Laura Yasán. El guardián de las horas

 

Presentamos tres textos claves de la recordada poeta argentina.

 

 

 

Laura Yasán

 

 

 

Apuntes de fe

creo en lo que se mueve detrás de la aspereza
en la instancia agotada de una promesa rota
creo en la inmediatez
creo en las despedidas
en los cuerpos vencidos por el peso de la parte que falta
creo en la vanidad
creo en lo efímero
en la trinchera que construye la noche con las piedras del día
creo en los pactos del azar
en la brutalidad de los sentidos
en esa dentellada que sufren los cimientos cada nueva estación

yo pego inútilmente la espalda a la pared
vivo en esa cornisa
tarde o temprano me romperé los dientes sin el menor estilo
sé predecir esa obviedad
creo en la conveniencia de recapitular
en la esforzada dignidad que me asiste
en los favores del instinto
más que en ninguna cosa

 

 

El guardián de las horas

en la espera hay un hombre que no deja pasar
el filo de los años
y arrastra los zapatos por la estación desierta
como si un tren lo amenazara
desde otro mundo

escribe de rodillas
cartas para una novia desconocida
inventa barcos en la bruma
mapas de ninguna ciudad

junta semillas en un frasco
para salvar las horas de la melancolía
y otras maneras que la lluvia
sabe adquirir

es un trabajo duro ser el guardián del tiempo
llora en las vísperas de todo acontecer

 

 

Llegar a salvo

hay que saber llegar hasta la orilla sin mojarse los pies
cruzar una ciudad en donde el agua es negra
y negra es la saliva de los perros
y negro el semen que descargan los ángeles
en las sábanas sucias de los partos
hay que hundir la cabeza con los ojos abiertos
negociar el ardor
forzar al corazón su máquina de aceite
y resistirlo a flote una noche completa
hay que entregar el cuerpo a la corriente
fijar la convicción
nadie vendrá para salvarme
no soltar la palabra que dispare el alud de un espejismo
nadie
vendrá para salvarme
tragar si es necesario
la sal que se desprende generosa de tu propio temor
sentirte el muelle de un puerto abandonado
una vieja estructura que el tiempo embiste sin control
hay que saber quedarse y aguantar
saber que no vendrá
para salvarme
nadie