José Coronel Urtecho

Hipótesis de tu cuerpo

 

 

 

 

PÉSAME A LUIS ROSALES POR LA MUERTE DE LEOPOLDO PANERO

A Leopoldo Panero, tu gran amigo, le conocí por medio tuyo, allá en tu piso de Madrid, Altamirano, 34

En tu Casa Encendida

Donde solemos aparecernos todos los poetas, a través de los años, desde los más lejanos países del idioma

Seguros de encontrarnos con tu amistad inalterable y tu palabra viva y tu jarra de vino

Querido Luis

Hemos sabido en Nicaragua la muerte de tu amigo

Me llegan de Managua recortes de periódico a la frontera de Costa Rica, hasta el remoto sitio donde estoy retirado, en la margen de un río y una selva sin nombre, que ni figuran en el mapa.

MUERE EN ESPAÑA EL POETA LEOPOLDO PANERO

ERA BIEN CONOCIDO EN NICARAGUA

DONDE TENÍA MUCHOS AMIGOS

CASI TODOS LOS POETAS NICARAGÜENSES FUERON AMIGOS SUYOS

EN 1949 VISITÓ ESTE PAÍS CON LUIS ROSALES, ANTONIO DE ZUBIAURRE Y AGUSTÍN DE FOXÁ.

EL GRAN POETA LEYÓ SUS MEJORES POEMAS EN LAS CIUDADES PRINCIPALES

SIENDO APLAUDIDO CALUROSAMENTE

HA DEJADO UN RECUERDO IMBORRABLE

EN LEÓN FUE DECLARADO HIJO HONORARIO DE LA CIUDAD COMO ROSALES DE GRANADA

LOS POETAS ESPAÑOLES COLOCARON UNA OFRENDA BIBLIOTECA AYACUCHO FLORAL SOBRE LA TUMBA DE RUBÉN DARÍO

LA INESPERADA MUERTE DEL GRAN POETA LEOPOLDO PANERO ES MOTIVO DE DUELO PARA LA MAYORÍA DE LOS POETAS DE NICARAGUA

EL SUPLEMENTO LITERARIO DE LA PRENSA HA PUBLICADO UN NÚMERO-HOMENAJE A LA MEMORIA DE LEOPOLDO PANERO

Así recibo la noticia escueta —un golpe seco en la mitad del pecho, un repentino sobresalto, como si el corazón dejara de palpitar por dos o tres segundos— entre conmovedoras nimiedades

El gesto con que solía ver su reloj

El año en que nació: 1909

El diseño habitual de sus corbatas

La marca de su coche

La forma en que portaba su corazón sin que nadie lo viera

Aquel hombre tan fiel, sin disimulo

A la medida exacta de su estatura

Desde la vez que lo encontró en tu casa recién llegado de Inglaterra

A juzgar por sus sobrias maneras de gentleman que no intentaba minimizar su radical españolía

Lo que era en él hechura de la tierra de Astorga

Su sitio en una mesa del bar del Instituto, donde generalmente se sentaba contigo y Souvirón a tomar el café de la tarde

Las veces que lo encontraba conversando contigo en la oficina de Cuadernos Hispanoamericanos

Su indisoluble vinculación contigo

Desde que tú con él y con Vivanco eran el grupo de los tres jóvenes —trium puerorum— que repatriaron el corazón a España

Con el amor a Hispanoamérica

Y su poesía

La entrañable amistad de Leopoldo Panero para César Vallejo

Su gozosa amistad con Eduardo Carranza, que le comunicaba su alegría

Su gentileza para conmigo

Ningún recuerdo basta para tapar el hueco de su ausencia

Pero la muerte no interrumpe nada

Como tú dices

El hombre era tan hondo, que daba miedo

Estaba como ocultando su ternura

Lo recuerdo en mi apartamento de Donoso Cortés, en el momento de despedirse

En compañía de su esposa

Lo recuerdo de pie junto a la puerta de un ascensor

Lo recuerdo otra vez que me llevó en su coche a un colegio de niños a buscar a los suyos, y me dejó en la Castellana

Me daba la impresión de que estaba tranquilo, esperando la muerte como un centinela

Era, como tú sabes, un hombre que esperaba

Yo estoy seguro de volver a verlo, como de verte a ti cuando menos lo esperes

Cualquier tarde te llamo por teléfono -o simplemente como otras veces te me aparezco

Nuestro amigo el poeta Leopoldo Panero, uno de los mayores de nuestro tiempo, ya está tal vez en el lugar que exactamente le corresponde aunque parezca lejos de nosotros

Como cuando él estaba —menos lejos tal vez— en Londres o Caracas Como nosotros estamos lejos ahora sólo por circunstancias temporales

Como tú, allá en Madrid, entre tus libros y tus Palencias y Zabaletas, en tu salita roja de Altamirano, 34

Y como yo, en mi casa de madera, en la finca Las Brisas, entre llanos y selvas y ríos, en un lugar perdido, adonde sólo llega dos o tres veces por semana, el avión que te lleva esta carta.

 

 

EL TIGRE ESTÁ EN LA NIÑA

Tiger! Tiger! burning bright
In the forest of the night
William Blake

El tigre está en los ojos
Preso entre curvas mansas, perezosas
Despertando del lodo como vegetaciones
Entre panales y gorjeos al borde de la cama

El grifo abierto, el rumor, el vapor de la bañera
El zumo de naranja, las tostadas
Todo lo que se apunta con la lengua del lápiz
El gesto de la mano que suelta una paloma
Los pechos como nidos ocultos en las ramas
Y una serpiente dulce como un canto
Entre viejas consolas y entre jaulas de flores

Buenos días, muchacha hace tiempo olvidada
No despiertes del todo en la visita
Sigue tus infalibles líneas ecuatoriales
Siempre dormida, virginal, obscena

Conoces tú a la dama de la mano en el pecho?

El tigre está en la niña del ojo de la mujer.

 

 

PEQUEÑA ODA A TÍO COYOTE

¡Salud a tío Coyote,
el animal Quijote!

Porque era inofensivo, lejos de la manada,
perro de soledad, fiel al secreto
inquieto
de su vida engañada
sufrió el palo, la burla y la patada.

Fue el más humilde peregrino
en los caminos de los cuentos de camino.

Como amaba las frutas sazonas,
las sandías, los melones, las anonas,
no conoció huerta con puerta,
infranqueable alacena,
ni propiedad ajena,
y husmeando el buen olor de las cocinas
cayó en la trampa que le tendieron las vecinas
de todas las aldeas mezquinas
y se quedó enredado en las consejas
urdidas por las viejas
campesinas.

Y así lo engendró la leyenda
como el Quijote de la Merienda.

Pero su historia es dulce y meritoria.

Y el animal diente-quebrado,
culo-quemado,
se ahogó en la laguna
buceando el queso de la luna.
Y allí comienza su gloria
donde su pena termina!

También así murió
Li-Tai-Po,
poeta de la China.

 

 

HIPÓTESIS DE TU CUERPO

Sé que no me creerán como a espejo sin fondo
que el movimiento clava tu vórtice de armadas
donde momentos miles primeros segundos en roca a pique
ya me esperaban en ti girando.

Aunque dijera que no tenías mar
ni que toda tu espuma en tu interior de piedra habita
ni por sangre espumosa esculpida menos viva
ni carcomida,
sino por la frecuencia de tus pecas algo se congregaba.

Porque esperaban la que eras visible
si es que alzabas las manos de concreto
puesto vestido de labrador ya no tarjeta de visita
mientras hay llamamiento de flores a piano
y con tu duelo gigantesco gastas otra violeta
si solitaria,
lo cual no puede aunque posible.

Todo ello en brisa regular compuesta a sentimiento…

Porque esperaban miedo que te clamara a muerte:
«Yo te comparo a un faro»
explicando tu pelo despacio de noche.

No es comparando.

 

 

NIHIL NOVUM

No busques nada nuevo, ¡oh mi canción!;
nada hay oculto bajo el rascacielo,
nada en la máquina que sube al cielo,
nada ha cambiado desde Salomón.

Es muy antiguo el hombre y su pasión,
guarda en el nuevo día el viejo anhelo,
bajo la nueva noche igual desvelo
y el mismo palpitar del corazón.

No te engañen los nuevos continentes,
con sus plantas, sus bestias y sus gentes,
ni sus canciones con su nuevo acento.

Todo lo que dice algo ya está dicho:
sólo nos queda el aire y su capricho
de vagos sones que se lleva el viento.

 

 

SONETO PARA INVITAR A MARÍA
A VOLVER DE SAN FRANCISCO DEL RÍO

Si mi vida no es mía, sino tuya,
y tu vida no es tuya, sino mía,
separados morimos cada día
sin que esta larga muerte se concluya.

Hora es que el uno al otro restituya
esa vida del otro que vivía,
y tenga cada cual la que tenía
otra vez en el otro como suya.

Mira pues, vida mía, que te espero
y de esa espera vivo mientras muera
la muerte que, sin ti, contigo muero.

Ven, mi vida, a juntar vida con vida
para que vuelva a ser la vida que era
que la vida a la vida a la vida convida.

 

 

NOTA EN UN LIBRO DE HISTORIA

Mientras hojeo historiadores y tomo notas
un pajarito canta entre las hojas de una rama
y su canto
un silbido, tal vez una llamada
me saca de la Historia.

 

 

AUSENCIA DE LA ESPOSA

Todo es tranquilidad en tu presencia.
Contiguo el mundo entero es nuestra casa
a cuya vera el tiempo lento pasa
dándole eternidad a la experiencia.

Más qué desolación y qué inclemencia,
qué cruel angustia la que me traspasa,
qué ardiente sed de ti la que me abrasa
en el desierto de tu larga ausencia.

Vuelve a llenar de sol, calor y vida
mi cuerpo que se ajusta a tu medida
y mi alma que hace veces de la tuya.

Ven a calmar las ansias de mi pecho,
y a llenar el vacío de tu lecho
para que mane miel y leche fluya.

 

José Coronel Urtecho (Granada, Nicaragua, 1906 - Los Chiles, Costa Rica, 1994). Poeta, narrador y ensayista nicaragüense que, junto con Ernesto Cardenal, fue el ... LEER MÁS DEL AUTOR