Gonzalo Rojas

Échenles agua a los muertos

 

 

 

 

ÉCHENLES AGUA A LOS MUERTOS

 

Échenles agua a los muertos, a todos

los muertos échenles agua, a todo

entero el muerterío agua fresca échenles,

agua madre

para que salgan

como orquídeas o

como mariposas al otro lado

de las estrellas, más

allá de la maleza

de la irrealidad, a ver

si lo de la resurrección era por último

resurrección o el loco

no era Artaud sino el Mismísimo

al que llaman Dios.

—Cállate,

cuerpo, ciérrate

en tu cerrazón, atente

a lo tuyo: lo que más

te será escasez en la asfixia grande

que ya está ahí será el agua

ese viernes sigiloso: el agua,

no el aire sino el agua,

el agua, agua, agua que ya no hablará el arrullo

del origen, ni

te lavará, ni te besará, ni

adentro ni afuera, seca

de sí, vacía

de haber sido, ella

que fue más madre que tu madre cuando la amniosis,

y antes,

todavía antes.

 

Del pez en fin

ochenta veces nadie que fuiste, quedarán

3 espinas: la

esquiza de pensar, la

sangrienta de amar,

la venenosa de haber nacido.

 

 

 

 

LILAT AL WAHDA*

 

Cuando muere el muerto no es que muera entera la totalidad

del desnacido, queda el alambre

de la memoria, un alambre

tenso, irreal, de unos diez metros

de amor, los parientes

hacen la figura y cuelgan

de la tirantez del hilo toda esa leva

de fornicios y precipicios que es por último el hombre

y su desnudez, sus éxtasis

diminutos en el cráter, ese olor

a Especie que olió abajo en los pelos

de las muchachas, así

no es que ése que está ahí se haya ido, ha

salido para entrar

generación tras generación a la bestialidad

insaciable del espíritu, ahí quedan

flameando en la filmación los pantalones, los calzones.

 

La muerte y el alambre: da risa

a lo que uno se expone. Todo

por aparecer con letras grandes a 10.000

el centímetro para que se sepa. Los esquimales

se enfrían sin alarde, pasan

la primera noche con naturalidad, ¿quién anda ahí, vuelco de fortuna?

Total uno se enciende y se apaga.

 

Y déle con pensar pensamiento. Cambio casa habitada

por deshabitada. Que el techo

sea alto y propicio

para la ventilación del pez

cuya agua es distinta

allá abajo.

—El corrupto serás tú, ¡hipocrite lecteur! Tu madre será puta.

Los locos somos hijos de Dios.

 

*En esquimal: la primera noche del muerto.

 

 

 

 

LOS VERDADEROS POETAS SON DE REPENTE

 

Los verdaderos poetas son de repente:

nacen y desnacen, dicen

misterio y son misterio, son niños

en crecimiento tenaz, entran

y salen intactos del abismo, ríen

con el descaro de los 15, saltan

desde el tablón del aire al roquerío

aciago del océano sin

miedo al miedo, los hechiza

el peligro.

 

Aman y fosforecen, apuestan

a ser, únicamente a ser, tienen mil ojos

y otras mil orejas, pero

las guardan en el cráneo musical, olfatean

lo invisible más allá del número, el

vaticinio va con ellos, son

lozanía y arden lozanía.

 

Al éxtasis

prefieren el sacrificio, dan sus vidas

por otras vidas, van al frente

cantando, a cada uno

de los frentes, al abismo

por ejemplo, al de la intemperie anarca,

al martirio incluso, a las tormentas

del amor, Rimbaud

los enciende:

«Elle est retrouvée

Quoi? L´Eternité»

 

Pero la Eternidad es esto mismo.

 

 

 

 

GUARDO EN CASA CON LLAVE

 

Guardo en casa con llave a las dos serpientes

dinásticas en

trinche aparte: Prorsa (así le puso Stendhal)

es más larga y sigilosa, más

ondulante Versa; las dos

vuelan como cisnes cuando les pido

que hagan su ballet en el aire por la noche; de

día más bien duermen dobladas

en siete, casi siempre en siete, en

su morada de vidrio; sueñan que son

las diosas Nekhbet y Bouto que ya bailaron antes como ellas

en El Libro de los Muertos.

Las uso para escribir el Mundo, por eso

les doy leche y uvas, las dejo jugar

libres entre mis papeles; me gusta que hablen solas

como yo, que piensen

su pensamiento de muchachas desde un fulgor

inmemorial sin miedo a

morir: eso me gusta.

Además cómo ríen de cada línea loca

que se me ocurre, Versa

es la que más confía en lo que hago, y hasta

acaricia mi oreja, Prorsa la exacta

me exige menos lujo. -Así no,

me dice: sin

euforia.

A veces les abro la otra puerta de mi cráneo y ésa sí

es alegría: bailan

hasta enloquecer, vuelan

por mi imaginación como si entraran a

otra galaxia y

no dejan dormir a nadie en ese espejo. La quebrazón

empieza con los gallos.

 

 

 

 

FLEXIONES PERO NO GENUFLEXIONES

 

10 a 12 flexiones en la barra de afuera

del jardín al amanecer, las rosas

ríen: -Vétero

áspero.

 

Discrepo: Ni tan

vétero ni tan áspero. La objeción

es pura liviandad de pétalos pintarrajeados listos

para la Arruga, putidoncellas y además: ¡fuera

de aquí!, yo

no soy hecho de pétalos,

soy

de cuarzo y persevero, me estiro

como tigre.

Gonzalo Rojas (Chile, 1916 - 2011). Considerado uno de los grandes referentes de la poesía chilena del siglo XX. Entre sus libros figuran: La miseria ... LEER MÁS DEL AUTOR