El viaje y otros textos
(Traducción al español de Aleisa Ribalta Guzmán)
Verano
La cuerda que sujeta al verano
necesita atarse mejor
no porque pueda escaparse
sino para que nada le penetre
por ejemplo el frío seco
que dejaste al marcharte.
Recolección de bayas
Entramado de ramas
escaramujos, endrinas
en una maraña de recuerdos.
Me quedo atrapado muchas veces
Las espinas desgarran mi ropa
y mi piel
y las bayas que creo recoger
permanecen en el arbusto.
Pareciera volverse hacia adentro,
como cuidándose de sí mismo.
Como yo.
La ventana
Mi ventana late a golpetazos.
Atraviesa una ráfaga de otoño
toda la habitación
los dedos están rígidos
y descansa torpe el arco
en mi mano.
¿Cuándo se derrumbó mi casa?
Cuándo me quedé preso en este olor
a ceniza.
Mi ventana late
a un ritmo irregular.
¿Quién esta al otro lado?
¿Quién anuncia?
Una sola habitación queda
y la ventana late y late.
Problemas ambientales
El óxido no importa
yo mismo soy viejo
los neumáticos gastados también.
El impuesto, unas mil quinientas coronas
podré ahorrar de diferentes maneras.
Pero el recuerdo
tu voz y esa canción medio ahogada de la libertad
tus brazos rodeando mi cuello
sentada tras de mí en el coche
hacen que yo siga este viaje
lo pongo en el jardín
donde – como el amor añejo –
pueda oxidarse.
El viaje
Viajo a Svalbard
pero tú no estás allí
solo ese frío azul claro
este fluir lento de la soledad
camino al mar.
Tarde o temprano
pienso yo
me romperá también.
Por qué Svalbard
me preguntas.
Perdura en mí el frío
que dejaste al marcharte
reconozco el horizonte nítido
inalcanzable.
¿Me escuchas?
Y pesa esta ansia fría y azul
se desliza muy dentro
desgasta
choca contra todo
donde quiera que voy.
Hielo es lo que necesito,
la fragilidad del hielo nuevo
y el peso de un témpano
para volver a unirnos.
Desde el avión se ve
después todo tan pequeño.
El fiordo donde moría congelado
solo una grieta en el hielo.
Desde el asiento de al lado
el vacío fundiéndose a mi piel.