Kostas Tajtsís

(Tesalónica 1927 – Atenas 1988). Fue un escritor griego, poeta y prosista, perteneciente a la Segunda Generación de Posguerra. A la edad de siete años, tras la separación de sus padres, se traslada a Atenas para vivir con su abuela, hecho que marcaría su vida emocional de manera dramática. Sirvió en el ejército, donde alcanzó el grado de subteniente, después de abandonar sus estudios de derecho, para inaugurar su periplo por distintos países, como Inglaterra, Alemania, Austria, Kenia, Australia y los EEUU. Comenzó a escribir poesía a temprana edad, sin gran éxito –la abandonaría definitivamente en 1964– a la vez que se adentraba en la prosa, por la cual alcanzaría finalmente gran reconocimiento.

Fue laboralmente polifacético, llegando a trabajar como ayudante de dirección cinematográfica, profesor de inglés, traductor, cocinero, marinero e incluso en las líneas férreas australianas.

Homosexual declarado y activista por la causa gay, fue perseguido durante la dictadura de los coroneles, tanto por sus poemas como por ejercer la prostitución como travesti, y excluido de la vida social. El veintisiete de agosto de 1988 fue hallado en su casa –donde ya llevaba dos días muerto– desnudo, estrangulado sobre su cama, con una peluca rubia de mujer y numerosa ropa femenina esparcida por la habitación. Su asesinato aún no ha sido esclarecido.

Su obra poética, realista con trazos líricos, es escasa: Diez poemas (1951), Pequeños poemas (1952), Sobre la hora duodécima (1953), La sinfonía del «Brazilian» (1954) y Café «Bizancio» y otros poemas (1956). Como prosista, las obras que le brindaron fama definitiva fueron La tercera boda (1962), Las vueltas (1972) y Mi abuela Athina (1979). Su autobiografía incompleta, El paso tremendo, fue publicada póstumamente en 1989, así como Desde la humilde atalaya (1992), Disculpe, ¿no es usted el señor Tajtsís? (1996) y Un dragón griego en Londres (2002). Se le ha llegado a comparar con el autor italiano Pier Paolo Pasolini, debido a sus concomitancias biográficas. Aunque consciente de la relativa calidad de sus composiciones poéticas (se ha querido ver en esta actitud suya una simple máscara irónica), siempre reivindicó su poesía como antesala imprescindible de sus composiciones prosísticas. Que tengamos constancia, es la primera vez que una selección de sus poemas se traduce al castellano.