Gottfried Benn

Hermosa juventud

 

(Versión al español de Jesús Munárriz)

 

 

Hermosa juventud

La boca de una chica que llevaba ya tiempo en un juncal
parecía roída.
Cuando se le abrió el pecho, el esófago estaba agujereado.
Por fin, entretejido debajo del diafragma,
un nido apareció con crías de rata.
Una de las pequeñas hermanitas había muerto.
Las otras vivían a base de hígado y riñones,
bebían la sangre fría y habían
pasado allí una hermosa juventud.
Y rápida y hermosa también llegó su muerte:
las tiraron al agua todas juntas.
Sus hociquines, ¡qué grititos daban!

 

 

Café nocturno

824: Amor y vida de las mujeres.
El violonchelo se echa un trago. La flauta
suelta un profundo eructo durante tres compases: la buena cena.
El tambor termina la novela policiaca.

Dientes verdes, espinilla en la cara
le hace un guiño a una inflamación de párpado.

Grasa en el pelo
le habla a boca abierta con amígdala faríngea
fe amor esperanza en torno al cuello.

A joven bocio le gusta nariz chata.
Le paga tres cervezas.

Foliculitis de la barba compra claveles
para enternecer a papada.

Si bemol menor: la Sonata 35.
Dos ojos vociferan:
¡No derraméis la sangre de Chopin en la sala
para que la gentuza la ande pisoteando!
¡Basta ya! ¡Eh, Gigi! –

La puerta se desliza: una mujer.
Desierto abrasado. Moreno canaán.
Casta. Rica en cavernas. Le acompaña un aroma. Leve aroma.
Es sólo un dulce abombamiento del aire
contra mi cerebro.

Una corporeidad grasienta da saltitos tras ella.

 

 

Madre

Te llevo como una herida
en la frente, que no se cierra.
No siempre duele. Y no se escapa
por ella muerto el corazón.
Sólo a veces de pronto enceguezco y siento
sangre en la boca.

 

 

Amenaza

Pero sábelo:
vivo días bestiales. Soy una hora de agua.
Por la tarde se adormece mi párpado como bosque y cielo.
Mi amor sólo sabe pocas palabras:
se está tan bien junto a tu sangre.

 

 

Oh noche –:

¡Oh noche! Ya he tomado cocaína
y se va difundiendo por la sangre,
el cabello encanece, huyen los años,
y debo, debo en esta efervescencia
florecer otra vez antes de la extinción.

¡Oh noche! No, no quiero tanto,
un pequeño fragmento de coagulación,
una niebla vespertina, una efervescencia
de supresión de espacio, de sentimiento del yo.

Corpúsculos táctiles, orla de células rojas,
un ir y venir y con perfumes,
desgarrado por rupturas de nubes y palabras –:
demasiado hondo en el cerebro, demasiado escaso en el sueño.

Las piedras vuelan por la tierra,
pequeñas sombras traga el pez,
sólo con malicia en la formación de las cosas
se tambalea el plumero del cráneo.

¡Oh noche! ¡Apenas quiero molestarte!
Sólo un pequeño fragmento, un brazalete
de sentimiento del yo – ¡en esta efervescencia
florecer otra vez antes de la extinción!

Oh noche, préstame frente y cabellos,
derrámate en torno a lo marchito en el día;
sé tú quien del mito de los nervios
me convirtió en cáliz y corona.

¡Oh calma! Siento un pequeño golpeteo:
en mí caen estrellas – no es ninguna broma –:
alucinación, yo: para mí, dios solitario,
concentrarse enorme en torno a un trueno.

 

 

—Gottfried Benn
Morgue y otros poemas expresionistas
Versión y prólogo de Jesús Munárriz
Colección El Oro de los Tigres II
Capilla Alfonsina Biblioteca Universitaria
Universidad Autónoma de Nuevo León

 

portada morgue

 

 

Gottfried Benn Nació en Mansfeld (hoy Putlitz), Brandenburgo, en 1886 y murió en Berlín en 1956. Es considerado uno de los poetas alemanes más importan ... LEER MÁS DEL AUTOR