Gustavo Adolfo Bécquer

Gustavo Adolfo Claudio Domínguez Bastida, conocido como Gustavo Adolfo Bécquer, nace en Sevilla el 17 de febrero de 1836 y muere en Madrid el 22 de diciembre de 1870. Hijo de José Domínguez Bécquer y de Joaquina Bastida Vargas; el padre, pintor notable, adopta como primero el apellido flamenco Bécquer y sus dos hijos, Gustavo Adolfo y Valeriano, también; el padre muere en 1841 y la madre, poco después, en 1847, dejando en la orfandad a los hermanos que se refugian al cuidado del tío, también pintor, Joaquín Domínguez Bécquer. Gustavo Adolfo desarrolla cualidades en la pintura y en la música; sin embargo abandona los estudios para dedicarse, a partir de 1848, a leer con avidez en la biblioteca de su madrina, Manuela Monahay, las novelas y los poemas del momento. Chautebriand, Stäel, Sand y Balzac, Byron, Musset, Hugo y Espronceda, serán algunos de sus autores preferidos, aquellos que despiertan en el joven poeta la vocación por la literatura. Se traslada a Madrid en 1854 buscando un destino literario que poco a poco combina con ejercicios periodísticos, esta última actividad le dará alguna estabilidad económica, aparecen colaboraciones suyas en La Aurora, El Porvenir, La España Musical y Literaria, Álbum de Señoritas, El Correo de la Moda y La Crónica, muchas de estas publicaciones son animadas por sus colegas sevillanos que comparten el mismo interés por las letras. En 1857 aparece el primer tomo de Historia de los templos de España, en parte patrocinado por la corona y en colaboración directa con su hermano, el pintor Valeriano Bécquer, el poeta en esta época enferma gravemente y nunca podrá recuperar del todo la salud. En los años 1859 y 1860 publica teatro bajo el pseudónimo de Adolfo García, aparecen sus primeras rimas, la futura Rima xiii aparece el 17 de diciembre de 1859 en la revista El Nene; el 24 de octubre de 1860 aparece la Rima XV en el Álbum de Señoritas. En diciembre de 1860 inicia la publicación de las Cartas literarias en el periódico El Contemporáneo y continuará editándolas hasta abril del año siguiente. Sigue divulgando algunas rimas en diversas revistas y periódicos, una de ellas, la Rima XVI, se acompaña del siguiente epígrafe: “Es muy triste morir muy joven y no contar con una sola lágrima de mujer.” Aparece su prólogo anónimo a La Soledad de A. Ferrán. El 19 de mayo de 1861 se casa con Casta Esteban Navarro, de quien posteriormente se separa y con quien tiene tres hijos, aunque se pone en duda la paternidad del más pequeño,  ya que Bécquer se separa de su esposa apenas nace el niño, y en general existe un sentimiento de rechazo hacia su esposa por parte de toda la gente que rodea a Gustavo Adolfo, él mismo, gravemente enfermo, se retira a Toledo, alejándose de toda relación con su mujer, incluso, los abuelos maternos no consideran al tercer nieto en el testamento. En los siguientes años continúa colaborando en diversas revistas, es nombrado fiscal de novelas y, a partir de mayo de 1864, en una estancia, por su enfermedad, en el monasterio de Veruela, En El Contemporáneo la edición anónima de las cartas Desde mi celda. En el año de 1868 se separa de su esposa, sobreviene una revolución contra Isabel II y por estos disturbios se pierde el manuscrito de sus poemas al ser saqueada la residencia de don Luis González Bravo a quien lo había entregado para su publicación. Después de renunciar al cargo de fiscal de novelas, pasa a residir en Toledo y, durante 1869, en un cuaderno de notas, va recordando las composiciones que se perdieron en el manuscrito de sus poesías, titulando a este último cuaderno, Libro de los gorriones, con la anotación “Colección de proyectos, argumentos, ideas y planes de cosas diferentes que se concluirán o no según sople el viento. De Gustavo Adolfo Claudio D. Bécquer. 1868. Madrid.” De regreso en Madrid, en septiembre de 1870, fallece su hermano Valeriano Bécquer con quien había trabajado en múltiples proyectos y por quien sentía un gran afecto. A la desaparición del hermano, su esposa Casta regresa al hogar; sin embargo, rápidamente cae enfermo. Antes del fin destruye en el fuego una serie de documentos que considera comprometedores y muere en Madrid el 22 de diciembre de 1870, en su casa de la calle Claudio Coello, número 25. En abril de 1871 y al cuidado de su amigo Ramón Rodríguez Correa, aparece su libro póstumo Rimas, el cual recupera los textos del manuscrito Los gorriones, pero no sigue el orden dispuesto en él y altera algunas disposiciones del tipo de estrofa, así como ligeras pero constantes variaciones y correcciones impensadas.