Revoluciones inacabadas
(Traducción al español de Agathi Dimitrouka)
No, no debemos
No, no debemos encontrarnos
Antes de la puesta del sol
En el bosque de las latas vacías
Porque nuestros deseos son barcos
Que en una noche de invierno anclan
Enfrente, en Salamina, mientras nosotros
Pedimos los turnos nocturnos
en Beirut, en Hostia
No, no debemos encontrarnos
Antes de la puesta del sol
En el bosque de los condones tirados
Porque nuestros deseos son viles tabernas
En Pérama
Donde en las noches se perpetúa el género con zeimpékiko
Mientras nosotros marineros silenciosos y fuertes
Hijos de la mar y del amor
Bajamos lentamente los escalones del barco
En las habitaciones interiores allí donde pasan
Las alcantarillas de los deseos muertos
En las habitaciones interiores allí donde pasan
Las alcantarillas de Nueva York
En las habitaciones interiores allí donde pasan
Tu madre, mi madre de negro
En las habitaciones interiores allí donde los perdidos
Apuestan con naipes y dados
Por un cigarillo
Por un café
Sus deseos muertos
Yo me disuelvo
Yo me hago pedazos
Y tú me invitas
Entre personas oficiales
Para que observe desde la tarima
Mi funeral
La cena
Con los miembros esparcidos de mi cuerpo
No, yo prefiero no ir al bosque
De las latas vacías
No, yo no iré al bosque
De los condones tirados
Me quedaré en las habitaciones interiores
Allí donde pasan sin cesar
Las alcantarillas
Las alcantarillas de Nueva York
Tu madre, mi madre de negro
No, yo no iré al bosque
Puedes, entonces,
Salir esta noche con los judíos de Nueva York.
Oda a Marilyn Monroe
Pinten sobre mi cuerpo todos los cráteres
de los volcanes de la tierra, la viruela de los trabajadores en el puerto
de Nueva York
Pinten sobre mi cuerpo los eunucos del nuevo emperador,
la voz de las grullas de ĺbico
Pinten sobre mi cuerpo a mi madre Ethel
‒Ethel ¿se llamaba?‒ a mi último amante
que falleció sobre una moto en Chicago
Pinten sobre mi cuerpo el compartir del jazz
del rock and roll, del hachís y de los barbitúricos
Pinten sobre mi cuerpo a los homosexuales de Kinsey
y las prostitutas de Nueva York
Graben sobre mi cuerpo a aquella señora
en la tele diciendo «las setas tibetianas son preferibles para
la comida del miércoles»
Graben sobre mi cuerpo mi voz en disco de 78 RPM
cantando el Himno Nacional de Estados Unidos
Luego en la mitad de la noche den a circulación mi figura sobre céntimos
sobre papel higiénico
sobre cuadernos escolares
y sobre ropa interior barata.
Todo esto dijo en aquella mañana Marilyn Monroe
entrando en los WC de Nueva York
teniendo en las manos su matriz
sus pestañas falsas y su cabeza.
Canción tradicional desconocida
Permítanme que me enamore, yo Ana de Aragón,
del último descendiente de la familia de los Comneno y que parta
con él en tren para un viaje infinito a Kyparisía
entre olivos y pinos, periódicos de provincia y piedras
y hacia la noche les prometo rendirme a sus mercenarios
y a su hoguera delante de la plaza de Kalamata
poniendo solo un velo de viuda y ese anillo de mi boda
Revoluciones inacabadas
A favor de tu vida íntima rezo en las tardes
ahora que te han privado del derecho de vivir
como los alumnos de las tapias, como las interferencias
de las emisiones estatales de la radio
Programas Nacionales de Erección
Y ya lo veo todo ahora cómo se hace
sin sentido, silenciosamente detrás de la pared
Tu cuerpo cuando te acuestas
La distancia hasta el techo
La línea evasiva desde la calle central
Las visitas que has dejado de frecuentar
Tus pocas palabras tiradas en el día
Ya sé cómo vives ahora que hemos abandonado las cartas
y no tenemos otro modo para discutir
Solo una calle conocía en tu ciudad
Daba a los tribunales y los juicios perdidos
Acaso ahora en tu sueño
está bajando él por la ventana abierta
pidiéndote con insistencia un cigarrillo
Aquí está el amigo mío, solo entre la multitud
brindando por la salud de todos nosotros.
Estudiantes de la Facultad de Agronomía
Los otros que llegarán ‒ estudiantes de la Facultad de Agronomía
tendrán las ventanas cerradas durante su estudio
En vasos los secretos de la vida perdida de las plantas
de los árboles muertos guardarán.
Sobre el suelo, a lado de tazas de café,
de cajas de azúcar
pijamas de rayas verticales tendrán puestas.
A través de las ventanas, cuando la ciudad duerma,
estarán asomados
viendo solitarios
por el cielo de la eyaculación
al ángel del atardecer.