Contra todo pronóstico
Celebración
Sueñas
que despiertas en otra ciudad
Registras la madrugada
sin que nada impida tu desvelo
Sueñas que tienes una patria
que alguien se alegra por ti
por tu semblante
por tu acento
por tu corazón limpio
tu prudencia
Repites tu nombre
con un vértigo de murciélago
como quien va a colgarse
antes de morir
y besas con veneración la cruz
que te regaló el abuelo
Haces lo que nunca, jamás
y casi siempre has hecho
– sueñas la ciudad en que te sueñas –
Es una ciudad carnívora
aúlla dentro de la casa
Sabes que sueñas lo que sueñas
para que no te rodee con sus garras
otra ciudad
que despierte
y celebre
el mismo sueño antes que tú
Lo que fue ciudad
En el principio,
creíamos que la ciudad albergaba señales
gorriones en los cordeles
letreros
banderines
Nuestros cantos subían a las nubes
y en la vieja estación
un tren silbaba la esperanza
por los rieles
donde corríamos como niños
bajo la fría llovizna
Yo me inventaba una historia
de aquellos tiempos
de quienes dijimos ser,
y como espiral
que se corta en las esquinas
ya solo quedan recuerdos
De repente,
alzamos unos muros
se hicieron más altos, más grises
infinitos
jorobas de asfalto en alambradas
y amargos alaridos de sirenas
Tú mirabas por las pequeñas ventanas
y decías:
hay ciudades que encienden la añoranza
Y yo, quebrando en tus aristas cierta luz
miraba la única dirección de nuestra calle
Una ciudad de horror se levantaba
Desde entonces,
herrumbrosas nuestras piernas
caminaron otro tiempo
tras los pasos de aquellos
que cantaban
sobre los secos hedores de las alcantarillas
Contra todo pronóstico
El aire escogido es como un hacha
para la carne de nuestras maderas
y el colibrí las traspasa
José Lezama Lima
Ser cubano es llevar a cuestas una isla
Más allá de los despojos
puñados de piedra
calor
hambre
locura
llevamos la noche en los huesos
Somos la herencia de la soledad y del fuego
La algarabía del mar
que recorre los cantos
sin simulacros de estirpe en decadencia
Sobrevivientes de quienes nos dieron un nombre
de los que creyeron que Cuba era un planeta
¿Cómo mantener sin romper los cristales
el dulce sueño sobre la mísera corteza?
Sobre el ruido de palabras que ensordecen
juzgan otros
– con sus manos deformes –
pequeñísimas cargas de alas ciegas
¿Cuánto pagar de sobrevida?
Contra todo pronóstico
ajenos al nombre que nos dieron,
la isla sangra
Aún la llevamos a cuestas
Encrucijada
a AMV,
en su andar presuroso por la vida
Corres sobre la ruta
zigzagueante
de la misma montaña
para que el aire frío
golpee tus rodillas
Llevas en tu rostro la luz
como un signo de paz
o de sentencia
y, en tus ojos,
el dardo de la nostalgia
o la afrenta de un conquistador
Corres, corres, corres
hasta llegar a la encrucijada
que dilata en tu sangre
un bosque
un eco
un aluvión
Sabes que al final del camino
está el invierno,
el misterio febril de la lechuza
el crepitar ansioso de los jabalíes
Corres, corres, corres
y emprendes el trayecto
de regreso a la casa
donde fraguas el tiempo
[cerca de la chimenea]
y estiras tus piernas
para sentir que la vida
forma parte de todo
Línea de sueño
Voy desprevenida hacia la luz
sin inventarme
Llevo prisa
Tiemblo
Fantasmas coloridos
en el pasado de los trenes
despiden mi mirada de musgo
Un cúmulo de estaciones
alborea el canto lunar
Centellea la noche
su abanico de humo
Me distancio
de un rostro aciago tras la niebla
A lo lejos, quejidos de silbato
La muralla rasga el sueño
con su fino precipicio
es el fin transfigurado
en la quietud de mis puentes
Aparezco corpórea
suspendida en el origen
en mi mujer dormida
Al nombre habitado me someto
Cuando dicen tu nombre
(… ) alguien dice tu nombre
– es un libro abierto y habla de un héroe
anónimo, por cierto (…)
Blanca Varela
Cuando dicen tu nombre
el aire queda bocabajo
no hay voz grave
ni caliza entre los dientes
Dibujado está tu nombre
en los retazos
en los vinagres negros
Curtida la alabanza
en tus arterias de guerrero
Vetusta heredad
Mientras cruje un muro esclavo
en sus contornos de barro
en sus maderas
un caballo es sediento animal
Un Nadie huye
de la dirección del viento
de los dioses
del oleaje
de la casa
Cuando dicen tu nombre
alguien teje
Fin de la noche
Detrás de la muerte
hay figuras ordenadas
Historias de humo en los espejos
Un asombroso fuego
en la ilusión de los círculos,
de tu vientre al lecho
abrasado por un dios estéril
Es el fin de la noche
de lluvia adormecida
en el nacimiento del hijo
inasible
y tan cerca de tu sangre
Un blues para el otoño
Hay un silencio grande
He despertado
y estoy frente a una puerta
Voy a tientas por la casa
Hablo con la casa
mientras descubro
el oscuro espacio
donde abro otra puerta
El silencio es grande
y es sordo
Sobre el sofá un disco de Ma Rainey
es un espectro que me acecha
He puesto el tocadiscos,
la aguja gira sobre Run away blues
Estoy sola
y está sola la casa
Escucho a Ma Rainey
Escucho a Ma Rainey
Afuera, el viento anuncia
el devenir de un cambio de estación
bajo un farol moribundo
He cerrado las puertas
Aunque el sol brille en la mañana
con ese blues
se quedará el otoño
Juego inocente
Un hombre habrá de situarse
a la distancia del bosque
y del aserradero
(me he obsesionado tanto
con su inocencia en esta página)
No hay nada que temer
Reescribo:
Un hombre habrá de situarse
a la distancia del bosque…
y una mujer copulará con él
hasta hacerse fugaz entre los abedules
Escribo un verso limpio
Escribo un verso limpio
para no decirlo
Le dibujo un sol
que envuelva la noche
y me desnude las sombras
y una lluvia me salve
Que la muerte no me encuentre
ni siquiera en sus plazas
Que no escuche un sonido
naciendo
como una palabra tierna
No deshojará la flor ni los periódicos
Irá junto a mis huesos
para condensar el tiempo
y seguir alimentando a las palomas