Julia Melissa Rivas Hernández

Recapitulando sobre los nombres de extraños
que nos rodean
y nos limitan el presupuesto

 

 

 

 

 

L’enfant terrible cultiva las referencias innecesarias que de él y otro
se hacen en el siglo XX

 

Mi alma, se dice, debe ser monstruosa.

Entre el sentido libre que me dio la calle y la rigidez que sé que

existe en un corset,

pienso que ningún alma puede corromperse hasta ser realmente

inhumana.

Pero lo que dicen sé que es una referencia acordada, un cliché

entre la serpiente del río Sena y el Loria.

Mi alma, que aún no es monstruosa,

es la de un vidente frente a una bola de cristal destrozada,

la de un niño que hostiga a todos frente a la realidad más

incómoda

donde no cabe el café a media tarde ni el pastis.

Mi alma es un desarreglo de los sentidos,

como un semejante lo vislumbró.

Mi alma es sabida por mí

y en ella germinan verrugas que deben ser cultivadas con ahínco

 

 

 

 

Recapitulando sobre los nombres de extraños que nos rodean
y nos limitan el presupuesto

 

Si pienso en la imitación,

pienso en los nombres conocidos de aquellos que han rasgado

vestiduras…

y pienso en Donatella y su exuberante música de cueros y sedas,

en las campanas que suenan eternamente para Vera

(oh estruendo de color y forma John Galliano).

Pienso en la eternidad de Coco y su revolución sin corset.

Y pienso en el pret-a-porte, aunque yo solo crea en mis jeans

Leviꞌs.

El arte imita a la naturaleza,

imitamos sin intensión, sin sentido de supervivencia, sin más

naturaleza que la humana

y por esto, siempre he de tener desconfianza de aquellos nombres

por más conocidos que me resulten

 

 

 

 

Boussac

 

Veinte días son suficientes para llegar a Val-de-Grâce

Veinte días para dejar atrás una casa

Veinte días de pisar el barro o recibir órdenes

Veinte días son suficientes para llegar a Val-de-Grâce

Veinte días son suficientes para llegar al lado sombrío de la mente

Veinte días son suficientes para llegar

Veinte días son suficientes

Veinte días son Val-de-Grâce toda mi vida

 

 

 

 

Nowhereman

 

Karl Who es un guiño

Un guiño de conocer esa silueta que vi en la Coca-Cola light

que vi en Cosmo,

que veo en Times Square

Silueta milagrosa —la moda es la motivación más saludable para bajar de peso—

¿sabían eso?

Yo que hablo y hago poemas, tengo unos lentes idénticos a los de Karl,

una chaqueta negra y entallada, unos jeans oscuros, un par de botas

¿Estoy a la moda como Karl? ¿Sigo lo que la gloriosa

Vouge y las pasarelas imponen?

Mi devoción es tal que cambiaré mi nombre

a Karl

Karl, ¿Karl Who?

 

 

 

 

Monocromático; no confundir con Tom Ford

 

Ser el hombre milenario

Ser el animal que habla y avanza

 

En el tiempo contra el tiempo

animal casimir, merino, Calvin Klein

 

 

 

 

Una referencia infalible del que fuera un simple adolescente en Liverpool

 

Estella es vegetariana como su padre y como lo fue su madre

Estella es pelirroja como no lo son ni su padre, ni su madre

¿Estella será alguien reconocible como lo es su padre? ¿Como lo fue su madre?

De noche, supongo, cuando la niñez de Estella, su padre tocaba y cantaba para ella

Supongo también que Estella escucha la voz de su padre aun cuando él no está

cuando no esté nunca más

¿Estela podrá vivir sin la referencia de su padre?

Estella, Estella, little, pretty Estella,

Estella es diseñadora dijo su padre,

entonces, Estella eso fue

 

Julia Melissa Rivas Hernández (Hermosillo, Sonora, México, 1981). Cursó la licenciatura en Artes Plásticas y Literatura Hispanoamericana en la Universidad de Sonora. E ... LEER MÁS DEL AUTOR