Sin rumbo fijo
(Traducción al español de George Nina Elian)
SIN RUMBO FIJO
Fuego de zarza seca, sin memoria.
Más allá, un anciano recogiendo ortigas,
olvidado de Dios y hambriento. Más
cerca, acecha el “devorador del mañana”.
El anciano es uno de los cientos de depositarios
de la historia del lugar, historia
no escrita pero soportada, que desaparecerá en el estómago
del devorador del mañana, a
la luz y al calor del fuego. Sin pérdida. A
la luz y al calor del fuego
sin memoria, encendido hoy por el anciano para preparar una comida de ortigas.
Fuego de zarza, que no tiene conciencia de pérdida
irreparable, por el que nadie
llora cuando se apaga, ni siquiera las cenizas. El único digno de lástima es el anciano,
no adaptado hasta el día de hoy a la maldad absoluta del
lugar — listo
ahora para reabsorberse dentro de sí mismo, juguetonamente
y sin rumbo fijo.
TANTO ESFUERZO
Se tropieza, corre y vuela de un lado a otro como
puede, incluido en dimensiones
cósmicas ciegas, y sonríe. Pronto no será más que polvo. O
sueño. Moldea una figura de cera de sí mismo
que perfora con agujas. La figura representa al enemigo
a vencer. Él es su propio enemigo. Es
una carga total de maldad… ¿Alguna
vez se adelgazará, se refinará?
Permaneció desconsolado en una situación discreta. Naturaleza conservadora…
Se mira a sí mismo con incredulidad. Salió al pequeño pueblo. “¡Aquí está
entre nosotros otra vez!, ¿Se queda mucho tiempo?” “Tan
poco como sea posible.” “¿Qué va a hacer?” Se encoge
de hombros. Tiene la capacidad de
destruir lo sobrenatural, ve ángeles. Además,
al final del período de reclusión, le crecen alas…
¿De verdad él cree que todo el mundo es estúpido? Muchos malentendidos
tienen que ver con la ciencia espiritual. No se le puede creer. Su orgullo
está herido, sólo el pensamiento libre lo consuela.
Es una pena que se desperdicie tanto esfuerzo… “Estaba a
punto de irme cuando Usted entró” —
escucha. “Pero no fui yo…” Oscila entre uno y otro,
aprovecha estas rivalidades:
corre y vuela, de aquí para allá, como puede, “no parece
haber un final en ninguna parte”.
DE LO CONTRARIO, HUBIERA RESULTADO MAL
Estamos buscando un propósito. Aquí
es donde suben los buenos caminos: ¡no les des
la espalda! No son caminos, son
barcos — para
lo mal. Que todo lo que tiene un final también debe tener
un comienzo aquí, en el Mar Negro, a nivel cero, ¿verdad? Estamos temblando
en la terraza de la cabaña Fântânele, en la montaña Ceahlău, ¡mira
la perrita del árbol roto!, te dije que aparecería, dices y nos la muestras
en el valle. Esa perrita está amamantando a una niña, dice
el chico de la cabaña llegando con su caballo cargado de
sacos de comida y tirado por la cadena. La madre quiere convertir a su hija
en bruja, “para que pueda volar por encima de los árboles”. Y
añade para sí mismo que no presta
ni un fuego. Te preguntas: ¿para volar con la perrita? Bebes
vino caliente con pimienta
de una taza grande, yo mordisqueo un chocolate amargo — en
honor a la reaparición del sol negro. Pensando
lo mismo. Después de encontrarme con los sepultureros en la puerta de la montaña —
de lo contrario, hubiera resultado mal. Ahora podemos
volver a casa
en paz: vimos desde arriba bastante de lo que no vimos.
ALMA INGENUA
Me di la espalda a mí mismo, ya no sigo
adelante — celebro el 1 de Mayo (un día que cayó
del cielo un jueves) en casa,
a la cuadra. Solo, con una botella de vino tinto de papá frente a mí,
no pienso en nada, mientras el resto
del mundo se divierte en todas partes, en masa, “como en el comunismo”,
es una emoción indescriptible, son 25 grados
a la sombra, es un logro… Bebo, disfruto el vino en
la boca, ¡qué aroma! Miro por la ventana:
las acacias han florecido, es bueno, ¿el apocalipsis personal
fue pospuesto? Aquí, donde la luz interior permanece prisionera.
Coincidencia: cuando me hago esta
pregunta, recibo un SMS alentador de mi sacerdote
en el norte del país, algo telepático, se me
sube el pulso, veo a una mujer desnuda dando vueltas por un campo de cáñamo,
¿no es eso el diablo? Estoy tentado a darle
un saludo benévolo… Debería al menos haber ido al parque hoy,
dejar de cuidarme y de
gemir tanto… Debería haber encontrado al menos algo en lo que perder el tiempo y olvidar
que todavía estoy aquí, pero no…
Ya no siento lástima de mí mismo, ya no merezco nada, me iría a la cama,
pero ¿y si no me despierto? Soy
un alma ingenua.
POBRE MELANCOLÍA
Es todo un juego de interferencia más profunda,
formado de un día para otro y del que resultarán algunas de sus
nuevas apariencias. Tal vez.
Esta vez, le sale mal. No todo lo que piensa se une
y se conecta. Algunas cosas, una vez mezcladas, se destruyen entre sí.
Él ya no tiene ese sentido de la realidad de antaño. Ahora camina
sin rumbo, no tiene con quien hablar, ya
nada importa, lo mejor sería bajar
aquí. Lo recuerda como si fuera ayer: viniste
en carruaje, te bajaste tímidamente, con el velo sobre tu rostro,
temblando. “Pero mis brazos te protegieron”.
Él está inmerso en sus imágenes
y sigue su camino, ¿por qué debería detenerse? ¡Pobre
melancolía! Lo hace marear. ¿No podría
sentir más? El tiempo de exaltación ha terminado, ahora
sufre de impotencia. Nada nuevo…
Cuando llegó allí, el Domingo de Ramos, reconoció de inmediato
el interior, el amor, el camino a seguir hasta
el final de los tiempos — pero él no deseaba admitir
todo esto, ni celebrar con un
baño de sangre la conquista de Jerusalén. Ni que lo enviaran
a casa con su expediente de enfermedad, con
sus salas de lunáticos y el uso del tiempo de los médicos… Él
no es una de esas personas habladoras que no dicen
nada mientras se confiesan.
A LA INGENUIDAD
Él es de los que recogen la fruta cruda. Tiene bloqueado
el plexo solar desde hace una semana. Perdió
incluso su última esperanza de llevarse el gran premio a la ingenuidad.
Mastica su desgracia. La desgracia, el plexo
solar, el gran premio,
la fruta cruda — teniendo, sucesivamente, en orden decreciente, un sabor agrio,
amargo, ácido, astringente y rara vez dulce.
Ha perdido todo sentido del humor y ahora repite:
“Las bellezas del mundo me entristecieron más
que su fealdad”. Que el mal gusto y la mediocridad
del catador crítico siempre salen victoriosos (¿hasta dónde
se extienden sus territorios?)
¿Hasta cuándo? De momento, todos los gustos, hasta llegar
a los intestinos, son reconocidos por el alma. ¿Pero
a qué precio?
EN MISTERIO
Tumbados en el campo de canola floreciente y de olor
dulce, ambos amarillentos
después de hacer el amor — “porque por el lugar por donde fluiste tú, color
amarillo, cuando saliste de la tierra, yo también
fluiré desde ahora en adelante”. Desarmados y sin ímpetu,
amenazados por este lugar divino, donde
ya nace un nuevo
sufrimiento, si lo piensas. Se acercan el reloj de pulsera
a la oreja derecha. ¿También escuchas el sonido? “Un
sonido inmanente”… Eso los hace estremecerse.
De todos modos, el tiempo pasa, llama su atención. ¡Pero dejemos
de pensar! Después de tantos
esfuerzos inútiles, hoy, por fin, están satisfechos
de haber permanecido juntos. Después
de cavar trincheras uno contra otro, erigieron muros
con torres de vigilancia y reunieron suministros en previsión
del asedio. Porque el campo de canola los ha
envuelto en misterio…
IDO CUESTA ABAJO
Estoy enfermo otra vez. Todo el líquido crudo que hay en mí se drena
por mis fosas nasales y estornudo
sin cesar. No tengo nada más que hacer: estoy esperando
agotar mis recursos y perderme en
lo desconocido ante mis propios ojos. Ojos que arden.
Siento ese desmayo, cuidadosamente estudiado,
anterior a nuestra era. Miro por
la ventana y envidio, pero no demasiado, a los que
pasan por la calle despreocupados,
sanos, felices, enamorados, ¿no? Todo el mundo
tiene un propósito, yo no; así nací: estúpido, sin
propósito; toda mi vida he estado tratando de construir
uno, para unirme al mundo. Todo lo que logré hacer
fue sentir constantemente lástima por mí mismo.
Ahora que soy viejo, ya no me importan las consecuencias: todo lo que
es líquido en mí está fuera de
control y va cuesta abajo (tal vez Dios logre dar el golpe final)…
Envuelto en esta oscuridad. Listo
para perderlo todo. ¿Qué honor? ¿Qué gloria?… Puso ambas manos sobre mi cabeza:
“No debes dar importancia a estos
acontecimientos”. Tomé
la mano de mi padre y la besé.
A LAS PUERTAS DEL MONASTERIO
¿Soy predecible? A mi edad, soy de los
mañosos. Veo la cabeza de Miguel como la torre de una iglesia de
la Edad Media: Monasterio Dealu. ¿Miguel
el Valiente*? Él: el ataúd de la derecha, en la entrada. Tantas cabezas
cortadas, tantas traiciones en el amor. ¿Cómo sabes
que es su cabeza? Me concentro, la saco
del ataúd y la instalo en el techo, en lugar de las torres, la
reconozco, la muevo a veces a la izquierda, a veces a
la derecha, más adelante, más atrás, a veces es demacrada, a veces
apenas cortada, en el techo de la iglesia la sangre corre
por la cuneta, la cabeza abre los ojos, mueve los labios,
pero no la escucho… Vengo aquí y pido por misericordia
para recargar mis pilas: a medida que pasan los años, más siento
el poder de aquellos como él, que dirigieron
su propio destino… ¿Usted está realmente mendigando? Me siento a las puertas del monasterio y
extiendo mi mano, deseando a todos salud
y felicidad. Me quedo aquí durante el verano. Fui profesor de historia, estoy
jubilado. Duermo enfrente, en el hospital, en
el sótano, y deambulo desde la mañana hasta la noche. La gente siente
pena por mí, piensan que estoy loco.
En vano les digo que estoy sano y que en un pasado lejano
probablemente fui decapitado y que estoy
buscando mi cuerpo, como Miguel el Valiente, y ellos hacen
una señal de la cruz larga… Él, el loco,
confía en los poderes ocultos de la mente,
sin querer nada más que
poner las cosas en orden en este mundo.
* Miguel el Valiente — voivoda de Valaquia entre 1593 y 1601, príncipe de Transilvania (1599-1600) y de Moldavia (1600). El primer unificador de los países rumanos.