

Presentamos un texto clave de este reconocido autor en la traducción del búlgaro al español de Marco Vidal González.
Hristo Smirnenski
¡Que haya día!
Negra es la noche y siniestra,
la noche es helada como la muerte.
En el pecho desgarrado de la tierra
fluye lenta la sangre ardiente.
Entre el humo de las ruinas
el demonio sin ojos de la guerra
ondea feroz la bandera
espada contra espada sin cesar resuenan.
Entre tinieblas, opaca y espesa
se eleva la silueta siniestra
de una enorme cruz,
y el gentío desde todos lados
avanza, perseguido,
por la ira del dios áureo.
Y la oscuridad se hace más densa,
y la multitud lenta se agolpa.
De aire están sedientos los pechos;
los ojos piden luz,
un ansia, un único sueño
arde y se funde en las almas
y a través de las lágrimas y la sangrienta represión,
a través del horror de la fría oscuridad
un grito rebelde truena:
¡Que haya día! ¡Que haya día!
Hristo Smirnenski (1898 – 1923) es uno de los mayores poetas de Bulgaria. А pesar de su corta vida y de los apenas tres años de producción literaria, dejó un importante legado poético. Es de los primeros poetas búlgaros en tratar la temática social, influenciado por los ideales socialistas en auge en su época. En sus textos y poemas puede apreciarse el anhelo y la necesidad por derrocar el viejo mundo y construir uno nuevo. Su principal poemario es Да бъде ден! (‘¡Que haya día!’), que da nombre a uno de sus más míticos poemas y cuya traducción al español puede encontrarse más abajo. Smirnenski muere de tuberculosis poco antes de cumplir los 25 años.