Un ala fragua lo escrito
FRONTERIZOS (8)
Néstor Mendoza
La propuesta de Jonathan Alexander España Eraso tiene dos plataformas reconocibles: la sencillez (o austeridad) y la reflexión sobre la propia naturaleza del lenguaje. La sencillez, en el poema, cuesta llevarla a cabo. Y la metapoesía, si se efectúa sin argumentos, suele decepcionar. No obstante, el poeta nariñense evita estos últimos inconvenientes y su trabajo demuestra honestidad y paciencia. La poesía de Jonathan confía en las propiedades del título y su relación con el cuerpo del poema: la reiteración de un tema, de una obsesión planteada desde el inicio. Para Jonathan la escritura tiene su buena dosis de tortura, o como lo define el propio poeta, «Claridad desesperada»: la frustración típica de la página en blanco (la variedad del blanco que me recuerda algunos tramos del Libro del frío, de Gamoneda), la preservación de los nombres, la imposibilidad de escribir. Y es en este punto donde el ars poética tiene voz personalizada, o al menos consciente y nunca predecible. El autor parece hablar de otros temas, y en efecto lo logra, pero siempre parece retornar al yo que escribe y se hace una pregunta fundamental: «Escribimos sobre nosotros, /sobre el encuentro primero». También hay otra faceta en la escritura de este poeta colombiano: sus ejercicios poéticos con el haiku, que se ciñen temática y métricamente a la estructura del género japonés. En este aspecto atrae la inclinación pastoril, los hechos que se ensañan con una casa vacía y el alcance evocador de las estaciones.
EL SILENCIO VORAZ
Riesgo
Donde no hay riesgo no puede haber escritura.
EDMOND JABÈS
I
Escribo rodeado por la nieve que tiñe el hueso.
Me deshojo en el blanco secreto.
El único confín es la página.
II
La mano desnuda posee la suavidad
del crepúsculo que se pliega.
Siento la palabra
como un agujero en todo el cuerpo.
III
Un fantasma abre sus entrañas.
En el vocablo inscribe su lengua cortada.
IV
La escritura tiene la forma de la borradura:
la metáfora viva del gesto me señala
y se retira.
V
Un ala fragua lo escrito,
su signo convoca
cielos que se desfondan.
IX
La guillotina hiende la cabeza
de quien escribe en la frontera del poema.
XI
Mi garganta abierta descubre el agua subterránea
un cisne se zambulle en la tinta.
Perro en cacería
*
Fisura morada regreso.
Lo escrito es un desierto nevado.
Recojo mis pedazos en el camino.
*
Flor que no se cierra,
el pensamiento
agota lo cercano.
*
Muerde el milagro.
Un círculo de correspondencias
sujeta las palabras.
*
Matriz.
Claridad desesperada.
Escribo como un perro en cacería.
La fuga
Descienden de las ramas.
Bajo el cielo asustado
pierden sus nombres.
Caminan para detener
el éxodo de la tierra.
Una bandada gobierna sus pies.
A cada tramo que recorren
les queda el aire
en la arena del mar.
Las aguas reciben el grito de una luz reciente
donde la lluvia no alcanza la sangre.
Los veo venir
con el luto de los peces
sobre la línea de flotación.
Frente a mí
sus cuerpos tienen el verdor de la huida.
Busco a una madre para preguntarle
el significado de los difuntos y su paraíso.
Me veo desnudo entre sus brazos,
en ellos aún existo.
Olas de humo,
me convocan
en otras presencias.
Me ven del otro lado
donde la figura de mi padre
arrastra el ruego y la fatiga.
En su memoria
una herida es la frontera.
Jaurías de árboles
sepultan el viento.
Escribimos sobre nosotros,
sobre el encuentro primero.
GEOGRAFÍA DEL OCASO
Esperas
*
Luz de abril sobre
el lomo del caballo.
Carta de otoño.
*
Tres hojas flotan
en el antiguo estanque.
Confiesa la luz.
*
Noche desierta.
El cuerpo del cordero
espera el puñal.
Presagios
*
En la espesura
las langostas devoran
la ciudad natal.
*
Tus sueños están
como la mariposa
en casa vacía.
*
Llueve este lunes.
Los inviernos estrujan
las cuatro tablas.