Lengua TransaAtlántica
Apología del virus Whang-19
Es cierto, tendremos que lamentar
muchas muertes
incluso la mía o la tuya o la de alguien querido
y además no sabemos despedirnos
–la lancha que emprende un viaje largo
parte de madrugada
y a esa hora las flores no han madurado–
Sin embargo,
la peste es una antorcha que enciende los tiempos
yo estaba cuando la negra enfermedad
en el año mil trescientos veintiocho
la gente decidió gozar como loca con el cuerpo
después de mil años
comer exquisiteces siempre, incluso en la cuaresma
y no tenerle miedo a los perros de los reyes
que cuidaban los caminos con los colmillos prontos.
Nadie hacía caso ya de las procesiones
ni de los aullidos a Dios
por el contrario
corríamos al campo para recordar viejos rituales
donde se bebía vino
fuera de los templos
y se tenía sexo
a pleno día sobre el pasto
mientras Bocaccio escribía su Decamerón.
Así la peste negra diseminada por las ratas en las grandes ciudades
es considerada como causa del Renacimiento
y el fin del gran teatro tiránico y feudal
los pobres campesinos habían decidido
tomar sus picas y terminar con las promesas
de otra vida mejor en el cielo.
Piensen querides humanes
cuantos nuevos pensamientos
y formas de vida
podría traernos el virus de Whang.
De Interregno (inédito)
Hojaldre, 2.
Porto la rama y la raíz, los injertos extranjeros,
los botones encendidos de las rosas más ricas
los hijos son semilla, letra pequeña que
cae para brotar entre los rizos de un terrón cualquiera
la uña de la tierra terruña y terraja por pintada y postiza
vuelvo a las metáforas de las cosechas esas viejas de
mierda rica que expulsa el ano sacro de aquél que retorna
cultura es cultivar y no queda otra que golpear con el hacha
en la frase dura, la frase hecha.
De un sueño de inviernos y santuario la memoria es un monte foráneo
entre las tapas el título del principio y capillas
libros que estrían nuestros mares con los monstruos del abismo bíblico
asciende el rumor de oleaje que lleva la sangre
la sangre es blanca es el mar y mis tíos baten con sus dientes insurrectos
los remolinos acechan desde la inercia de los giros
pero vienen hasta mí las muchachas, las niñas torcazas
y arrancan sus plumas en mis piedras
dejan sus corazoncitos en el óvalo de las ofrendas, el libro incompleto
para que no ofenda en la muerte para que la vida sea en la plenitud de
una cresta de mar, una red que devana sus telas y
muestre el aire en el lenguaje
y más aún que promesas
buscarán mis dones.
De Poemas romanos (2019) Ediciones de la Viaraza, Montevideo.
Lengua TransaAtlántica.
Palabra,
espuma que efervece
en el ruedo de las olas
y en la caducidad del día
antes de preñar de terracota el otoño
y el rojo animal que va quemando las hojas
cuando la tinta de la noche arde en las voces
que venían solitarias en sus caballos dormidos
por laderas rigurosas donde la última guitarra
mudaba el pozo del cielo por caminos tendidos
en las rayas de la mano
el impulso seminal de todos los abuelos
el mapa ignorado, la estrella de la que partimos
un día lejano sobre el Atlántico coronado
como estampida quemándose en impulso del viaje.
Anduvimos fugitivos
las horas se abren solas, rosas muriendo en sus óvalos
y caen con un estremecimiento
el polvo imperceptible que rige en la tierra
y el espacio es todo tuyo como el aire de las aves altivas
y en las ciudades los rascacielos
arena y piedra apiladas sobre sueño y sufrimiento
y la calles creadas en el colmo de un paisaje romántico
donde espera tu destino
como una mujer que se ama una vez y se abandona
en la huella del exilio
pues la tierra es tan honda hermano y los pies son tan ligeros
que trazan una palabra para leer desde los techos
tu figura constelada,
el vuelo que te ha tomado como a su materia dormida
y tal vez ahí la última voz te diga inexorable
hasta los umbrales ocultos donde la palabra sellada
te ofrezca su secreto.
De La Tela Maga (2018) Juana Ramírez Editora, Buenos Aires.
Lengua RaZ
Mi lengua tiene sabor a cuchillos viejos
armada hasta los dientes vino rasgando el aire
no le bastan sus estepas y ha cruzado estos mares
con una Biblia y un sayo, con sus pies franciscanos
sus ríos buscan los peces,
y nombrar la nueva tierra y a sus faunas fantásticas
sedientos son los desiertos
de mulitas, pastizales, llanura yerma y pradera:
mi lengua santa.
Mi lengua tiene sabor a bahía solitaria
con el viento como entraña y en la urbe sin memoria
es un monje la muralla
de mi lengua extranjera, senda de los soldados, segundones y verduleros
de los presos de España
caballera sin landa
empapada de la océana sus sílabas se empluman en serpiente
ofrenda de sangre india mi espada abre una garganta,
recuerdo la hundida Atlántida:
mi lengua asesina.
En estos paisajes sin propiedad privada
mi río una voz cascada
igual a la de un gaucho en la desolada costumbre
que se abre al fogón en una noche colmada de estrellas
que rabian en las notas bajas y agudas
y discurren suavemente por cañadas y maizales
y mueren en los rancheríos donde los perros ladran
amargando mi garganta agua de yerba mate
gorjea secamente por las zanjas de las ciudades
va conmigo al destierro:
mi lengua solitaria.
Mi lengua moría en la guerra y luego resucitaba
mi lengua y su resistencia toponima de la tierra
en yacaré y chicharra y musical travestida
labia de cinco mares, luenga al ras y lengua larga
de lamido sensual y ardiente en los canales
susurra su exilio entre islotes de sarandíes
y por el río se arrastra toda la sangre incendiada:
mi lengua mestiza.
Inunda las raíces recién enterradas
híbrida melodía hace a hablar mi lengua
pitangas de Urunday y mármoles de Carrara
un día mintió traicionera– pero eso estaba escrito
en el horóscopo nativo que un día llegarían
los dioses tan altos como caballos en llamas
y darían calaveras a cambio del oro vulgar:
mi lengua dorada.
1.FuegO
Los hombres no son de barro
no son de sangre ni es maíz su carne ondulando al sol
brillando en la disolución de las horas
que desgrana la gloria de sus aceites
en la misa que los amantes prometen
para adorar en los altares de la muerte flamas de ensoñación.
No es roca el cuerpo
por donde despeña la saliva
una catástrofe de placer
e inunda tu hueco varón
la ribera del desasosiego.
No es de lagos la metáfora de la tristeza
no somos de luz
que enciende el logos y rueda en el mito
hubo inundación devorando la selva de la lengua
arrastrando las víboras las ramas y los cadáveres
fluye su viaje de musgo y loto que busca comulgar a la estrella
si refulge detrás de los nombres
en un fotograma que incluye la materialidad del mundo.
No hay seda ni espinas, no hay amor
que desmonte a tus potros subidos al viento
puro deseo aguijando los nudos
desatándose ahora
en este tugurio que te ha tocado como vida.
Sólo Elafonissi es real
y su degradé de azules
tantos azules que aún no fueron en un bautismo
ésta su alumbración que dice y celebra
sin saber de su misterio
homenaje la voz como una trenza de primavera
y blasfemia como una copia de todo lo que es fugitivo.
Sólo el silbo del viento en el infinito del olvido
y el alféizar por donde el rayo del sol equilibra
sus ganas de suicidio.
Todo mar arrastrando imágenes invertidas
luna asomando por la noche de su palabra
Elafonissi.
De Taurolabia (2012) Ediciones Lo que vendrá, Montevideo.
Nacimiento
Tampoco tuvo huellas la palabra
virgen, silenciosa, en el vacío
si encarnada en sangre se cuerpea
en minutos, delineada, del suplicio,
que pasa.
Apariciones, rubíes en la noche violada
y amasada en carreteras desiertas
pasa una sombra entre las cuerdas
un dedo y la vigüela en la llanura
a punto de tocarla.
Tierra en la lengua, tierra desmadrada.
Desnuda aparición de la palabra
precipicio es el silencio
atrás de la garganta campanea
ritmando las valvas crustáceas del habla.
Una perla abrupta por molestia
entre licor y estridencia que murmura
nació insultando su pavor de arena
de aparición, de ojo vivo, de testigo.
Del tiempo una novia y su hacha.
De Garza en garza. (2009) Ed. Botella al mar, Maldonado.