Giuseppe Grattacaso

Está aún la presencia de las cosas

 

 

 

(Traducción al español de Emilio Coco)

 

 

 

LA HORTENSIA

 

Si la hortensia se cura fielmente

con un acto amoroso, ella vuelve

a retoñar, unas flores tras otras

se abre en copos, y consume el tiempo

verano tras invierno en nueva vida,

deprimida y luego remozada,

otra vez vieja y apergaminada

y después de unos meses muestra un rostro

sin una arruga, con piel delicada

y juvenil, completamente en forma.

Podríamos vivir también nosotros

cada seis meses, como hace la hortensia,

perdiendo fuerza y recuperando

el brío y el vigor, la juventud

en cada pétalo, crece el cabello,

se reafirma la carne en nuevas hojas

de gran envergadura. Todos viejos,

al mismo tiempo jóvenes, sin savia

respirando mal o audaces todos

en el cuerpo que envejecer no teme.

En la triste estación yo pensaría

mañana reflorezco sin arrugas,

con hojas luminosas e inflorescencias,

que quiero de color blanco y azul.

 

 

*

 

 

Está aún la presencia de las cosas,

la incómoda mirada de las lámparas,

el despertar que cuenta sus minutos

y pierde el ritmo, el televisor

que ha de repetir el cuadro negro,

cucharas distraídas en la espera.

Cuando se va quien habita la casa,

desaparece y no vuelve más,

queda tan solo un aliento, la mano

que busca en la mesa aquellas hojas,

la lista de las compras, unos pasos

de la puerta de entrada a la cocina

todavía por andar, acaso sean

no muchos, puede ser una decena,

no son tantos, avanza solo la huella.

 

 

*

 

 

Hubiera sido aún un año nuevo,

tan solo uno, qué podía costarle,

sol resplandeciente como a veces

acaece el domingo en diciembre,

unos pasos del lecho a la cocina,

de la cocina al baño, el mismo olor

de todas las mañanas de domingo,

mezcla de aftershave y taciturnos

suspiros de inquietud y de café.

Hubieras visto al menos esa luz

penetrar en el cuarto: yo estoy lejano,

para ti ya no existe el año nuevo

y también el pasado no va a ser

sino vacío, entonces de qué sirve,

arrepentirse solo y olvidar.

 

 

*

 

 

Es en la timidez el nuevo arranque,

la mano que acaricia el punto cero,

de aquí se empieza, un cauto respirar

y quedarse suspenso en este instante

de provisoria e intacta traición

al pasado, una espera permanente

del día después, si en otro de nosotros

nos volveremos. En la timidez

de vernos diferentes e imperfectos,

nuevamente imperfectos y absolutos,

en el gesto que persigue estás el brindis,

en el pensar que libera y termina

en ningún caso, donde arribaremos

es nuevo mundo, estamos aquí ahora

en el límite frágil e infinito.

 

 

*

 

 

En la idea más secreta innatural

la coliflor confiesa su deseo

de saberse distinta: rododendro

de dócil temperancia, alhelí

en primaveras, como flor de cala

consumirse a la espera de caricias,

ostentar dignidad como el geranio,

la flojedad antigua de la rosa.

La coliflor quisiera oler bien,

emular a la dalia en elegancia

y al jazmín en humildad fragante,

saberse esbelta, oponer ligereza

a la tormenta, no ya la fijeza

de sus escamas, el mísero refugio

de su redondez: harto imperfecta

para ser círculo, en sí absoluta

por no tener defecto, rigurosa

la coliflor no tiene amenidad

ni tiene flor, en suma una condena

su cuerpo acorazado, crisantemo

sin pétalos ni hojas indecisa

alma con su incierta identidad.

 

 

*

 

 

Necesita poner orden exacto

al cielo de la noche, esas estrellas

ocultas en lo oscuro, muy lejanas

para contarlas, cada vez más leves,

una por una, ajadas en chirridos

perdidas luego en antros, distracciones.

Sabe solo el esparrago de monte

mirar hacia lo alto, de la tierra

distante por tendencia natural

y por destino astral e inclinación,

una nave espacial en su despegue

y misión vegetal, dedo atraído

por el arce que expolia bostezante,

por la ola del castaño y el encanto

de la vida que franquea las copas

del abedul y el carpe, el esparrago

así asomado imagina la luna

como arribo y escenario del amor,

lugar soñado, escala hacia el sueño.

Giuseppe Grattacaso Nació en Salerno en 1957 y vive en Pistoia. Ha publicado los siguientes libros de poesía: Devozioni (1982, con un prólogo de Ren ... LEER MÁS DEL AUTOR