Jorge Boccanera. Marimba

 

Presentamos un texto clave del renombrado poeta argentino.

 

 

 

 

Jorge Boccanera

 

 

MARIMBA

a David Viñas y Saúl Ibargoyen

Este es un poema tirado por caballos.
Voy de pie / voy aullando
una palabra brilla sobre mi lengua seca, polvorienta
quiere trazar sus círculos concéntricos en un agua que cante
¡Arre caballos!
Llevo “todo el hocico en llamas como un feroz ladrido”
(bendito mallarmé).
Yo soy el payador sobre cubierta
apretando una viola frente a la ciudad en ruinas.
Dejen libre la calle,
no canto porque sí,
yo busco un mundo / otro.
Yo no enumero la cristalería,
quiero hacerla pedazos.

Este es un poema tirado por caballos.
Vean arder mi látigo sobre el viejo tambor de la poesía.
Háganse a un lado,
cargo un espinazo,
un fósil atado con alambre,
un enfermo de amor,
una huesera al rojo vivo,
una tumba de besos al fondo de mi carne.

Con este poema vago / divago / briago,
yo payador,
las riendas,
el párpado a los tumbos
¿Equivocado?
Como el que abrió un paraguas que el sol derribó a besos
como el ciego que jura por la luz que lo alumbra
¡A contrapelo vamos!
¡Volando!

¿Acaso alguien vio un sueño tirado por caballos?
¿un tatuaje en el muslo que arrastran por el cielo?
ahora se puede ver
no hay imposibles en el vértigo de una cama de bronce
(tirada por caballos)
donde salo tu carne de mujer.

¡Arre malditos vamos!
agiten sus collares de sangre
llevo espuma en la boca,
una navaja en cada mano llevo,
hilachas de otro rostro ganadas con sudor,
y un anzuelo de plumas,
y un as de pocas pulgas
yo quiero un mundo / otro.

Este es un poema tirado por caballos,
este es el payador sobre cubierta.
El espectáculo de la persecución estalla
y vienen ya las aves de rapiña,
y las aletas de los tiburones,
y asoma la lava del volcán,
y un derrumbe de piedras con el rostro de aquella.

Por eso ¡arre caballos!
hay que apretar el paso,
yo espuelas, yo cananas, yo polainas, yo arenga
atravesando sueños que se anudan en amargas regiones,
osamentas de voces de bruces en la tierra.
El paisaje / el lenguaje.
(No hay quien tome nota de esta respiración agitada).

Cerca del carromato se agrietaron las calles.
Nos sigue un ulular,
nos embiste lo incierto.
(En el paquete del futuro no hallarás más que una muleta).
No entienden que yo quiero un mundo / otro,
yo cabriola,
yo baile,
yo marimba,
yo quiero el poema planeando sobre mi cabeza,
mi cuello en libertad.

Este es un poema tirado por caballos.
Van mis muertos aquí,
sus huesos hablan con el frío.
Este es el payador sobre cubierta
sobre sus ojos una ciudad en ruinas.
Alguna vez su lengua fue una bolsa que apenas aleteaba,
pesada como el cuerpo de un ahogado.
Alguna vez su lengua fue un pedazo de trapo
frente al cuerpo de la belleza.

Ahora quiere cantar. Y dice y grita.
¡que nadie se me cruce…!
Voy alerta, de pie, pañuelo rojo
funyi / cuchillo / banderola
atravesando sedas que se recuerdan en una antigua danza,
ángeles de chatarra engominados
cortinados movidos por un guante vacío
y una cifra tristísima de gente que no está.

Yo soy el payador sobre cubierta
“mis versos van revueltos y encendidos como mi corazón”
(caro Martí)
Debo enterrar palabras en el fuego,
urge que entregue un par de cartas,
urge que llegue a un mitin,
debo entonar un himno,
urge que escuche a mi hijo su primera palabra
cuando ella lo abriga con sus plumas de asombro.

No quiero la palabra saciada de sí misma,
ni la verdad dorada, donde no cruje un pájaro,
no quiero almacenar saliva,
ni la tos delicada que recoge su aplauso.
Quiero besar el caos.
Los escombros del cielo no me dan de beber.
Yo soy el payador que quiere un mundo / otro,
y busca en el polvo del poema, acaso una respiración inútil, boca a boca,
quizás un vaso de sangre donde no quepa ni una sola gota de miedo.
Así de día / tantos días que abro los ojos en el barro

¿Huir de este poema? ¿Arrojarme al vacío?
¿Tirarme por la borda? ¿En los brazos de quién?
¿Qué supuesta pureza? ¿En qué animal de signos que no sea este relámpago?
El lenguaje / el paisaje.
No me muevo de aquí,
va echando chispas este sueño.
Vi desfilar al miedo / la infamia / el verso flaco,
los ojos van vendados debajo de los ojos,
la boca amordazada debajo de la boca
y una lengua estaqueada a mitad del silencio.

Yo soy el payador sobre cubierta.
No canto porque sí.
Humeando entré a la vida.

Este es un poema tirado por caballos.
Cruza bajo los grandes árboles de la historia,
entre los delicados gestos de los mortales
voy de pie / voy aullando.

Yo quiero un mundo / éste.
Yo me quito el sombrero.
¡Buenos días, señora del placer!
¡Arrabales salvajes / buenos días!