Las horas escondidas
HOTEL DE TERCIPOPELO
Oigo los vestidos tibios que tintinean al tocarse
asidos al peso de un pulmón
El alegre paso de las llaves por la lengua de mi alfombra
un laberinto en las manos del vértigo
Me pagan por abrir ventanas en paisajes sumergidos
y enterrar cadáveres que amenazan con volver
En el ático escondo tormentas
y la palabra gastada de hombres crueles
Aquí se paga con profecías
todo permanece en la humedad de mis cerrojos
¡Fíjate cómo sangra esta noche sin orillas!
¿acaso no sientes pena por mi respiración?
¿por mis orígenes de cantera y mineral?
A mí me pagan por recordar
las sábanas mudas los huesos negros
la curva de un pecho en el espejo
y el final de tantos caminos
Toda mi vida se resume
en un cementerio de tigres sin memoria
SERÉ OLVIDADA
Aunque sea parte de todas las cosas
Seré olvidada
En la trama abierta de la hierba
escucho todos los nombres
y ninguno es el mío
Da igual
todo fruto será amargo
una espada un pensamiento
En el desierto siembro un árbol que dando tumbos se aleja
como el libro que olvidó su idioma
como la noche triunfal en una tormenta
Es una voluntad fallecida disuelta por los escarabajos
Mi destino ya no se lee mas en los horizontes
A pesar de todo
Arrastro el hambre del camino que me fue negado
RÉQUIEM
Yo vine a esta tierra
para tejer pájaros y enterrar a mi padre
Amortajarlo dócilmente
entre las teclas de un piano
y el polvo de nuestras voces
sentarlo con su mejor traje
entre Platón y Ramón Rosa
¡Con qué cuidado acomodé sus pies
para que no le asuste la ingravidez
de su nuevo peso!
Ahora veo abismos por todos lados
encima del armario
debajo de los sillones
dentro de los ojos de los niños
Sobre las quietas aguas del océano
revolotean entre bandadas hambrientas
estos nuevos ojos que tejí con mis manos
LAS HORAS ESCONDIDAS
Clavaron la poesía en el nombre de una calle
el tiempo todavía era ave de sol amanecido
la edad una piedra redonda
atascada en el mismo paisaje
El verde en realidad se llamaba mito
los corceles: hebras doradas de la velocidad
y esta vez el invencible océano
no devolvía olas por diamantes
No había oda para el desfile de jirafas en la tiniebla
el lecho deslumbrante del ojo desvelado
la caída del pánico ante un día de verano
el cauce de una lágrima y la continuidad del naufragio
Clavaron la poesía en una cruz
y por un tiempo
el mundo giró sin nombre
a puertas cerradas
sin germinación ni instinto
Escribíamos penitentes en las orillas negras del agua
sobre extensas telarañas de polvo y ceniza
Con algo hay que llenar los sueños
Ahora una pluma huérfana busca escalera y martillo
jura liberar las palabras incendiadas
bautizar esta tierra con su sangre negra
la tinta tenaz
intérprete de las horas escondidas
SAFO
En cuartos cerrados se celebran rituales
de esos que cambian el curso de los ríos
y matan lenguajes atávicos
Allí juntamos las manos tibias
como rocas al pie del volcán
Los ojos llenos de nubes cansadas
En cuartos cerrados nos abrazamos
a la corteza destrozada de la espera
damos suspiros contra paredes hondas
queriendo beber del mañana
Nada que se tropiece con la luz que se extingue
Nada que estorbe en la caída y el pozo
¿Qué somos si no un pozo?
adentro todas las tormentas
todas las lágrimas
nadie se asoma si no es con sed
Los veranos son largos en nuestra canícula
¿qué pájaros hacen sus nidos en un pozo?
He de cantarte en mi voz más suave
en este cuarto cerrado quiero tomar tu mano
llevarte entre los filones de oro que salen de mi vientre
TE CAMBIO ESTE POEMA POR UNA MONEDA PARA PAGAR MIS PECADOS
Te lo cambio por tus ansias de diluvio
por un candil, por un camino
Te doy este poema si me das esa lumbre alta y joven
esa lengua móvil e infinita
esa lluvia pálida del trópico
finísima como hermosa fiera
Te cambio este poema por un tramo de tu cuerpo desnudo
líquido, inmarcesible
Te lo doy si me dejas a tu animal interno
ese viento temerario, sol inagotable
Te doy este poema que escribí
sumergida en una caverna remota
sujeta en las rendijas del pasado
colgada de la soga del insomnia
Llévatelo en la quietud que existe entre tus ojos
y separa este cáliz de mí
Quiero soñar de nuevo en la aurora violeta
con la que alucinan los muertos
A VECES ME LLAMAN MUJER
Agua suficiente para sumergirse
(la pista indeleble que aún poblamos
con nuestro cuerpo)
Me llaman si es que me llaman
(tengo muchos nombres
oblicua y obscena me llaman,
víspera y punzada me llaman)
Vengo de donde vienen todas las cosas
(más probable que una balanza vengo
entre los sosiegos de un terremoto)
En la tierra angulosa y recogida
(!qué dulce el sabor de los huesos!
mi canto, mi sustento)
Soy pies que se aferran ahí donde me llaman
(pedestal esparcido en divisiones atómicas,
me alterno de un pie a otro
para no naufragar)
¿Quién me dará sed si estoy saciada?
¿Quién montará pabellones de sal entre las heridas de mi palabra?
Tendré que besar los labios del enemigo
en la misma cama habitada y enternecida del mundo
allá afuera
donde nos escondemos al despertar
En la anatomía de las edades
la célula primera florece entre mis manos
ENCONTRADA BIOGRAFÍA
No es cuestión de todos los días, pero sucede, que en el momento exacto
o minutos antes o quizás un poco después, descubrí que afuera estaban el
árbol y el camino
Indecisa, aparté mi bicicleta y me lancé al árbol
Ver el árbol, acercarme al árbol, comer del árbol,
dormir y llorar bajo el árbol
pareció lo preciso y así lo hice
“El camino puede esperar”
El gran árbol rodeó mi cuerpo en un robusto abrazo
y depositó para siempre una semilla en mi boca
Largo tiempo posé mi vida en el árbol
bebí del árbol, azoté al árbol y curé sus heridas
Un día desperté con la cabeza llena de pájaros y abejas
y supe que había de partir
Era hora de tomar el camino
El árbol, un poco deshojado, menos mielero
un poco más redondo e inmutable
me hizo ver que todo otoño es una despedida
Tomé mi bicicleta, mis pájaros y abejas
y arrastré los pasos al camino
Pero sepan que por donde vaya, sin importar que tanto me aleje
jamás perderé de vista su hermosa copa