Colombia, buenas noches
Hombres solos
Antes de que llegue la comida
en el lindo restaurante de Bogotá
un amigo me dice que está de duelo
es su hermano y su padre
luego seguimos hablando
pero yo pienso en ellos dos
como pienso en mi medio hermano
en mi padre y medio
y en toda la mitad de mi vida
que aparece cada vez despidiéndose.
¿Caminarán en silencio, llorarán a escondidas,
tomarán algo en algún boliche?
Hombres solos que deambulan por el mundo
sin que nadie repare en ellos
nos observan desde la vereda de enfrente
y cuando levantamos la mirada ya han partido
porque tampoco éramos nosotros.
Estamos de duelo
no cuando alguien muere
sino cuando morimos también con ellos
aunque transmigren o se esfumen
nos hablen en sueños o no
siempre se trata de lo que no dijimos
lo que no hicimos
lo que no supimos abrazar
cuando lo único valioso era sonreír
frente a las nubes y las estrellas
que son quienes ya no estarán al amanecer.
Tu padre y tu hermano
son también mi padre y mi hermano
y esta lluvia es lo que uno llora
cuando somos también hombres solos
sin que se pueda olvidar
la distancia que tenemos
con todo lo que no dejamos
los países a lo lejos
los amores al partir
la fe.
En una esquina un hombre
nos pide para comer
y ese pan es el corazón del mundo
hecho por las manos de otros hombres solos
que también para comer recorren la ciudad.
Camino de regreso al hotel
con los pies empapados
me acuesto en la cama
y se hace de noche sobre mí
las luces en el cerro me preguntan
¿quién eres? ¿cómo te llamas?
¿hasta cuándo huirás?
El niño que siempre soy sigue llorando
ya no es un hotel en la calle 74
sino mi padre en un verano
que me dice que vayamos al mar
mi hermano que me invita al cine
y les digo que no
que no quiero ir pero sí quiero
y tengo siglos de pena
porque el muerto fui yo para ellos
y nunca volví.
Hombres solos que deambulan por el mundo
sin que nadie repare en ellos
eso he hecho estos días
y la muerte quizá eso es
porque hay una belleza en partir
una belleza en renunciar
una belleza en dejarlo todo
pero también
una belleza en volver.
Estamos de duelo Jeff querido
por una sola razón
para que no volvamos a morir.
Bogotá, 14 de agosto, 2021
[Uno se olvida del cuerpo]
Cuando el milagro es la separación misma
Ana Blandiana
I
Uno se olvida del cuerpo
hasta que muere
ahí ya no hay confusión posible
entre los calzoncillos y las piernas
la camisa y el pecho abierto
sobre el que duerme
el animal imaginario
que es el espíritu.
II
También cuando se mira en el espejo
de un baño que mide décadas
y que tambalea como las cajitas
pues desde el más allá
el presente no es un regalo
sino un punto y medio
entre el agua y la gravedad
que uno mismo es.
III
En la oscuridad
el cuerpo y yo somos uno solo
un solo error
una sola diminuta persistencia
descuartizada e intermedia
como la lengua que intenta unir
la ley universal de las distancias
con la excepción que es tocarse el rostro.
IV
Las tripas sueñan
con otros mundos mejores que este
que efectivamente es uno por dentro
tirado en una cama
escuchándolas crujir
y es un canto
desde donde vienen hace millones de años
los hombres y el estiércol.
V
Irse de este mundo es volver
pregúntale a los átomos dónde.
VI
El plural siempre fue el engaño
lo presentíamos al contar las ovejas
del alfabeto que describe el infinito
como la soledad y las estrellas de esta noche.
VII
Finalmente olvidarse de todo es una bendición
que es lo que hace el universo
para comenzar de nuevo una y otra vez
sin mirar detrás del cuerpo que también fue.
Epílogo
Lo que se mueve caerá
como los días y las siglas
las masas y la inflación
el yo interior y el cosmos sideral.
Todo se perderá dentro de uno
las ciudades tendrán nombres de mascotas
los barcos flotarán sobre la tinta
las ventanas llorarán.
Buenas noches lindos ojos
casita de la luz
envidia de la nieve
fruto de los huesos.
Adiós muertos queridos
no hay ninguna diferencia
entre la posteridad
y la caca de palomas de la paz.
No le hagan caso a los fantasmas
siempre dicen lo mismo.
¿Oyeron eso?
Bogotá, 16 de agosto, 2021
EL DORADO – RÍONEGRO
Se intenta viajar liviano
como si recién se despertase
y fuera uno mismo la maleta
que alguien pesa y mide de mala gana
pero se cargan los recuerdos
la paradoja de la ausencia y el vacío
todo lo que sigue allí.
Partir es fijarse en los contornos
mirarlos por primera o última vez
ya sea del paisaje o las palabras
con que uno se hace lugar en el planeta
y esa es la persistencia
de quien sabe que dormirá solo
en una ciudad
que sueña despierta consigo misma.
Me miro a lo lejos de tan cerca
en los pliegues de la piel
que surcan los espejos y la ropa
y se pasa frente a ellos con la cabeza gacha
como las nubes o las estrellas
que también envejecerán frente a otros mares
que fueron desierto y tormenta.
Sombras y solamente sombras
las que te acompañan
al colgarte de la gravedad del mundo
ya sea hacia la suerte que es el invierno
escondido entre las prendas
con la que uno vive dos vidas
o imaginando la luz que baja de las montañas
entre piedras que chorrean átomos
y árboles que se azotan contra las constelaciones.
En cada voz hay un lugar
donde uno oye la leña quemarse suavemente
sobre los muertos que piden apagar la luz
pero todo es bosque
cuando se es animalito silvestre
enmudecido ante el amor
que existe en lo salvaje de las flores
lo misericordioso de los hongos
en la ley de la ley de los animales.
Siempre es tarde en la realidad
y todo allí está condenado a muerte
por la enfermedad de la atracción
como la ternura de los aviones que gatean
dentro de la casa que es la geografía
arrugando la alfombra que es la historia
de los que hablan desvelados con Dios.
Uno se despide sin asumirlo
de todo lo que pasa por una sala de espera
en cualquier no lugar:
hospitales que sangran
oficinas humilladas
tribunales que se quiebran
y uno mismo como ellos
camina en círculos
a lo ancho de las líneas del piso.
Se matan horas en los aeropuertos
y sus espíritus se adueñan
de las tiendas de souvenir
donde la gente compra ratitos de colores
pues lo obsoleto es lo que se lleva
los nombres y la pose de los nombres
en bolsas saturadas de mareo.
Cuando las puertas se abren
es que se cierran
y los documentos son siempre
para dar fe de que se es huérfano
por eso al viajar uno es feliz
porque se es niño
hasta que se puede olvidar.
Se trata de una escala de las cosas
y de la posibilidad de morir
que es hablar por siempre con extraños
pero también de la posibilidad
de soñar con un padre
para despertar en su hombro
y comenzar otra naturaleza.
La noche silba allá afuera
mientras otros hombres se besan en los baños
se palpan y hablan en lenguas
luego uno de ellos te empuja y se sonríe sin querer
pero siempre es la muerte corriendo como loca
para venir a darte la bienvenida:
buenas noches
ciudades cubiertas por el lodo magnético
florecitas de plástico
radares cínicos y suicidas
máquinas tan pequeñas e inmensas
que se estrellan contra la pobreza premonitoria
talión de Aquiles.
Es un mundo en guerra
y estoy hablando de la madrugada
que es mi propia humanidad ante su fin
digo el fin de los amores
que se manchan para siempre
el fin de los poemas
que no deben mirar atrás
el fin de la historia
que es llegar a un destino.
Estoy hablando con los muertos
como si fuera yo.