Gonzalo Arango

Poesía Nadaísta

 

 

 

Por Omar Castillo*

 

En el acontecer literario de Hispanoamérica durante las primeras cuatro décadas del siglo XX, la poesía escrita en Colombia no fue ajena a las propuestas de la Vanguardia poética heredera del Modernismo impulsado por Rubén Darío, Vanguardia asumida y realizada por poetas como Vicente Huidobro, César Vallejo y Oliverio Girondo entre otros, como tampoco a las propuestas de las Vanguardias europeas herederas del Romanticismo y el Simbolismo y asumidas por poetas como César Moro y Aldo Pellegrini. Empero, de estas experiencias de renovación que significaron las Vanguardias, en Colombia solo se encuentran realizaciones en muchos poemas de León de Greiff y en su magnífico libro Prosas de Gaspar. Primera suite 1918-1925, (Suplemento “Revista de las Indias”, No. 4, 1937). Y en el novedoso y desconcertante libro Suenan timbres (Editorial Minerva, 1926), de Luis Vidales. Aportes que se quedaron contenidos en la obra de estos poetas, pues sus ecos solo vinieron a sentirse con la publicación de Los elementos del desastre (Editorial Losada, 1953), de Álvaro Mutis, libro esencial y de gran irradiación en la poesía escrita en Colombia, fundamentalmente en la propuesta a partir de 1958 por el grupo Nadaísta. Otros poetas que en Colombia hicieron uso de algunos de los recursos explorados por las Vanguardias fueron Aurelio Arturo, Carlos Martín, Fernando Charry Lara, Héctor Rojas Herazo, Jorge Gaitán Duran y Fernando Arbeláez.

En 1958, cuando en Medellín es fundado el Nadaísmo por Gonzalo Arango, Alberto Escobar Ángel, Amílcar Osorio, Humberto Navarro, Eduardo Escobar, Darío Lemos, Jaime Jaramillo Escobar, Jaime Espinel entre otros y se suman a ellos desde Cali, Jotamario, Elmo Valencia y Armando Romero, la presencia del grupo Nadaísta en la literatura colombiana aparece tiñéndose y destiñéndose en el espejo de la cultura nacional como un cortocircuito a través del cual, sus integrantes deslizaron hábilmente el registro de sus escándalos y roses sociales con los que querían llamar la atención de un pueblo pacato y por esos años envuelto en una de las tantas contiendas fratricidas que lo han caracterizado desde los inicios de su independencia como país. Por supuesto también deslizaron sus poemas, manifiestos y demás escritos literarios, confrontando con ellos la modorra y las “sanas pasiones” entonadas en los versos rimados por la mayoría de los reconocidos aedas colombianos de esos días, y uno de cuyos oficios era el de encubrir la violencia usurera promovida por los señores “dueños” del país y sus familias.

En el “Primer manifiesto Nadaísta” escrito por Gonzalo Arango, es evidente la intención que sobrecoge a quienes se acogen y se movilizan consecuentes con lo dicho en él:

“Destruir un orden es por lo menos tan difícil como crearlo. Ante empresa de tan grandes proporciones, renunciamos a destruir el orden establecido. La aspiración fundamental del Nadaísmo es desacreditar ese orden”.

Empresa a la que se aplicaron tanto en su cotidianidad como en su creación literaria, de tal manera que con sus actitudes lograron tocar y alterar algunas de las costumbres de un sector de la población colombiana, y con su escritura consiguieron poemas, cuentos y textos de una calidad que sigue siendo pertinente en el acontecer literario hispanoamericano. Por lo mismo, resulta paradójico ver como los provocadores actos producidos en sus inicios por el grupo Nadaísta para llamar la atención de una sociedad acostumbrada por la modorra nacional imperante, sean los que hoy prevalecen y atraen a quienes se aproximan a ellos, ignorando casi siempre sus creaciones literarias, y si bien este anecdotario no deja de ser estimulante y divertido, su aporte es mínimo ante la obra escrita por ellos. Entonces aquí cabe decir que resulta oportuno aproximarse y leer sus obras más allá de ese anecdotario, pues es en sus obras donde se encuentran los aportes del grupo Nadaísta al acervo literario de Colombia y de Hispanoamérica.

Porque cuando la atención del lector se encamina hacia una obra como la de Gonzalo Arango, se encuentra con libros como Sexo y saxofón (Ediciones Tercer Mundo, 1963), en donde logra cuentos que pueden figurar en las más exigentes antologías de este género literario, y si el lector insiste en sus pesquisas, también se encuentra con Prosas para leer en la silla eléctrica (Ediciones Triángulo, 1966), libro de crónicas y ensayos escritos por quien supo aprehender los fenómenos literarios, sociales y políticos de su tiempo y rastrillarlos hasta lograr un decir que le permitiera auscultar y confrontar tales fenómenos, inclusive en sus momentos más ingenuos, su escritura no pierde fuerza y consigue impactar contra los aberrantes desmanes perpetrados por las clases económicas y políticas del país en las décadas de la llamada “Violencia en Colombia”.

Otro aspecto significativo en la trayectoria de Gonzalo Arango, son los hechos del Nadaísmo como realidad literaria en la cultura colombiana e hispanoamericana, pues fue él quien avisó las rupturas necesarias para oxigenar la literatura colombiana a mediados del siglo XX, para lo cual impulsó la difusión de los integrantes del grupo con el fin de que sus poemas, sus cuentos, sus ensayos, sus obras de teatro y sus novelas mostraran la renovación literaria lograda por ellos, asunto que hoy parece el resultado de un chiste si tomamos a Gonzalo Arango y a los otros integrantes del grupo Nadaísta como un reguero de anécdotas divertidas, empero, si vamos a sus libros comprenderemos el arduo proceso que esa renovación significó y sigue significando. Del trabajo de Gonzalo Arango como difusor de los integrantes del grupo Nadaísta quedan las antologías 13 Poetas nadaístas (Ediciones Triángulo, 1963) y De la nada al nadaísmo (Ediciones Tercer Mundo, 1966). Y no podemos olvidar al poeta, pues de su obra poética se puede armar una antología donde resultaría evidente lo huero de quienes afirman que Gonzalo Arango no es poeta. Una muestra de ello son los poemas suyos que Armando Romero recoge en su Antología del Nadaísmo (Sibila-Fundación BBVA, 2009).

Sigue siendo esencial para leer a Gonzalo Arango el libro Obra negra, “Selección antológica” preparada por Jotamario y publicada por Ediciones Carlos Lohlé de Buenos Aires en 1974. Pues en él se encuentra consignado el itinerario vital y literario del autor, sus ansias y desasosiegos, sus encuentros y sus rupturas, pero ante todo el lector se encuentra en este libro armado como un rompecabezas fragmentario, empero fascinante en lo sinuoso de su recorrido, con la escritura de un ser inserto en las vicisitudes de su tiempo y afrontándolas sin temor al equívoco ni a la ingenuidad, menos al ridículo. En “Manifiesto poético”, texto incluido en Obra negra Gonzalo Arango apunta:

“Un mundo en crisis y desintegración produce una belleza de tránsito, provisional en el Absoluto, y correspondiente a la turbación que la inspira”.

En la obra de Gonzalo Arango se mantiene un aliento vital para el lector de hoy y fundamentalmente para los escritores de nuestros días tan proclives a las “correctas maneras”  y a la fama mediática promovidas por la industria del consumo delirante apuntalado en lo clasificado como las formas y maneras “políticamente correctas” de vivir, pues en la obra de Gonzalo Arango se encuentran reflexiones y nociones de un ser humano que no tuvo temor de asumir sus contradicciones, de vivir lo oscuro y lo luminoso de su experiencia vital y creativa, la suya es la obra de un poeta y un prosista atento a las magnitudes visibles y no visibles de una época que sigue siendo la nuestra. Empero, es necesario recordar como la permanencia de un autor y la de su obra literaria está ligada a la capacidad lectora de cada tiempo, a las vicisitudes azarosas que son figuradas en él como en un fresco cuarteado y que aun así no para de suceder en sus imaginarios de realidad y otredad.

            La obra de Gonzalo Arango como la de los otros integrantes del grupo Nadaísta debe ser considerada de modo individual, ya que la escritura de estos no estuvo limitada por un programa literario, pues sus manifiestos apuntaban a las necesarias rupturas con la literatura escrita en Colombia hasta entonces, también contra lo solapado, lo mezquino y abrupto de su época, más que a convertirse en una guía de escritura. En sus coincidencias y diferencias, lo vivido en común por los integrantes del grupo Nadaísta fue una rotunda amistad inmersa en búsquedas humanas y literarias que permitió a cada uno de ellos asumir el encuentro con su capacidad creativa. Esta aventura es la que reflejan en sus obras y los hace partícipes y necesarios en el suceder de la literatura en Colombia.

Y volviendo sobre las irradiaciones mencionadas al inicio de este texto, es necesario recordar que en la poesía escrita en Colombia por muchos de los poetas que nacimos después de 1950, y empezamos a escribir tras la experiencia vital y creativa realizada por los Nadaístas, hemos aprehendido de las contribuciones y los abruptos de las Vanguardias y a través de ellas accedido de manera renovada al acervo poético de Occidente y del mundo, ampliando así las visiones y capacidades poéticas sobre la realidad y sus incógnitos. Asuntos posibles por la irrupción Nadaísta en 1958.

 

 

 

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Omar Castillo, Medellín, Colombia 1958. Poeta, ensayista y narrador. Algunos de sus libros de poemas publicados son: Huella estampida, obra poética 2012-1980 (2012), Tres peras en la planicie desierta (2018), Limaduras del sol y otros poemas, Antología (2018) y Jarchas & Escrituras (2020). Su obra también incluye el libro Relatos instantáneos (2010), la novela Serafín (2022) y los libros de ensayos: En la escritura de otros, ensayos sobre poesía hispanoamericana (2014 y 2018), Al filo del ojo (2018) y Asedios, nueve poetas colombianos (2019). De 1984 a 1988 dirigió la Revista de poesía, cuento y ensayo otras palabras, de la que se publicaron 12 números. De 1989 a 1993 dirigió la colección Cuadernos de otras palabras, de los que se publicaron 10 títulos. Y de 1991 a 2010, dirigió la Revista de poesía Interregno, de la que se publicaron 20 números. En 1985 fundó y dirigió, hasta 2010, Ediciones otras palabras. Poemas, ensayos, narraciones y artículos suyos son publicados en libros, revistas y periódicos impresos y digitales de Colombia y de otros países.

Contacto: om.castillo58@gmail.com

Gonzalo Arango (Andes, Antioquia, 18 de enero de 1931, Gachancipá, 25 de septiembre de 1976). En 1958 fundó el Nadaísmo, movimiento literario del que si ... LEER MÁS DEL AUTOR