José Falconi

Canción del Sumidero

 

 

 

 

Canción

 

Este poema es un cuchillo de bruma,

es una broma que brama y siembra confusión

como una flecha que atravesara una parvada.

Este poema es un cielorraso de armadillos

que cardan besos en las rodillas de la tarde;

está hecho de nada y genuflexiones de orquídeas

en las exequias de una zarigüeña.

Es un águila. Se derrite en vuelo.

Águila que en su levitación

le pone más velocidad al sueño.

Este poema es un recién cadáver

que resucita entre el mito y el deseo,

es el presagio de que nada existe

y nada hay más allá del hoyo en mi zapato.

Este poema es la danza desgarbada de la muerte

en su cuchitril atávico.

O bien, es tan solo un pensamiento

que rumia ruinas y ripios en el enigma del poniente.

Este poema es una cabellera enloquecida,

la noche adicta en la llanura inmóvil

venida de muy lejos, desprovista de mensajes.

Este poema creció con largueza entre mis huesos

como una herida de fuego bendiciendo mis sonajas,

como una imagen bíblica de languidez extrema

en la ventana aullante en que cavan mi sepulcro.

Este poema es el viento:

Me trae el sabor de tus labios y sus enjoyados besos.

Este poema

es el camello equivocado y el ojo de la aguja;

este poema no es muerte ni vida

ni humo ensangrentado

ni mi nagual de fuego;

es —ya lo dije— un cuchillo de bruma,

una broma que brama,

un puñal que despierta en el rojo follaje de tus ojos

para obsequiarme la otra vida.

El sueño.

 

Del libro: Canciones. El Errante Editor, colección: poetas de una sola palabra. Puebla, Pue., México, 2016

 

 

 

 

Día en que los ovnis

(Noticia autobiográfica)

Porque la noche cae y no llegan los bárbaros…
Constantino Cavafis

 

2 del 2 del 72

día en que los ovnis volaron sobre el zócalo

de la ciudad de méxico

¡cosita linda mamá

y no pude verlo!

porque la policía secreta

secretísima allanó la casa de portales

y yo

revolucionario de bolsillo en plenitud

violentado por esos tigres

atigradísimos tigres de papel

con el cuerpo aterido por los golpes

y una gota de plomo hirviendo en mi talón izquierdo

sólo veía un tímido vaho de sol

iluminar a los agentes de la policía secreta secretísima

que destazaban ((después de rajar mi casa))

abrían en canal con sus navajas ((de albacete))

sillones

colchones como los chanchos y las reses del mercado

de portales

entre el ansia y el deseo

de un adolescente desnudo bajo un arco iris de fuego

arrojado a las inmensas salas

del olvido

el dolor

la humillación…

“niña te tienes que ir

mi amor por ti no puede seguir /ir/ir

eres joven

eres muy joven”

cantaban antonín artaud y lao-tsé desde una radio metafísica

y yo veía pasar cadáveres con sus zapatos de arlequines en las manos

cadáveres eróticos que aún en la muerte gritaban

“¡viva zapata

viva juana de arco

viva rimbaud  y su corazón de chocolate

el che guevara y la flor azul de su locura!”

y yo era

bajo los golpes de los agentes de la policía secreta secretísima

un animal enfermo que quería pero no podía morir

“niña te tienes que ir / ir / ir

tarareaba un policía bizco con dientes cariados

que científicamente aplicaba cadenas

cortafríos gruesas sogas

teas y picanas eléctricas

caimanes para morder el sueño

desbaratar el poema

y uno quería fugarse

romper los espejos y fugarse

incendiarse en los fuegos antiguos como un perro acostumbrado

a morirse sin ruido y fugarse

tomarse una piadosa sobredosis de pentobarbital y fugarse

crear una ilusión de la vida y fugarse/arse/arse

perro noctámbulo desorientado afligido desconcertado enmarañado

adolorido castigado de hocico a la pared

amordazado tembloroso

hecho ceniza de la ceniza enamorada

¡plaf! ¡plaf! ¡plaf!

y la sangre como un sordo idioma

disfrutando en burbujas de su fiesta salvaje…

no pude ver ese 2 del 2 del 72

a los ovnis volar sobre el zócalo de la city

así que de ese día sólo me queda

un cielo violáceo

un sostenido aullido

un trajín de vendas empapadas

un tugurio cercado por la muerte…

 

pájaros pálidos en jaulas de óxido y un cuerpo que (se dobla) (se cierra)  (cruje)

 

Del libro: Golpe de agua. Antología personal (1978-2013). Fondo Editorial Estado de México, Colección Letras / Summa de días. México, 2014

 

 

 

 

Canción del Sumidero

A David Huerta

 

1

 

Donde ciertos alcoholes

hacen oscurecer

el pico de un gorrión,

los pulgares de una rana,

el azar toma una flor de luz

y la reduce a sombras.

Densas se acumulan las sombras

y ráfagas de luz pitonicida.

 

 

2

 

El edificio del amor

huele a silencio

que viene de los huesos indios

y pasta en yerbazales.

Las serpientes

—un sagrado rumor que va creciendo—

se arrastran por lajas harto cálidas

a las aguas del Grijalva.

Estas aguas han atravesado muchas veces la corteza

de la noche y el día,

dormidas en los pulsos de la luz.

 

 

3

 

A golpes de piedras angulares

la muerte se levanta de su recinto oscuro;

tiende sus cascabeles sobre una flor de hueso,

cancela astros con su mano helada

y los indios se ocultan en el monte.

Comen yucas

jocotes

guayas.

Se refrescan con la fruta del mot—mot:

milagro de los mundos hundidos en las aguas.

Se unen y se dispersan con plan.

 

 

4

 

Cuando ya

lamían

la cara del metate,

cuando ya

crujían

a punto de quebrarse,

sopló un viento desconocido:

familiares fantasmas

ahuyentaron la luz que al mundo baña

y sus hambres ansiosas de violetas.

Rumores de raíces que se hunden…

 

 

5

 

Enmascarado danzo sobre la piel del río,

mis ojos arden,

mis manos

y mi pelo se vuelven de maíz

y roja Luna se hunde en las aguas.

Enmascarado danzo y toco mi tambor sobre la piel

del río,

las piedras hacen eco a la danza.

Rumores de nauyaca:

muerte de veloces mantos y venenos.

 

 

6

 

Así cundió la guerra:

danza que se colma de marimbas en silencio.

Silencio de los huesos indios.

Mi cuerpo no resiste tanta armonía fugitiva.

Con mi traje cotidiano prendo una hoguera en el Grijalva.

¡En esa hoguera incendio mi falsa cabellera!

 

Del libro: Golpe de agua. Antología personal (1978-2013). Fondo Editorial Estado de México, Colección Letras / Summa de días. México, 2014

José Falconi Nació en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas (1953) es autor de un amplio abanico de libros en los que ha explorado diversos géneros. Entre sus poe ... LEER MÁS DEL AUTOR