

Presentamos un texto clave del recordado poeta y payador argentino.
Gabino Ezeiza
AL NOBLE PUEBLO ORIENTAL
Daré principio, señores,
Saludando a los presentes,
Que son bastante indulgentes
Porque me van a escuchar.
Harán sus razonamientos
Con la más tranquila calma,
Cuando las penas de mi alma
Vaya empezando a cantar.
Empezaré por decirles
Que yo tengo una alma ardiente,
Una soñadora mente
Y un sensible corazón.
Mis sueños presagian glorias,
Mi alma, a otra que ha perdido,
Y mi corazón herido
Llora por una pasión.
Aun cuando quiero en el canto
Expresar mi sentimiento,
Es tan doloroso y cruento
Que no lo puedo pintar;
Porque hay pasiones que el hombre
Sufre tan grande y tan fuerte
Que tal vez la misma muerte
No lo pueda quebrantar.
A pesar de que no es justo
Que en medio de la alegría
Vierta una lágrima mía,
Que es imagen del dolor!
No es justo que vierta el llanto
Una alma que se halla herida,
Entre seres que en la vida
solo soñaron amor.
Empero, por eso es mundo;
Todo en él se encuentra unido:
Los ayes de un afligido
A los cantos de placer;
La opulencia a la pobreza,
Aunque parezca distante,
Que hoy viene a ser mendicante
El Creso que ha sido ayer.
En casa que hay alegría
Quién sabe si al lado de ella
No se entable una querella,
O alguno espirando está…
Y quizá en el mismo instante
Que lance el postrer lamento
Le lleve en giros el viento
Las armonías de acá!…
¡Quién sabe si un fatalista
Quiere arrancarse la vida,
Y tiene el arma homicida
Dirigida al corazón…
Y de allí tan solo a un paso,
Forjando alguna quimera,
Se halle un joven calavera
Cantando alguna canción!…
O tal vez alguna madre
En ademan suplicante
Llorando está en ese instante
Al hijo, que ser le dio…
Y que, olvidando el cariño
Que á la madre le debía,
Pasa de orgía en orgía,
O sus bienes disipó!…
Por eso se llama mundo:
Los unos en la opulencia,
Otros lloran su indigencia
Y van mendigando un pan!
Y si hoy nosotros reímos,
Tal vez mañana lloramos,
Porque así todos marchamos
Tras de un mentiroso afán!
Al escuchar los latidos
De los que atentos me miran,
Mi mente anhelosa inspiran,
Conmoviendo el corazón;
Pero yo me sobrepongo
A la atención cautivada,
Aunque mi voz embargada
Se encuentra por la emoción.
Me remontaré a la esfera
En donde constante vivo
Y la inspiración recibo
Dejando lo material.
Buscaremos en los astros
La perfecta analogía
Que encierra cierta porfía
Que va mi mente a entablar.
Trátase, pues, de dos astros,
Que ambos parecen brillantes
Porque se hallan muy distantes
Del punto de observación.
Mas si se observan de cerca
Se verá cuán diferentes
Son esos astros fulgentes,
Lámparas de la creación.
La irradiación que uno ejerce
Al otro la luz le apaga;
Entonces incierta y vaga
En el éter se perdió.
Mas después el que ha quedado.
Al parecer ya triunfante,
Otro surge más gigante
Que del todo le ocultó.
Así, pues, como la luna,
Cuando só las aguas riela
Dejando plateada estela,
Mostrando su linda faz;
Que después que en el Oriente
Asoma su rostro Diana,
Despuntando la mañana,
No nos ilumina mas.
Así es mi vida, señores,
Cuando yo alegre me siento
Olvido en ese momento
Todo lo que antes sufrí.
Aunque después, cuando salga.
Recuerde mi sufrimiento;
No ha de heriros mi lamento:
Ya estaré lejos de aquí!
¿En qué podré divertiros
Siendo mi canto tan triste?
Si solo en mi pecho existe
Amarguras y pesar
¿En qué podré divertiros,
Si con aparente calma
Yo quizá desgarro el alma
Del que me escucha cantar?
¡En qué podré divertiros! …
Dejad pues que mi lamento
Vaya a perderse en el viento,
De mis labios al salir.
Dejad, que tal vez la suerte,
De perseguirme cansada
Me dé una dulce alborada
Después de tanto sufrir.