Lluvia Oblicua
(Traducción al español de Mario Bojórquez)
LLUVIA OBLICUA
I
Atraviesa este paisaje mi sueño de un puerto infinito
Y el color de las flores es transparente en las velas de grandes navíos
Que dejan el muelle arrastrándose en las aguas por la sombra.
Las figuras al sol son las de aquellos árboles antiguos…
El puerto que sueño es sombrío y pálido
Y este paisaje está lleno de sol de este lado…
Pero en mi espíritu el sol de este día es puerto sombrío
Y los navíos que salen del puerto son estos árboles al sol…
Liberado al doble, me abandono del paisaje abajo…
La silueta del muelle es la carretera nítida y tranquila
Que se levanta y se alza como un muro,
Y los barcos pasan por dentro de los troncos de los árboles
Con una horizontalidad vertical,
Y dejan caer amarras en el agua por las hojas una a una dentro…
No sé quién me sueño…
Súbitamente toda el agua del mar del puerto es transparente
Y veo en el fondo, como una estampa enorme que allí
estaba desdoblada,
Este paisaje todo, hileras de los árboles, camino
ardiendo en aquel puerto,
Y la sombra de una nave más antigua que el puerto que pasa
Entre mi sueño del puerto y mi ver este paisaje
Y llega junto a mí, y entra por mí dentro,
Y pasa hacia el otro lado de mi alma…
II
Se ilumina la iglesia por dentro de la lluvia de este día,
Y cada vela que se enciende es más lluvia golpeando en el cristal…
Me alegra oír la lluvia porque ella es el templo encendido,
Y los vidrios de la iglesia vistos desde fuera son el sonido
de la lluvia oída por dentro…
El esplendor del altar mayor es no poder ya casi ver los montes
A través de la lluvia que es oro tan solemne en el paño del altar…
Suena el canto del coro, latín y viento sacudiéndome los cristales
Y se siente el chirrido del agua en el hecho de que haya un coro…
La misa es un automóvil que pasa
A través de los fieles que se arrodillan por ser hoy un día triste…
Súbito viento sacude en esplendor mayor
La fiesta de la catedral y el ruido de la lluvia absorbe todo
Hasta que solo se oye la voz del padre agua perderse a lo lejos
Con el sonido de las ruedas de automóvil…
Y se apagan las luces de la iglesia
En la lluvia que cesa…
III
La Gran Esfinge de Egipto sueña por dentro de este papel…
Escribo —y ella se me aparece a través de mi mano transparente
Y a orillas del papel se alzan las pirámides…
Escribo —me perturba ver el pico de mi pluma
Que es el perfil del rey Keops…
De repente paro…
Se oscureció todo… Caigo por un abismo hecho de tiempo…
Estoy soterrado bajo las pirámides escribiendo versos a
la luz clara de este candelero
Y todo Egipto me aplasta desde arriba a través de los
trazos que hago con la pluma…
Oigo la Esfinge reír por dentro
El sonido de mi pluma corriendo en el papel…
Atraviesa una mano enorme el que yo no pueda verla,
Barre todo hacia el rincón del techo que queda detrás de mí,
Y sobre el papel donde escribo, entre él y la pluma que escribe
Yace el cadáver del rey Keops, mirándome con ojos muy abiertos,
Y entre nuestras miradas que se cruzan corre el Nilo
Y una alegría de embarcaciones embanderadas yerra
En una diagonal difusa
Entre mí y lo que yo pienso…
¡Funerales del rey Keops en oro viejo y en Mí!…
IV
¡Qué panderetas el silencio de esta habitación!…
Las paredes están en Andalucía…
Hay danzas sensuales en el brillo fijo de la luz…
De repente todo el espacio se detiene….
Se detiene, se desliza, se despliega…,
Y en un rincón del techo, mucho más lejos de lo que él está,
Abren manos blancas ventanas secretas
Y hay ramos de violetas que caen
De haber una noche de Primavera por ahí
Sobre el yo estar de ojos cerrados…
V
Allí fuera un remolino de sol los caballos del carrusel…
Árboles, piedras, colinas, bailan parados dentro de mí…
Noche absoluta en la feria iluminada, luna de miel en el
día de sol allá afuera,
Y las luces todas de la feria hacen ruido en los muros del
patio trasero…
Corros de chicas con jarra en la cabeza
Que pasan allá afuera, llenas de estar bajo el sol,
Se cruzan con grandes grupos pegajosos de gente que
anda en la feria,
Gente toda mezclada con las luces de los puestos con la
noche y con la luz de la luna,
Y los dos grupos se encuentran y se penetran
Hasta que forman solo uno que es los dos…
La feria y las luces de la feria y la gente que anda en la feria,
Y la noche que toma la feria y la levanta al aire,
Andan por encima de las copas de los árboles llenos de sol,
Andan visiblemente por debajo de las piedras que lucen al sol
Aparecen al otro lado de las jarras que las chicas llevan a la cabeza,
Y todo este paisaje de primavera es la luna sobre la feria,
Y toda la feria con ruidos y luces es el suelo de este día de sol…
De repente alguien sacude esta hora doble como en una criba
Y, mezclado, el polvo de las dos realidades cae
Sobre mis manos llenas de dibujos de puertos
Con grandes naves que se van y no piensan en volver…
Polvo de oro blanco y negro sobre mis dedos…
Mis manos son los pasos de aquella chica que abandona la feria,
Sola y contenta como el día de hoy…
VI
El maestro sacude la batuta,
Y lánguida y triste la música rompe…
Me recuerda mi infancia, aquel día
En que jugaba al pie de un muro del patio
Tirándole con una pelota que tenía de un lado
El deslizar de un perro verde, y del otro lado
Un caballo azul corriendo con un jockey amarillo…
Prosigue la música, y he aquí en mi infancia
De repente entre mí y el maestro, muro blanco,
Va y viene la pelota, ora un perro verde,
Ora un caballo azul con un jockey amarillo…
Todo el teatro es mi patio, mi infancia
Está en todas partes, y la pelota viene a tocar música,
Una canción triste y vaga que pasea en mi patio
Vestida de perro verde que se convierte en jockey amarillo…
(Tan rápido gira la pelota entre yo y los músicos…)
La tiré contra mi niñez y ella
Atraviesa el teatro todo que está a mis pies
Jugar con un jockey amarillo y un perro verde
Y un caballo azul que aparece por encima del muro
De mi patio… Y la música dispara con pelotas
A mi infancia… Y el muro del patio trasero está hecho de gestos
De batuta y rotaciones confusas de perros verdes
Y los caballos azules y los jockeys amarillos…,
Todo el teatro es un muro blanco de música
Por donde un perro verde corre detrás de mi saudade
De mi infancia, caballo azul con un jockey amarillo…
Y de lado a lado, de derecha a izquierda,
Donde hay árboles y entre las ramas al pie de la copa
Con orquestas tocando música,
Hacia donde hay filas de pelotas en la tienda donde la compré
Y el hombre de la tienda sonríe entre las memorias de mi infancia…
Y la música cesa como un muro que se derrumba,
La pelota gira por el despeñadero de mis sueños interrumpidos,
Y de lo alto de un caballo azul, el maestro, jockey
amarillo que se convierte en negro,
Agradece, posando la batuta encima de la fuga de un muro,
Y se curva sonriendo, con una bola blanca encima de la cabeza,
Bola blanca que le desaparece por la espalda abajo…
08/03/1914
-“Lluvia oblicua” en su parte sexta tiene ya la voz de Alvaro de Campos, quien aún no ha aparecido en la escritura de Fernando con ese nombre. Está fechado el 8 de marzo de 1914, ese mismo día escribió El guardador de rebaños de Alberto Caeiro, de pie en la famosa cómoda y después y con el mismo impulso la “Lluvia oblicua”. (N. del T.)
-Fernando Pessoa
El hombre multitudinario
Selección, traducción y notas de Mario Bojórquez
Ediciones de la UNAM
México, 2025