Kristín Dimitrova

Los regalos del tiempo

 

 

(Traducción al español de Reynol Pérez Vázquez*)

 

 

 

EL MIEDO

 

Qué gran mariposa negra,

no, algún gorrión geométrico

que sin aleteos se desplaza,

no es que vuele muy raudo,

mas cómo vuela:

¿un murciélago

en la entrada?

Es más pequeño

que una aceituna gruesa, se aferró

con garras diestras a la pared,

en la postura de un consumado murciélago,

la cabeza colgando,

y se afana en descubrir dónde se halla.

¿Qué está ocurriendo

bajo sus ojos plegados?

Un filoso pedazo negro

de la piel de la noche,

es evidente que lo asusta

la luz

aun sin verla.

Qué sensación tan conocida.

 

 

 

 

LOS REGALOS DEL TIEMPO

 

El otoño regala dos abrigos:

uno es para el frío, el otro,

para más tarde.

El día pronto nos deja de lado.

Los árboles nos salpican de hojas,

de silencio, un gran índice

roza tras de sí los labios.

Nos adentramos en la oscuridad, nos arropamos

en su edredón,

nos hundimos en la tierra, charlamos

alrededor de la tetera.

La nieve se amontona encima de nosotros.

 

Después nos abriremos camino una vez más

hacia la luz, para recoger

cerezas juntos.

 

Cuando llegue el turno del segundo abrigo,

quiero que me siente a la medida.

 

 

 

 

SOBRE MI MADRE

 

Tus ojos economizan sin perspicacia el precio del jabón,

pero las compras más grandes las haces con descuido:

esa es tu noción de estirar el dinero,

una presa en medio del océano.

Lo mismo sucede con la casa:

reina un orden absoluto,

sólo que

no se sabe

dónde están las cosas.

Y entre ese desorden grato a los ojos,

entre los crucigramas a medio resolver

y los periódicos hojeados con premura,

los trastos del almuerzo lavados

y la cena, muy lejana

como para inquietarnos,

tomamos café en un oasis de comprensión,

nos intercambiamos novedades, envueltas como

sorpresas,

flotamos en un globo fragante

con un olor a azúcar que ha caído por azar

sobre el hornillo eléctrico

y nos sentimos dichosos

de que cualquiera puede entrar

sin reventarlo.

 

 

 

 

A VECES JUNTOS DE NUEVO

 

Llevo dentro de mí días

de muebles ya inexistentes

y una luz que hace ya mucho

dejó atrás la tierra.

Allí almuerzo con los míos,

le alargo el salero a mi madre, la sal no,

quería la pimienta, gracias,

me has servido mucho, retiro un poco,

no hace falta, está bien, papá, cuándo te vas,

no te apresures, esperemos un poco a tu abuela, ¿cuándo

te vas, serás el primero en partir?

Permanecen tranquilos, realizan

movimientos sencillos.

Se deslizan al ritmo de un baile ejecutado ya

un sinnúmero de veces.

También estoy allí, también estoy bailando.

También yo, también yo.

No me olviden.

 

 

 

 

EN EL MARGEN DE UN LIBRO LEÍDO A MEDIAS

 

Tú de nuevo estás abajo, en el corredor de campanas antiguas

y pruebas su sonido. Yo te aguardo mentalmente.

Como las aguas, fusionémonos el uno al otro: más vastos

que nosotros mismos, más fecundos.

Estas flores son de la montaña,

del jardín, de la tienda del gitano,

no las rechaces.

Mi vida está en una membrana opaca.

En ella me siento protegida.

Y las flores, también ellas son una ilusión.

Y de verdad oigo mentalmente.

Y de verdad te amo.

 

 

 

 

EN UNA DE LAS PARADAS DEL TIEMPO

 

Esa noche las luces del establecimiento

estaban brillando alrededor de tu cabeza y afuera

se convertían en estrellas.

Más allá de todas las mesas, en la calle

los coches se cruzaban y sus conductores

por un instante lograban echar un vistazo

al feliz túnel, al fondo del cual

habíamos enlazado nuestras piernas. Destellos

de cigarrillos, cálidas lámparas del alumbrado público

y una botella de vino tinto nos llenaban

de su sangre, y nosotros permanecíamos

el uno frente al otro, nos explorábamos con los ojos,

y nos regalábamos pensamientos en los prolongados silencios

y paseábamos, tomados de la mano,

por una ciudad de ventanas abiertas en las cuales

el tiempo era todavía un desconocido.

Cuantas veces paso por el mismo sitio, descubro

que aún estamos viviendo allí.

 

 

__________________ 

*Reynol Pérez Vázquez, dramaturgo y traductor mexicano. Nació en 1959 y es autor de veinte obras de teatro que se han llevado a escena en las principales ciudades de México. Hizo estudios de postgrado en la Universidad de Sofía. Sus traducciones de poetas y narradores búlgaros se han publicado en México, Bulgaria, Chile y España. Vive en Berlín y es profesor de español en la Universidad Popular.

Kristín Dimitrova Nació en Sofía en 1963; es poeta, narradora y traductora. Estudió Filología inglesa en la Universidad de Sofía, donde actualmente traba ... LEER MÁS DEL AUTOR