José Kozer

Variaciones de un día

 

 

 

 

Variaciones de un día

 

Desconozco, lo reconozco, la instantaneidad

(quien no tiene tiempo

para más sería Dios)

desconozco la

simultaneidad, y

más ahora dada

mi provecta edad,

incapacidad de

realizar con una

mano dos funciones,

objeciones, triple

carpintería y con

una mente tres

ejecuciones, doble

práctica, como

mucho me basta

un ejercicio que

se desdobla, se

repliega, llega a

su cometido

(duración) termino:

descansar, no doy

más (treinta minutos

de calistenia y

tumbarme a

dormitar).

 

Hice la cruz el día que nací y veo con buenos

ojos se haya prolongado,

se prolonguen mis ristras

por escrito, la verba

sitiando cuanto puede

la presencia (¿habrá

tal cosa?) del Verbo:

darse a fin de cuentas

el poema (éste) (aquél)

deseado, ceda para mi

quietud su cuerpo

sobrepuesto a este

cuerpo mío en el

espejo y del otro

lado de mis tinieblas:

cruz inverosímil,

séptimo sello a la

espera de ser abierta

la escritura: a la mesa

el cordero chamuscado

a repartir (seríamos

dieciséis) la distribución,

concédase, no contemple

la posibilidad de la

multiplicación, cinco

peces cinco panes

son cinco panes cinco

peces.

 

Dios es Dios y yo su alfeñique.

 

Toda vocación se reconoce o soslaya, en todo caso

la actividad no sobrepasa

la hora de trabajo al día,

a la noche dormir como

todo hijo de vecino, a la

hora del almuerzo (no

atracarse) comer: a

un lado la vocación,

el día en adelante al

servicio de las artes

(manuales) o la

insustancialidad:

termine Troya de

arder, barra yo sus

cenizas, irme a echar

los bofes a una playa

al sur de Chile a leer

novelas policiacas,

ver cormoranes pasar.