La menstruación cuando por la ciudad pasaba
Por María Estela Guedes[1]
Señalaré sólo dos aspectos del poema en cuestión: en primer lugar, documenta la fase sociable de Herberto Helder (Funchal, 1930-Cascais, 2015), en la que participó en diferentes movimientos, como el surrealista, y asumió el liderazgo de otros. De hecho, al editar, con António Aragão, los dos cuadernos de Poesía Experimental, en 1964 el primero, y en 1966 el segundo, se convirtió en el mentor de la vanguardia literaria, que se destaca en el Archivo Digital PO.EX; el segundo aspecto se refiere al tema, tabú aún hoy, susceptible de despertar el interés feminista, al igual que el de la censura.
El texto se publicó en 1964 en el libro Electrònicolírica. Ya el título evidenciaba uno de los propósitos de la poesía experimental, la fusión de las diversas modalidades del arte, y del arte con la técnica y la ciencia, en el deseo de laboratorio, de experimentación sobre los propios materiales utilizados en la obra de arte. En poesía, los materiales son las palabras, los versos, las herramientas de escritura e incluso el papel como soporte. Hoy, esos materiales se han ampliado a las nuevas tecnologías. La fusión con la ciencia tiene uno de sus iconos en el “Soneto Soma 14x” (1963) de Melo e Castro, compuesto sólo con números. Fernando Aguiar puede crear sonetos con árboles, en el terreno físico. Las palabras son experimentadas en su orígen etimológico, en su expresión fonética y semántica y en su imagen visual. Los versos se liberan de las líneas paralelas y, a veces, del papel. Poesía visual o poesía concreta son otros nombres para estas obras, que a veces se sitúan más en el campo de las artes plásticas que en el de la literatura. Herberto Helder fue el responsable de los tres cuadros de poesía visual titulados “Subida del hipopótamo”, publicados en 1966. En “A menstruação quando na cidade passava”, el poema tiene una forma casi canónica, salvo que el verso se libera de la sintaxis, por no coincidir con la frase.
Además de Herberto Helder y António Aragão, los poetas visuales más destacados de la época son Ana Hatherly, Melo e Castro y Salette Tavares. Ana Hatherly, como ensayista e investigadora, demostró en A Experiência do Prodígio que gran parte del experimentalismo de la vanguardia ya es evidente en los poetas barrocos.
Antes de 1964, Herberto Helder sólo había publicado ese deslumbrante poema editado por Luiz Pacheco, “O amor em visita”. “A menstruação quando na cidade passava” se le parece; siendo experimental por un lado, por otro es escrito en verso libre, exuberante, lleno de metáforas inesperadas. El laboratorio se da en PO.EX, también resaltan la espontaneidad y la libertad buscadas por el surrealismo; una libertad que buscaba a través de la escritura automática la ausencia de supervisión racional.
Pasando ahora al segundo aspecto del poema, el temático, es fácil ver que no deja indiferente a los lectores, incluso en nuestros días. Herberto Helder era una persona muy libre, capaz de tocar cualquier tema, incluso éste, el de la menstruación, que también llamamos en portugués, “período”. Si se fijan, esa palabra no aparece en el poema, sino “tiempo”. El tiempo es mucho más amplio y mítico que el período. Al final del período, el estudiante se examina; al final del tiempo, nos encontramos con la eternidad.
Igualmente evidente es el juego de colores, en el que domina el rojo de los claveles y de la sangre, en contraste con la blancura de la nieve; otro contraste es el del frío y el calor.
Así pues, el tema de la menstruación, que alude a la vida en su aspecto más biológico, no sólo es poco frecuente en la literatura, sino que es extremadamente raro en los textos masculinos. Hasta hoy solo he encontrado mujeres que escriban poemas sobre este tema. Supongo que sólo Maria Velho da Costa, Maria Isabel Barreno y María Teresa Horta, las Tres Marías, autoras de las Novas Cartas Portuguesas, podrían haber rivalizado con Herberto Helder en este campo. Me refiero a que estos textos fueron escritos antes de la Revolución del 25 de abril y, por lo tanto, son susceptibles de censura. De hecho, tanto las Tres Marías como Herberto Helder sufrieron graves presiones políticas que desembocaron en procesos penales. Maria Isabel Barreno, María Velho da Costa y María Teresa Horta, con Novas Cartas, y Herberto, con Natália Correia y otros, sufrieron procesos penales a causa de la Antología de la poesía erótica y satírica portuguesa, publicada en 1965 por Fernando Ribeiro de Mello.
María Teresa Horta, en Minha senhora de mim e outros livros, puede haber tocado el tema, pero sólo una década, o más, después de Herberto Helder. Rosa Sangrenta se centra en la menstruación, pero ese libro, de 1975, pertenece ya a una nueva realidad política, la del período posterior al 25 de abril, democrático.
“A menstrução quando na cidade passava” no es un poema erótico ni satírico. Se refiere al tema más fundamental del poeta, el del cuerpo, envuelto en sus misterios de creación, palpitante de sensorialidad. Las emociones y las sensaciones perturban al poeta cuando se mete con el vocabulario de la fisiología, y ésto puede verse desde el primer libro hasta el último.
La pregunta que me viene a la mente, cuando leo el poema, se refiere al lugar: en apariencia, cuando el poeta pasaba por la ciudad, notaba el olor de la menstruación: el primer verso, sin encabalgamiento, dice así: “La menstruación cuando en la ciudad pasaba el aire”. Y luego tenemos el olor siendo transportado en la ciudad por el movimiento del aire…. Pregunto: ¿qué ciudad? ¿Coimbra? ¿Lisboa? No, yo diría que el poeta recuerda experiencias vividas en Funchal, de niño, con su madre y hermanas, personajes de muchos poemas, casi siempre como presencia corporal, estimulando las percepciones sensoriales. En aquel ambiente familiar, el tema sería aún más tabú que para la censura social y política, ya que el poeta recibió la lengua y la cultura maternas en una familia judía.
Hoy en día, la menstruación no será un tema abundante, pero se da, sobre todo en la poesía femenina. Aunque ya no es tabú en la literatura, como nada lo es cuando se trata de género y trans; confieso que me molestaba pensar que Valter Hugo Mãe debía sufrir todos los meses con los dolores menstruales. Al menos eso es lo que sugiere Carla Diacov en el título de su libro, A menstruação de Valter Hugo Mãe (Ediciones Macondo, 2020).
A menstruação quando na cidade passava*
A menstruação quando na cidade passava
o ar. As raparigas respirando,
comendo figos – e a menstruação quando na cidade
corria o tempo pelo ar.
Eram cravos na neve. As raparigas
riam, gritavam – e as figueiras soprando de dentro
os figos, com seus pulmões de esponja
branca. E as raparigas
comiam cravos pelo ar.
E elas riam na neve e gritavam: era
o tempo da menstruação.
As maçãs resvalavam na casa.
Alguém falava: neve. A noite vinha
partir a cabeça das estátuas, e as maçãs
resvalavam no telhado – alguém
falava: sangue.
Na casa, elas riam – e a menstruação
corria pelas cavernas brancas das esponjas,
e partiam-se as cabeças das estátuas.
Cravos – era alguém que falava assim.
E as raparigas respirando, comendo
figos na neve.
Alguém falava: maçãs. E era o tempo.
O sangue escorria dos pescoços de granito,
a criança abatia a boca negra
sobre a neve nos figos – e elas gritavam
na sombra da casa.
Alguém falava: sangue, tempo.
As figueiras sopravam no ar que
corria, as máquinas amavam. E um peixe
percorrendo, como uma antiga palavra
sensível, a página desse amor.
E alguém falava: é a neve.
As raparigas riam dentro da menstruação,
comendo neve. As cabeças das
estátuas estavam cheias de cravos,
e as crianças abatiam a boca negra sobre
os gritos. A noite vinha pelo ar,
na sombra resvalavam as maçãs.
E era o tempo.
E elas riam no ar, comendo
a noite,
alimentando-se de figos e de neve.
E alguém falava: crianças.
E a menstruação escorria em silêncio
– na noite, na neve –
espremida das esponjas brancas, lá na noite
das raparigas
que riam na sombra da casa, resvalando,
comendo cravos. E alguém falava:
é um peixe percorrendo a página de um amor
antigo. E as raparigas
gritavam.
As vacas então espreitando,
e nos focinhos consumia-se o lume em silêncio.
Pelas janelas os violinos
passavam pelo ar. E a menstruação nas raparigas
escorria pela sombra, e elas
gritavam e comiam areia. Alguém falava:
fogo. E as vacas passavam pelos violinos.
E as janelas em silêncio escorriam
o seu fogo. E as admiráveis
raparigas cantavam a sua canção, como
uma palavra antiga escorrendo
numa página pela neve,
coroada de figos. E no fogo as crianças
eram tocadas pelo tempo da menstruação.
Alimentavam-se apenas de figos e de areia.
E pelo tempo fora,
riam – e a neve cobria a sua página de tempo,
e as vacas resvalavam na sombra.
Em silêncio o seu lume escorria das esponjas.
Partiam-se as cabeças dos violinos.
As raparigas, cantando as suas crianças,
comiam figos.
A noite comia areia.
E eram cravos nas cavernas brancas.
Menstruação – falava alguém. O ar passava
– e pela noite, em silêncio,
a menstruação escorria pela neve.
La menstruación cuando en la ciudad pasaba*
La menstruación cuando en la ciudad pasaba
el aire. Las muchachas respirando,
comiendo higos -y la menstruación cuando en la ciudad
corría el tiempo por el aire.
Eran clavos en la nieve. Las muchachas
reían, gritaban -y las higueras soplando desde dentro
de los higos, con sus pulmones de esponja
blanca. Y las muchachas
comían clavos por el aire.
Ellas reían en la nieve y gritaban: era
el tiempo de la menstruación.
Las manzanas resbalaban en la casa.
Alguien hablaba: nieve. La noche venía
a partir la cabeza de las estatuas, y las manzanas
resbalaban en el tejado -alguien
hablaba: sangre.
En la casa, ellas reían -y la menstruación
corría por las cavernas blancas de las esponjas,
y se partían las cabezas de las estatuas.
Clavos -era alguien que hablaba así.
Y las muchachas respirando, comiendo
higos en la nieve.
Alguien hablaba: manzanas. Y era el tiempo.
La sangre escurría de los pescuezos de granito,
la niña abatía la boca negra
sobre la nieve en los higos -y ellas gritaban
en la sombra de la casa.
Alguien hablaba: sangre, tiempo.
Las higueras soplaban en el aire que
corría, las máquinas amaban. Y un pez
recorriendo, como una antigua palabra
sensible, la página de ese amor.
Y alguien hablaba: es la nieve.
Las muchachas reían dentro de la menstruación,
comiendo nieve. Las cabezas de las
estatuas estaban llenas de clavos,
y las niñas abatían la boca negra sobre
los gritos. La noche venía por el aire,
en la sombra resbalaban las manzanas.
Y era el tiempo.
Y ellas reían en el aire, comiendo
la noche, alimentándose de higos y de nieve.
Y alguien hablaba: niñas.
Y la menstruación escurría en silencio
-en la noche, en la nieve-
exprimida de las esponjas blancas, allá en la noche
de las muchachas
que reían en la sombra de la casa, resbalando,
comiendo clavos. Y alguien hablaba:
es un pez recorriendo la página de un amor
antiguo. Y las muchachas
gritaban.
Las vacas entonces acechando,
y en los hocicos se consumía la luz en silencio.
Por las ventanas los violines
pasaban por el aire. Y la menstruación en las muchachas
escurría por la sombra, y ellas
gritaban y comían arena. Alguien hablaba:
fuego. Y las vacas pasaban por los violines.
Y las ventanas en silencio escurrían
su fuego. Y las admirables
muchachas cantaban su canción, como
una palabra antigua escurriendo
en una página por la nieve,
coronada de higos. Y en el fuego las niñas
eran tocadas por el tiempo de la menstruación.
Se alimentaban apenas de higos y de arena.
Y por el tiempo afuera,
reían -y la nieve cubría su página de tiempo,
y las vacas resbalaban en la sombra.
En silencio su luz escurría de las esponjas.
Se partían las cabezas de los violines.
Las muchachas, cantando a sus niñas,
comían higos.
La noche comía arena.
Y eran clavos en las cavernas blancas.
Menstruación -hablaba alguien. El aire pasaba-
y por la noche, en silencio,
la menstruación escurría por la nieve.
Esta traducción es del blog Diario de Svejk: https://diariodesvejk.blogspot.com/2018/11/la-menstruacion-cuando-en-la-ciudad.html
Herberto Helder
Bibliografía:
– Ana Hatherly, A experiência do prodígio – bases teóricas e Antologia de textos-visuais portugueses dos séculos XVII e XVIII. Lisboa, Imprensa Nacional-Casa da Moeda, 1983.
– Arquivo Digital da PO.EX. In: https://po-ex.net/
– Herberto Helder, O amor em visita, Lisboa, Editora Contraponto, 1958.
– Herberto Helder, Electrònicolírica, Lisboa, Guimarães Editores, 1964.
– Herberto Helder, Ascensão dos hipopótamos. In:
https://www.triplov.com/estela_guedes/2010/poesia-visual/pages/Herberto_Helder1.htm
– Herberto Helder, A máquina lírica. in Ofício Cantante, Lisboa, Assírio & Alvim, 2009.
– Maria Estela Guedes e outros, város ensaios e outros documentos em triplov.com .
[1] Conferencia dada en el marco de la Tertúlia Artes e Letras, Biblioteca Pública de Lamego, 24.06.23
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*Maria Estela Guedes (1947-) ha publicado centenares de libros, ensayos y crónicas sobre literatura y otras artes, en Portugal y en el extranjero. Figura en varias obras colectivas, entre ellas Todos os Saramagos (2022) y Contos que Fernando Pessoa não escreveu (2019). Dos de sus obras, O lagarto do âmbar (El lagarto del ámbar), se presentaron en el Fund. Calouste Gulbenkian, dirigida por Alberto Lopes, y A Boba, en el Teatro Experimental de Cascais, dirigida por Carlos Avilez. También ha participado en eventos de artes plásticas, el último de ellos en 2021, en el Museo de Arte Contemporáneo de Lisboa, como parte de las celebraciones del Centenario de Ernesto de Sousa. Dirige el sitio web y la revista Triplov, en triplov.com. Algunas de sus obras de referencia: Herberto Helder, Poeta obscuro, Lisboa, 1979 y A obra ao rubro de Herberto Helder, São Paulo, 2010. Poemarios más recientes: Clitóris Clítoris, Esta noite dormimos em Tânger y Conversas com Federico García Lorca, publicados por la Editora Urutau, Pontevedra/São Paulo, en 2020, 2021 y 2022.