Así ha sido toda la vida
Palabras de este mundo
Nueva poesía argentina
Selección y edición: Marisa Martínez Pérsico
El ansioso enjambre que salía a corrernos
ya no nos alcanza
Consumida la cáustica certeza
quitada la aguja del corazón
todo rebasa
vamos retorciéndonos al fragor del veneno
punzadas en el ardor de las palabras
Vacío ahora el panal está a salvo
ya no tendrá serpientes merodeando
ni lenguas de quirúrgico acero
ni ojos escarbando como plagas como flechas
Lo hemos dilapidado todo, querida
Las ventanas a oscuras contempladas
desde otro lugar
Es el indicio del final
la podredumbre.
***
Lo dijo Quignard:
Los vivos tocan la muerte cada vez que duermen
La ventana estaba abierta en una hoja
y vos dormías
abierto de par en par tu corazón dormía
Un pájaro al que no vimos entrar
aterrado, preso
entre tus jeans y las toallas
Su pico abierto, su pecho exhausto,
Su aire tomado a borbotones
Con ambas manos presionaste enloquecida
Vos que no calculás tu fuerza,
que jamás pudiste calcular tu fuerza,
apretaste su tibio armazón
un terrón endeble
la almohadilla donde ponías tus agujas
Intenté gritar,
pero volví a experimentar tu asfixia serena
volviste a estrangular mi ingenuidad intacta
Sí, los muertos tocan a los vivos a través de animales
que los asaltan por error
pero los vivos cubren esa aurora, vuelven a matar.
***
La mariposa volará toda una tarde
para reunir una gota de miel
Dulce María Loynaz
En Groenlandia un hombre caza aves,
escondido en el mismo lugar de sus ancestros
Coloca las aves en una bolsa de piel de foca
cose y unta sus junturas,
luego la entierra bajo las rocas
hasta el próximo invierno
Aquí otro hombre escribe poemas
escondido detrás de sus antiguas visiones
en la misma persistencia
No guardará ni enterrará nada
Escribirá toda una vida para reunir
una gota de silencio
***
No te daría mi colección de cucharas importadas
Ni me tatuaría un brazo
Ni me iría a vivir a tu casa con tu madre
Pero te dibujaría lo que la vida te borre
Te esperaría debajo, en el gran salto
Porque soy todo lo que no has buscado
la arrastrada por tu mayor creciente
la que supo domar al fantasma de tu entrada
Tomo lo que me sirves, lo picante, lo amargo
Soy lo que dejas afuera a la intemperie,
la que va hasta ese lugar de tu fiesta,
del corazón
de tu hambre
No hay una foto tuya en mi billetera
Nunca retuve tu número, tus claves
No hay nada que nos una
apenas me tenso al esplendor de tu vida
con ese hilo finísimo
con que la luz
sujeta a los insectos.
***
Así ha sido toda la vida
así es ahora
un día arrojado para voltear a un hombre
y a ti sólo para despeinarte
Luces un espléndido rasguño sobre el rostro
Otro luce un corazón de hierro
Una bondad ortopédica
un tubo de oxígeno,
un ojo de vidrio, la calvicie de una peste
el áspero talón de quien anda por el monte
el cayo de la música
el titilar de un párpado vencido por la máquina febril
la espalda tirante de cargar lo contrario
o tan sólo el moretón
que descubres vistiéndote
y cuyo golpe desconoces
Pero hay quienes no lucen nada
Ni curvatura en la sombra
ni polvo entre los dientes
ni cabellos que se parten al mínimo roce.
Ellos exprimen la fruta sin volcar una gota
Hacen el amor ciñendo los cuerpos
Exigen castigo con la mano del delito
Andan pálidos, súbitos, a sangre fría
Sin prender ningún fuego, sin sonido de motor, sin sudor,
muertos de quietud, de escepticismo.
Algunas palabras de este mundo
Quiere esta antología, junto con difundir las voces de treinta poetas argentinos nacidos entre 1970 y principios del siglo XXI, ser, con su eco preliminar de Árbol de Diana (1962), un homenaje a Alejandra, de cuya muerte se cumple medio siglo.
Celebrar, desde el guiño de su título, esos pequeños artefactos poéticos perfectos, esas piezas muchas veces brevísimas que dan cuenta de una subjetividad quebrada, de una orfandad metafísica, con unas dislocaciones pronominales que potencian el característico tono de tipo liminar pizarnikeano, siempre al borde, en el umbral o límite entre posibilidad e imposibilidad del decir. Poesía que es desamparo y morada. Claridad y oscuridad a la vez.
Las páginas que siguen son un intento de visibilizar y divulgar un repertorio de voces que se inscriben en distintas tradiciones líricas nacionales: hay derivas de la poesía conversacional, propuestas en clave realista, programas de carácter hermético, de indagación ontológica o continuadores de la tradición de la ruptura, estéticas herederas del neobarroco/neobarroso y de la poesía experimental, del riesgo, que se institucionalizaron en países como Argentina o México, especialmente durante la década del ’90. Poemas en prosa y otros que buscan el diálogo intergenérico o transmedial (lírica, narrativa, teatro). Poemas que no exceden una página (¿una pantalla?) y poemas largos memorables.
Esta muestra responde, además, a una vocación federal y extraterritorial. Incluye autores que nacieron y viven en distintas provincias argentinas –desde Salta hasta Tierra del Fuego– y otros radicados en el extranjero (Holanda, Francia, España), que encarnan una argentinidad poética ‘extraterritorial’ (George Steiner), ‘glocal’ (Vicente Luis Mora) y ‘posnacional’ (Bernat Castany).
Marisa Martínez Pérsico
Roma, octubre de 2021