Puente de amistad
(Traducción al español de María Del Castillo Sucerquia*)
La preciosa bailarina
Ella era lo más divino
en la discoteca, nunca pasaba
inadvertida
ella, su cuerpo de ángel
cara de diosa virginal
un vestido ceñido
como bala en la pistola
caderas que disparaban
a los corazones desde la
pista de baile
baba de hombre
resquemor de mujer
—¿quién es esa novata?
¿qué hace ella aquí?
bailó toda la noche
rechazó la compañía
antes del último llamado
batió sus alas
penetró en la noche
la mariposa, su artillería
Igualdad
La naturaleza y el amor
palpitan igual en mi corazón
se entrelazan
son inseparables
un nudo imposible
de soltar
inténtalo y verás
la tormenta que
al camino embarga
la naturaleza y el amor
se protegen mutuamente
saben el qué, cómo
cuándo y por qué
no conocen la prisa del jinete
el tiempo avanza de sus manos
Agua
El agua corre en un arroyo
va a donde le plazca
se abre paso entre las rocas, la arena
reposa en un pozo de agua fresca
desde las profundidades de la Tierra
brota el agua más pura y clara
el agua revitaliza al excursionista cansado
mata la sed de los labios ajados
da vida a infinitas formas
nutre al bosque, al jardín
—cada sed que te sacia
en el corazón guárdala
las gotas de lluvia se deslizan
en las plumas del águila
se precipita y surca el rocío
impregna licencia, gafas
el agua, un milagro-espejo
para el arcoíris, sus albores
gana siempre el agua
represarla no intentes
déjate llevar
en ella conviértete
Puente de amistad
Por lo general, no buscas amigos, por accidente tropiezas con ellos.
Al inicio, parecen ser como el agua y el aceite, pero las diferencias empiezan a evaporarse y aparecen similitudes; ambos hicieron las mismas cosas, sufrieron las mismas etapas en la vida, piensan de la misma forma sobre las pequeñas y grandes cosas. Nace un vínculo, y más vale que lo aprecies.
Los verdaderos amigos nunca te rompen, apenas intentan doblarte para que cambies el casete por tu propio bien. Ellos son los ojos vigías que observan desde el tejado cuando sólo miras por la ventana. Los amigos auténticos son especies extrañas, no crecen en cualquier árbol y, sin embargo, los encuentras a tu lado cuando nadie te apoya.
Saben levantarte si caes y ríen contigo cuando te drogas. Son curadores del cuerpo, la mente, el alma. Una verdadera amistad es como un puente pedregoso: nos conecta, soporta todos los climas y, lo más esencial, nunca se rompe.
Calles brumosas
En la niebla caminan de la mano
no hay un alma a la vista
sólo el observador desconocido
tras la rendija
detienen el paso
funden sus hambrientos labios
él toma su cuello
con determinación y suavidad
ella se entrega a sus brazos
acaricia su espalda
cruza el límite
continúan el paseo
contra su voluntad
los ojos brillan
impregnados de deseo
no necesitan palabras
se dirigen al motel
salta a la vista el primero
de su nombre cuelga un seis
dan un giro a la derecha
y el observador, un paso atrás
no se necesita más
para saber cómo esta historia
va a terminar
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*(Escritora, columnista, correctora y traductora)
Barranquilla, Colombia.
lacabramontes@outlook.com