Luis Armenta Malpica

Versiones acústicas sobre un hecho atómico

 

 

 

Versiones acústicas sobre un hecho atómico

 

1.1   revelación   (aleatoria

de sangre y de saliva)

 

Yo no era el indicado

para leer el diario: lo escribió un pequeñín

que me ha crecido el cuerpo y rebajado

el alma

al punto de una ausencia que se toca y se va

como la incertidumbre.

Y no tiene principios ni valor

aunque sí disciplina para dejar su sangre

lo más quieta posible

cuando duerme. Y revela su amor

en todo el aire que se le vuelve espuma

y casi lo ahoga. Tanto suda

esa estatua de sal

que hay mares que han desaparecido

entre sus manos. Camisas

extraviadas en un solo botón que nadie arranca

que ninguno se anima a descubrir

(pareciera dibujado al crayón por Ben Kimura).

Y yo lo tengo. Pero me borra

el miedo. Esa aleación de uranio

que tiene en un principio

el abandono: rosa

que resguardara Saint-Exupéry

debajo de un sombrero. Boa

que en una curvatura desprende sus escamas

para dejar la espina

entreabriendo

los párpados.

 

 

 

1.2   Las hebras del deseo  :

su luz por todas partes

 

Yo no era el animal

ni era la piedra.

Apenas una luz que irradiaban dos ojos

de un verde perturbable. De un arder

por abrirse.

También

ese deseo de piedra y animal

que nos envuelve

en su hongo más lejano…

ensordecemos

silenciamos la luz

y somos eso

anterior al poema:

 

El mundo que recibe

una flor

(una letra)

de uranio enriquecido.

 

 

 

1.3   Para los que van a tocarse

es el infierno   ( + )   roza

 

La suavidad

del hombre cae

en gota

minúscula y estalla

después de una canción

un poema

de exponerse ante el mundo

en total aridez

y en círculos distintos

sobre la curvatura

de una espalda luminosa de miedo

porque detrás de un dedo

hay un botón que inicia

la cuenta regresiva.

 

El amor siempre ha sido la víctima

primera del poema: empero se levanta

de sus propias cenizas.

 

 

 

1.4   Todo comenzó : cuando vi [mos]

que el amor era una gota de agua

 

Lo más blanco de mí se esparce en estas páginas:

sus migajas no tienen la firmeza de la piedra

ni las alas del ángel.

 

En la hoguera se quedará

tu nombre.

 

Será sólo un relámpago.

+

Será todo      mi mundo.

 

El silencio que no puede ocultarse

ni en la nieve.

 

Eso era.

 

Cuando de tanta nieve sólo nos quede el agua

te ahogarás en nosotros.

 

 

 

 

Versiones encontradas en un misil cualquiera

 

1.5  El diario empieza aquí

a orillas del incendio :

 

Mishima y sus caballos desbocados buscan salvar Japón

aunque su propio ejército deseara

la derrota de Hirohito. Otra

voz: ese mismo

Mishima confesando a su máscara

su fe por Caravaggio

su ardor por la inmundicia

y esa música en el Tokio de los años sesenta

nos expone la cara y el envés

lo indebido y sagrado

del incesto.

 

 

 

1.6   Marca de cruces  ::  en el rostro

y el infierno (una copia exacta)

 

Se estira la memoria en el reloj

al dar las 08:15

y comprobar que nada se mantiene

como lo recordábamos.

Una rosa no es una rosa no es

la alterada Gertrude ni la rota

Beatrice. La copia de nosotros (exacta

en el azufre) ha debido explotarnos

en los ojos. Miramos esa música

que baja desde el trueno. Su soledad magnífica

naranja como un gas

que todo lo derrite.

 

Este mundo que muere

al recibir del hombre

a su propio hijo.

 

 

 

1.7   El arca  :  del amor

en ambos animales

 

La tierra se prolonga de rosa en rosa

y el aire, de paloma en paloma

nos señaló Altazor

en su segundo canto.

Así que en esa jaula de tus ojos

la mirada se debatía entre el bosque y el mar

(delgada línea roja)

o mi cruz y tu cara.

 

Yo sé quién tirará del botón

de la rosa (ese color prohibido)…

conozco la inmundicia de otro cuerpo

que desata el deseo al levantar

su axila y despojarse de un perfume

a lavanda y en el cual la madera

es parte de esas arcas

en las que deposito mi edad

y mi futuro. Con ambos animales

se completa la fila de bisontes caballos alces ciervos

búfalos y mamuts

de mi caverna. Salen

encabritados todos

cada vez más escasos

a invadir el presente y a rumiar las heridas

que hemos santificado

en nombre de Lascaux y de Combarelles.

 

En cambio, me horroriza Altazor

con su paracaídas. En medio

de un estrépito celeste

en lugar de caer hace que caigan

todos los asteroides

que en rosas y palomas aguardaron

su lugar en el arca. Lo llama

a-r-m-o-u-r

pero ni deletreado deja de aparecer

como una marca de equipo deportivo.

Llama que sin armour

adjudica su luz (lejos de los relámpagos)

a un contratiempo. No deja de recordarme que G.I. significa

asunto o suministro del Gobierno.

Ni Albert Einstein

o Alan Turing podrían descifrar el enigma

complejo de Altazor.

A cientos de años

luz de aquellos animales

que son imprescindibles justamente porque saben volar.

 

Me inmoviliza por parecido a mí.

Aunque lo que me falta

es el paracaídas.

 

 

 

1.8   La verdad es una espora

:  el aire  +  en círculos :

 

Tal vez padezco de mitosis

porque creo en el amor

como verdad humana:  a-m-o-r

nunca más separado de su naturaleza

(sea piedra

pan

sea rosa)

aunque al caer

en círculos

concentre en cada línea

esa separación que dio origen al bosque

y relega las aguas al Mar Rojo.

Yo creo en el aire que nunca roza mi ojo

y cuyos lagrimales reseco día con día.

En esa transparencia sin eco

que atraviesa la piedra

al golpear mi mejilla.

 

En lo que no podría creer

es en el espejismo : un oasis :

el amar inventado por detrás de los ojos

que me arroje a los círculos de Dante

sin alguna plegaria.

 

Soy un hombre de fe

y creo en la curvatura del relámpago

 

(aunque al igual me extinga

su estallido).

 

 

 

1.9   El plutonio que esparcen

las alas del que asciende

 

Ha llegado el momento

[usted ya no está aquí]

de suponer

aunque sea unos instantes

que estamos en el poema

en sus círculos amplios

con nuestros puros huesos.

El sueño los sostiene

y es un canto

(la “Fanfarria para un hombre común”)

nuestra sobrevivencia.

Digo nuestra y entonces caigo

en cuenta que no me queda claro el animal

filacterial y viudo

a cuya sangre apelo

por cuyo semen abro del todo

mis costillas de arena. Digo

dos

y aparecemos tres

en caravana

intentando cruzar el ojo de la aguja

[inserte aquí un camello].

 

Yo sé que un espejismo es este diario. Unos le llamarán

parterre o Paraíso o jardín japonés

si no sobrevivieran más flores que las rocas.

A quien le sobre cielo

que agarre su plutonio enriquecido

y nos eche a perder esta parte de amor

a la que hemos llegado.

 

 

 

 

-Poemas incluidos en Enola Gay (Vaso Roto, España, 2019)

Luis Armenta Malpica Es poeta, ensayista y director de Mantis Editores. Expremio de Poesía Aguascalientes (1996), Premio Jalisco en Letras (2008), Premio Nacion ... LEER MÁS DEL AUTOR