

Presentamos tres textos claves del celebrado poeta estadounidense en la traducción al español de Alberto Blanco.
Kenneth Patchen
Debemos ser cautos
Porque a ti y a mí nos baña el silencio:
Aquí donde está todo el campo
En calma; dormido en la dulzura
De esta estrella vespertina, cintilando
En la muñeca de la noche. Las luces del pueblo
Como bardos antiguos en oración, vienen
Hacia nosotros sobre los campos de maíz
Y ovejas mansas. Nos gustaría ser
De aquí, donde el sueño no es como el urbano,
Donde el sueño es completo y ligero
Como el contorno de una hoja en el vaso de té;
Mas el conocimiento en nuestros corazones
Ha pintado ojos infames dentro de
La cabeza: no hay de otra: vemos
Todas las cosas lamentables y los días
En esta tierra humilde, mezclando
El ruido de los taxis y la desesperación
Con todos los paisajes, aquí, y en todas partes.
Aceptemos la locura
Aceptemos la locura abiertamente, hombres
De mi generación. Sigamos
Los pasos de esta edad destrozada:
Mirémosla cruzar la tierra opaca del Tiempo
Hacia la casa cerrada de la eternidad
Con el ruido que la muerte tiene,
Con el rostro de las cosas muertas y que no se diga:
Que queríamos más; buscamos para encontrar
Una puerta abierta, una hazaña absoluta del amor
Que transformara la aciaga oscuridad del día;
pero
Encontramos infierno y niebla
Sobre la tierra, y en nosotros mismos
Un pantano descompuesto de tumbas descomunales.
El lobo del invierno
El lobo del invierno
Devora caminos y pueblos
En su hambre de hielo.
El lobo del invierno
Mete la pata en la olla rancia de la ciudad
Agitando la sopa de putas y suicidas.
Oh el lobo del invierno
Rompe los huesos del pobre
En su caverna congelada.
El lobo del invierno…
El torvo, el frío, el blanco
El bello lobo del invierno
Que se alimenta de nuestro mundo.