Leopoldo Teuco Castilla. Sobek y el faraón

Presentamos dos textos claves del reconocido poeta argentino.

 

 

Leopoldo Teuco Castilla

 

 

SOBEK Y EL FARAÓN

 

Alguna vez fue dios

el escarabajo, el toro,

el escorpión, el ave y el chacal.

 

Incapaz de crear su propia forma,

todo el poder del universo

atormentado

dentro de esas leves biologías.

 

Cuando al escarabajo lo cubría la arena,

al ave

el viento

y al chacal el olor de la muerte,

esas criaturas no lo dejaban ver

 

como si su máscara hubiera cerrado los ojos.

 

Así emigró por la juventud de las bestias

y murió mil veces

mendigando un rostro.

Miren a Sobek, con la cabeza del cocodrilo

y a su lado

en el mármol,

otro intento de dios:

el joven faraón

tenuemente humano

que comienza a desaparecer.

 

 

 

 

TEMA: LA VACA

 

a León Mansilla

 

La vaca rectangular, trazada de tal modo

de estar en paz con la gravedad,

cómodamente amoblada por dentro,

el salón del estómago y, apartados,

los depósitos urinarios,

la que calma, venerable, la ansiedad de la hierba,

la huida de los campos

 

la vaca con toda su profundidad

anodina

encima de la tierra, con sus ojos beduinos

y mortales

la que amamanta al ternero y a otras letales bestias,

demasiado sola si no fuera

por las maternales moscas,

vive en la mano de dios y, en un día sin salud,

desventurada, muere.

 

Extrañamente se ha vuelto pasto

de hombres o de pájaros carniceros.

Hasta que el viento o las hambrientas superficies

la dejan en los huesos. Entonces, se ve su calavera,

triangular, astada,

una bestia insurrecta

que ahueca la llanura,

quebranta el viento,

su aterrada arquitectura, el pozo de los ojos

devorando el futuro,

uno por uno

todos los nacimientos.