La liberación que quizás un día será
La poesía de Jorge Campos conmueve, vive y anuncia el tiempo actual que le ha tocado vivir, desde un discurso autorreferencial. Esto se debe a que su poesía va a tratar temas que hoy están presentes en la realidad de Nicaragua, pero que parecen ausentes en otros autores de generaciones posteriores y en los nuevos.
Su voz poética es testigo de este tiempo y así trasmite su percepción de la realidad, sin maquillaje que oculte las imperfecciones y con un sentimiento triste y violento que apela a la razón y que lo habita.
Estamos ante una poesía de resistencia que hoy le ha tocado vivir el desarraigo y el anhelo por un mundo mejor, donde el amor y el erotismo apenas son compensaciones que no terminan de sanar las heridas del destierro.
Compartimos aquí siete poemas de su último libro El esplendor del abismo (Pre-Textos, 2025) cuya obra se levanta para transmitir lo que ve, demostrar lo que siente, y así ser la voz de los que no pueden o no quieren hablar.
Porque su poesía es brillante y necesaria.
Porque Jorge Campos es el escritor nicaragüense más interesante de los últimos tiempos.
Por Enrique Solinas
Poemas de Jorge Campos
Herencia latinoamericana
En este país
que no es país,
nunca se sabe
a qué dictador
estamos amamantando.
¿Cuál de nuestros hijos
será el sucesor?
Grito de victoria
Escucho gritar:
patria libre y vivir.
Pero aquí no hay patria,
no hay gritos
tampoco vida.
El cortejo de los condenados
Somos el Cristo tricentenario ardiendo en la capilla
y también el terrorista lanzando la bomba.
Corriente de sangre que nunca seca
ni encuentra estuario,
Somos la añoranza de paz
y también la hostilidad que nos ultraja.
Desde esta tierra nuestros ruegos
no alcanzan los pies de dioses en discordia.
Aquí libran sus más violentas batallas
donde permanecemos expectantes
inhabilitados de historia
con ansias de que vuelvan su rostro
a la desgracia de llamarnos humanos.
Se marchan de espaldas
y nos dejan la asolación del silencio.
¿Qué somos?
Lluvia de balas contra campanas.
Un cúmulo de ataúdes en una avenida.
Fosa común de miles de exiliados.
Dictadores en formación.
Dolor habitando una herida.
El grito de una madre que pierde
a su hijo en la protesta.
La liberación que quizás un día será.
Rendición
Tendido en la arena como pájaro
por llegar al mar que lo arrastre
para escuchar de cerca su canto.
Ninguno exudó tu voz,
sin embargo,
tu silencio
mi silencio
es la única ola que nos queda.
Aquí soy roca resistiendo a la marea
con bandera blanca ahogada
ante la guerra que nadie gana.
Olvido
Sos ese poema que llega
a mitad de la noche y no escribo
por miedo a descubrirme solo
al encender la luz.
Mañana te recordaré.
Soy ante todo el olvido
de una caricia postergada,
la anchura del frío en mi cama.
El mañana no acontece
porque el poema nunca estuvo.
Tarde de verano
Te invoco porque sos
el rayo crematorio,
el aquí y el ahora
crepitando en mi lengua.
Danza en ceremonia
del ocaso interminable de lo que amo.
Te toco con el pacto
de lo inextinguible del ser,
con el conjuro de la transfiguración.
Ven a reducir en cenizas mi cuerpo.
Autorretrato
Soy la violencia que leo en los diarios
de una ciudad centroamericana
cuya plegaria nadie escucha.
El fragmento de un beso detrás del cristal
de la tienda más concurrida del mercado.
O quizás, las casas de agua
que lloran torrenciales tropicales
después de una larga sequía de pan.
Nada se detiene.
Nadie duerme.
Soy otra cosa en la incertidumbre
de quienes me habitan;
asesinos, violadores, corruptos y narcos.
Otra mirada
del niño de rodillas
ante el sol de las posibilidades
que teme llegar a su casa sin monedas.
No soy ángel, no soy demonio.
Soy piedra de la memoria,
hambre de lo perdurable.
_______________
-Jorge Campos
El esplendor del abismo
Pre-Textos, Poesía
España, 2025