Jaime Huenún

Agua rápida

 

 

 

 

 

Agua rápida

 

 

 *

 

¿Qué vale más,

tu caída

o la dura tierra

donde caes?

¿Qué duele más,

la montaña inalcanzable

o el lento camino a casa?

No hay cabeza libre

bajo el ramaje de los árboles

ni ojos que se sacien con el agua

del amor.

Mira el desesperado

y ardiente cielo isleño

rodando entre las rojas

aves de la noche.

 

 

*

 

 

Todos nos iremos con la tempestad,

todos perderemos la visión

a punta de relámpagos.

El rostro del amor se quedará en el viento,

la casa y la parroquia

serán un rápido reflejo

en el agua torrencial.

La rabia flotará como un sauce desraizado,

el cariño de los perros huirá

a las más lejanas cumbres.

Cantará la noche sólo para ti,

oh, querido loco,

oh, perdido animal

sobreviviente.

 

 

*

 

 

Fui el bastardo que consoló a los árboles,

el pequeño perro que no huyó de los disparos,

un poeta sin palabras ni sombras ni alegrías

que lloró sobre las piedras y el polvo

y rodó sobre el oro y el mármol

como un ebrio harapiento

sin perdón, sin dolor

alejado de todo regazo,

abrigado por un vano corazón traicionado.

 

 

*

 

 

No te quedes en casa.

En la raíz del sol

escuchamos el eco de la ciudad,

el silbido de las nubes

que van borrando el día,

el rostro de los muertos

en la corteza de los castaños.

No te quedes en casa,

no te quedes en la palabra noche,

en el oculto quejido del amor

que aflora en los cementerios.

Abre el portal del sueño,

el sucio ventanal del amanecer

y cruza esa blanca manada de animales

que beben el primer rayo de luz

en un lento río que desaparece.

 

 

*

 

 

Sólo lo que a veces recuerdas

puede ser de nuevo convocado,

como el cauce veraniego

que añora los antiguos torrentes invernales.

La palabra en la boca

dibuja en el aire

el rostro de los hechos,

la imagen de los nombres

que cruzaron brevemente sus destinos.

Arde la memoria que no pudo escribir

la pasión, la desdicha, el abandono,

sólo la melancolía de un parque solitario

y un camino de bajada

frente al río invisible de la ciudad.

 

 

*

 

 

Como un blanco secreto

huye el amor

de quienes fríos yacen

bajo los puentes.

Se escucha el tren del sur

sobre las negras nubes,

el agitado canto

de los bohemios.

Los viejos cargan cellos

hacia barcos rugientes.

Monedas brillan, caen

como hojas al barro.

Y el agua nos alumbra

en los quietos ojos del mirlo.

 

 

*

 

 

No hay lectores en el cielo, la tempestad

es siempre imaginaria y el amor

un enemigo común.

El adorable sol de los niños,

salado como el mar matutino,

ilumina tus ojos y te hace estallar

en cantos, en danzas celestiales

que acompañan

la iluminación del abismo.

Lo que no se pudo tener

se barre con la escoba del tiempo, se bebe

en la sangre entumecida, se incendia

en los rayos que arden

en áureas ciudades antiguas.

Lo que no se pudo tener, ese

olor cariñoso, esa desaparición,

esas vastas meditaciones que se escriben

para los pájaros y los perros

que yacen enterrados

bajo la lluvia y la neblina.

No hay lectores en la tierra, en las raíces

del destino, las palabras

son imaginarias

como la luz de los cuerpos que se alejan

para poder respirar.

 

 

 

 

-Jaime Huenún
Agua rápida
Ediciones DASKAPITAL
Chile, 2024

 

 

jaime huenún portada agua rápida

Jaime Huenún Poeta huilliche chileno nacido en Valdivia en 1967. Su trabajo literario ha sido reconocido con el Premio Pablo Neruda de poesía otorgado ... LEER MÁS DEL AUTOR