Javier Alvarado

Acuérdate de mí cuando estés en tu paraíso

 

(Premio Rey David de Poesía Bíblica Iberoamericana)

 

 

 

Unas pocas palabras para un tema comprometido

Por Antonio Colinas

La poesía que busca su verdad se explica por sí misma en la lectura. Sin embargo, algo tendríamos que decir, por muy fundamentado, antes de la lectura de este libro y, en mi caso, por haber participado en el Jurado que concedió el “Premio Rey David de Poesía Bíblica Iberoamericana” al panameño Javier Alvarado. En primer lugar, el valiente tema elegido por el autor. Me refiero al protagonismo que en él tiene el humanismo en su más amplio sentido, por más que en el título se haga alusión a un tema y a un humanismo muy concretos: el cristianismo de raíz bíblica. En él también se alude a un rey, poeta y músico, que, junto a Salomón, su hijo, marcan un antes y un después en el Libro de Libros por su sentido literario, órfico y superador de contiendas y sangres.

Pero no estamos sólo ante un humanismo meramente literario, sino como hemos dicho, valiente porque va a contracorriente de lo usual, de cuanto en nuestra época se escribe de manera tan simple como plana. En este libro se apuesta por uno de tantos humanismos de los que debiéramos echar mano en este tiempo para buscar un poco más de luz para los seres; pero sabemos que, más allá de esas resonancias primeras bíblicas, o del de otras culturas, este poemario apuesta por un cristianismo de raíz evangélica.

Hay otra circunstancia osada en este libro que nace en este tiempo medroso y a él destinado, y es el de la forma que el poeta ha elegido para conformar su mensaje: el del soneto. Resulta así la prueba de este libro, más allá de otras posibles que el lector puede extraer de en su interpretación personalísima, un doble reto: el de apostar por formas y contenidos nada usuales y, por ello, nada fáciles.

Reto hubo y hay, en fin, en este premio que no es cualquier premio, sino que viene a apostar por una temática igualmente tan osada como necesaria en este tiempo tan desinformado y, por desinformado, desnortado en cuanto se refiere al campo del humanismo y la espiritualidad. Se convierte así, una vez más, la poesía en un medio trascendental, como siempre lo ha sido en los momentos cimeros de la Historia.

Salamanca, verano de 2021

 

 

 

Selección

 

I 

LAMENTACIONES DEL DESTERRADO

 

Entonces fueron crucificados* con El dos ladrones, uno a la derecha
y otro a la izquierda.
Mateo 27:38

 

III

 

Este ladrón que ves ya desmentido,

este hombre que también fue desterrado,

este hombre con la luz crucificado,

este mortal de gracia, sucedido.

 

Este de sangre y robos, confundido

que violentó la vida por el hado,

que del oro no muerde su calado,

que llora por sus padres, ofendido.

 

Y junto al leño, pido tu clemencia

y escuchas, moribundo, ya mi ruego

y mis labios te tienden alabanza

 

y mi cuerpo se vuela en adyacencia,

cuando sostienes vida por el fuego

de ver mi corazón por tu balanza.

 

 

 

Yo no supe dónde entraba,
pero cuando allí me vi
San Juan de la Cruz

 

V

 

Yo también me quedé sin todo el huerto

aquel perdido, nunca recobrado;

el paisaje que tiembla, desalado,

el mar que se retira de tu puerto.

 

En la vida, sin ti, he estado muerto

no comprendiendo el fuego desatado,

la zarza sobre el monte contemplado;

las palabras que imploro, descubierto.

 

Háblame fuego, llámame Dios sacro.

Háblame por la lluvia y por la nieve.

Háblame por el barro descarnado.

 

Háblame por el verso que ya lacro

con toda devoción y que se abreve

más allá de tu cuerpo consagrado.

 

 

 

El Señor no tarda en cumplir su promesa, según entienden algunos la tardanza.
Más bien, él tiene paciencia con ustedes, porque no quiere que nadie perezca sino que todos se arrepientan.
2 Pedro 3:9

 

IX

 

Me nombro el Buen Ladrón, llamado Dimas

que antes de la crucifixión, robaba

a los ricos y a pobres exclamaba

elogios vivos, dádivas y rimas.

 

Terrenales imágenes que imprimas

en los rollos que el mar te confesaba

antes de toda muerte profesaba,

sacralidad de lluvias como climas.

 

Porque me martillaron las dos manos

y los pies se me unieron en un coro

para morir con Dios, ensimismado

 

para ser en la muerte como hermanos

pero tú, el divino hijo con su lloro

me miraste, mundano y perdonado.

 

 

 

II

VÍA DOLOROSA

Segunda Estación: Jesús Toma la Cruz

 

Y salió Jesús, llevando la corona de espinas y el manto de púrpura.
Y Pilato les dijo: !!He aquí el hombre!
Juan 19,5

 

XV

 

Es este acontecer de las espinas

que nos viene puyando de repente;

Tú, con el manto púrpura, candente

contemplando lo humano con sus ruinas.

 

En esta afectación con las hambrinas,

del sorteo del manto, que esplendente,

sigue como paloma tan fulgente

cuando te cubren ansias purpurinas.

 

Y fueron duros, crueles los azotes;

el cardumen de gotas por la frente

juzgado por ser rey con todo el nombre

 

en medio de soldados tan burlotes

escupiendo tu rostro penitente.

Aniquilamos a Dios.  ¡He aquí el hombre!

 

 

 

XXV

SEGUNDA PALABRA

«Yo te aseguro que hoy estarás conmigo en el Paraíso».

 

Yo, el ladrón de la vida eterna, imploro:

“Acuérdate de mí, en tu paraíso”

al ver el resplandor en ti, conciso

y el viento redoblando como un coro.

 

Y tu serenidad cuando te lloro,

y apareces, pastor, ¡cuánto me iriso!

con blancura de pluma y de narciso;

y eres mío, Señor, ¡cuánto te adoro!

 

Y me llevas contigo, desbocado

cual pozo que a la boca queda impreso

desbordando mi ser en sus orillas

 

Y me entrego sin sed, ya conquistado

en éxtasis de cuerpo, sangre y seso

resplandeciendo mi alma en tus gavillas.

 

 

 

¿Debo llegar a ti callando
para encontrarte en lo oscuro,
Guadalupe Amor

 

XXIX

 

Sexta palabra

«Todo está cumplido».

 

Otra vez que se anuncia la escritura

o que viene del credo al desvarío;

es Dios que agoniza ante el sol impío

y el ladrón bueno, contemplando albura.

 

Del escenario magro en su tristura,

María gime ansiosa como un río

que ya se sobresalta en su desvío

hacia un bosque sereno de hermosura.

 

Se quedan las palabras del profeta,

rielantes por la gracia del papiro,

palpitantes al mundo del ahora.

 

Como el gallo que enciende su veleta;

Jesús va hacia la muerte en un suspiro

y le empieza a cubrir toda la aurora.

 

 

 

III

ALABANZAS AMATORIAS DEL BUEN LADRÓN

 

XXXVI

Aunque tu nombre es tierno como un beso
y trasciende como óleo derramado
Concha Urquiza

 

Dentro de lo que yo huelo estás presente.

Te concedes, óleo derramado;

eres perfume tenue y desbocado

y corres como río y como afluente.

 

Vas por mi cuerpo en ruta concluyente

en un éxtasis puro y lubricado

y la entrega es un astro murmurado

en la nariz, te brindas excedente.

 

En el aire te mueves y alucinas

en estela de música alocada

y me elevas en ciega signatura

 

y renace la flor que me abocinas

en una huerta de luz ilimitada

y eres olor que envuelve mi natura.

 

 

 

Cuando estemos de nuevo con nosotros

Quédate, por favor, mirando el surco
Jorge Debravo

 

XXXVII

 

Señor: te muestras táctil en mi boca

cuando ya te degusto, esplendoroso;

en mi lengua te luces portentoso

y el manjar de tu cena me trastoca.

 

Fruta o grano, tubérculo que aloca

el paladar me tienes sospechoso;

pruebo la tierra en vino dadivoso

y eres pan que en mis dientes desemboca.

 

Si prefieres el cielo que te muerde,

mi pasión que en papilas se dilata

al goce gustativo de la ofrenda.

 

Por el sabor divino que recuerde

tu labor hortelana que delata

lo místico del campo en su molienda.

 

 

 

Señor,
voy a cantarte una canción nueva;
voy a cantarte himnos con el salterio
Salmo 144-9

 

XLIV

 

El rey David cantó por ti y contigo

y compuso los salmos en belleza;

una piedra brotó con su dureza

para fundar el trono por testigo.

 

Y creciendo por montes, vino el higo

alzándose en verdor y en altiveza;

la madera de Dios en su realeza

y en las lenguas me vibra y yo prodigo.

 

Porque todo se mueve en alabanza

y eres mansión, morada o la cabaña

donde ocupas mi vida y la respiras

 

y la pasión se ciñe o se abalanza

cual dulzura de néctar o de caña;

y cual verano entero, me transpiras.

 

 

 

Y me mostró un río de agua de vida, resplandeciente como cristal, que salía del trono de Dios y del Cordero, en medio de la calle de la ciudad. Y a cada lado del río estaba el árbol de la vida, que produce doce {clases de} fruto, dando su fruto cada mes; y las hojas del árbol {eran} para sanidad de las naciones. Y ya no habrá más maldición; y el trono de Dios y del Cordero estará allí, y sus siervos le servirán.
Apocalipsis 22:1-3

Mágico trino duerme en mi garganta
Stella Sierra

 

L

 

Te canta el Buen Ladrón y te decanta

desde la tierra al cielo con estrellas;

en un coro de lluvias y centellas

y en las viñas tu salmo se trasplanta

 

Tu fe en mi vida, bosque que se planta

entre surcos y floraciones bellas

y el óleo que ofrendan las doncellas

y describir el gozo en mi garganta.

 

Y alabarte con todos mis fonemas,

el éxtasis de ti que es una fiesta

y me pone en letrero como aviso

 

y tu perdón de amor en los floemas.

Acuérdate de mí en divina gesta.

Acuérdate de mí en tu paraíso.

 

 

Acuerdate de mi cuando estés en tu paraiso

 

Javier Alvarado (Panamá, 28 de agosto de 1982). Ha obtenido premios nacionales e internacionales de poesía como la Mención de Honor del Premio Literario ... LEER MÁS DEL AUTOR