

 

Un violín no es igual que un GPS,

pero puede llevarte donde quieras.

 

*

 

Pon manos a la obra,

las barbas a remojo,

los pies en polvorosa.

No te vuelvas

corazón en un puño,

no te rindas de tripas con razón.

 

Escribe

con la mano en el pecho y los pies en la tierra.

Es decir,

anda con ojo, mira

la superficie de este mundo.

 

Que a tu cuerpo le llegue la camisa.

Que la sangre te llegue a la cabeza.

 

*

 

El invierno de nuestro desconcierto

en el año más crudo.

 

Sobre los cables del tendido eléctrico

rebatían las alas:

signos de puntuación del optimismo.

 

 

 

MEDITERRÁNEOS (2)

 

El mar como una puerta giratoria.

 

El cerrojo del mar. El mar donde naufragan

los romances moriscos y los campos de almendros,

la lámpara de aceite con siete extremidades.

 

El mar abierto al sol del Nuevo Mundo.

El mar por el que entran Calibán y Atala,

la patata, el cacao, la viruela,

los cigarrillos rubios, el cultivo transgénico,

la limpieza de sangre y la libra de carne.

 

Sale bisutería y entra oro.

 

Derogado el principio de Arquímedes.

Bienvenido el teorema de Pitágoras.

 

Entran los que salieron, los que no llegarán

a buen puerto, los de las mil

y una

noches a la deriva.

 

Ellos heredarán las branquias de la tierra.

Ellos descubrirán el mar Mediterráneo.

 

Desembarqué en las Indias. Fundé Guanahaní.

Puse nombre a las cosas

porque no tenían nombre.

Los enseñé a rezar porque no tenían fe.

Les entregué mis sueños porque no tenían nada.

 

Perdí el norte magnético.

Gané la eternidad.

 

 

 

MEDITERRÁNEOS (6)

 

Otro mar bajo el mar:

un mar de plástico.

 

Alquitrán en las plumas, pecas en las escamas,

un tatuaje de henna

en el caparazón.

 

Suelen quemar las naves

y no dejan más rastro que un reguero de azufre.

 

El mar, la caja fuerte.

Sucursal del océano inagotable.

 

El viento ya no sopla a su favor.

 

Desembarqué quién sabe. Fundé

la confusión. Hablaban una lengua

de signos uniformes.

“Hoy es tu día de suerte”, me dijeron.

“Acabas de llegar al mar Mediterráneo”.

 

 

 

EL MAL DE QUIJANO

 

Un país de barberos.

 

Patria de mil exilios,

tierra para el destierro,

imperio donde nunca

llega a ponerse el sol que más calienta.

 

Un lugar que ha sembrado

molinillos de viento en los parques eólicos

y que ha vendido el suelo, la sed y la cordura

por la primera línea de un discurso

con vistas al vacío:

de la meseta al cielo,

del golpe de batán a la industria textil,

del vino peleón al red, red wine,

de Clavileño a Iberia.

 

En la quema de libros

salvaremos la Biblia y la Constitución.

Una plegaria, un voto:

dos formas de sufragio universal.

 

Pero a ti nada de esto te interesa,

superhéroe e hidalgo,

hijo de Cide Hamete,

ciudadano del mundo.

 

Yo también

sé quién soy.

 

 

 

COMPRO ORO

 

La joven de la perla ha empeñado

la perla.

 

Gargantillas de reinas y diademas de vírgenes,

aureolas de santos a mitad del martirio,

fabulosas sortijas de señoras de alcurnia

y turbantes y piercings de pintores flamencos.

 

Ahora el escaparate del nuevo prestamista

anuncia su fastuosa mercancía

pregonando comprar lo que en realidad vende:

la corona de Isabel la Católica,

el collar con la b de Ana Bolena,

el anillo de pescador de almas

en la lánguida mano de un presunto Inocencio,

 

la perla de la joven

sin la perla…

 

Todo para llegar a fin de mes.

 

Luis Bagué Quílez (Palafrugell, 1978). Vive en Mutxamel, es profesor en la Universidad de Murcia y crítico literario en Babelia. Sus últimos libros de poema ... LEER MÁS DEL AUTOR