Izet Sarajlic. Sarajevo

Presentamos un texto clave del gran poeta de Bosnia en la traducción al español de Fernando Valverde con la colaboración de Sinan Gudžević.

 

 

 

Izet Sarajlic

 

 

SARAJEVO

 

Ahora también duermen nuestros queridos inmortales.

 

Frente al colegio femenino,

crecido bajo el puente discurre el río Miljacka.

Mañana será domingo.

Coged el primer tranvía a Ilidža,

un lugar en el que, como es natural, nunca cae la lluvia,

la aburrida y larga lluvia de Sarajevo.

¡Quién sabe cómo se sentiría sin ella Cabrinović en prisión!

 

Nosotros la maldecimos, blasfemamos,

y sin embargo, mientras cae,

fijamos los encuentros de amor

como si estuviéramos en el corazón de mayo.

 

Nosotros la maldecimos, blasfemamos,

conscientes de que nunca podrá convertir el río Miljacka

en el Guadalquivir o en el Sena.

 

Y entonces, ¿será un motivo suficiente para amarte menos

o hacerte sufrir menos ante la desgracia?

¿Será por ello menor mi hambre de ti

y mi derecho amargo

de no dormir mientras el mundo está amenazado

por una guerra o la peste

o cuando las únicas palabras posibles son “no olvidar” y “adiós”?

 

Además,

es posible que ni siquiera sea esta la ciudad en la que moriré

pero en todo caso habría sido digna

de un yo incomparablemente más sereno.

 

Esta ciudad en donde, a decir verdad,

no siempre he tenido mucha suerte

pero en donde cada cosa es mía y donde siempre puedo

amaros a cada uno de vosotros

y deciros que estoy desesperadamente solo.

 

Tal vez en Moscú podría hacer lo mismo

pero Esenjin ha muerto

y Evtušenko estará viajando por cualquier parte de Georgia…

¿Cómo iba a pedir yo auxilio en París

si ni siquiera han respondido a la llamada de Villon?

 

Aquí, en Sarajevo, si necesito ayuda

incluso los sauces, que son mis conciudadanos,

conocerán aquello que me hace sufrir.

 

Porque en esta ciudad, a decir verdad, no he tenido mucha suerte

pero en ella la lluvia, cuando cae,

no es sólo lluvia.